Bronca entre productores de soja: reciben mejor precio pero pierden una parte por brecha del dólar
Las protestas iniciales del campo se fueron moderando, y ahora todo indica que el director del ARCA, Juan Pazo, no estaba tan errado: el precio de la soja no solo no bajó tras el fin de las "retenciones cero" sino que sigue al alza, lo cual implica que las ganancias por la exención impositiva no quedarán solamente en la caja de un puñado de empresas cerealeras, sino que también ingresarán a las cuentas bancarias de los productores.
Por lo pronto, el lunes se pagó por la soja $475.000 por tonelada, mientras que el viernes pasado -cuando se dio por cerrado el "holiday tax" del agro-, el precio estaba en $453.000. Todo indica que, pese a las quejas, sí habrá margen para que los sojeros que no habían llegado a tiempo para cosechar y enviar su mercadería al puerto rosarino puedan tener su parte de ganancia.
Hasta la semana pasada, la queja generalizada era que mientras la supresión de retenciones representaba teóricamente una mejora de u$s106 por tonelada, los productores solamente recibieron un incremento de u$s52. Y que los reales beneficiados eran Bunge, LDC, Cofco, Cargill, Viterra y Molinos, que compran para industrializar o para exportar grano.
Pazo, que salió al cruce de las acusaciones de que había un "acomodo" entre el gobierno y las grandes exportadoras, dijo que los productores sojeros, que lo estaban "puteando en colores" tendrían su oportunidad de pelear el precio y embolsar el beneficio impositivo.
Su argumento era que, ante el pedido del gobierno por apurar el ingreso de divisas, había exportadoras que habían adelantado los dólares por compras que todavía no se habían concretado. Es decir, habían anotado exportaciones pero dependerían de que los productores les vendieran luego el grano.
Y el propio Pazo sugirió que, ante esa situación, los productores debían pelear el precio para que le reconocieran parte de ese beneficio impositivo. En otras palabras, que no debían resignarse a que, una vez terminada la ventana de "retenciones cero" las exportadoras les pagaran los mismos $400.000 por tonelada que regían hasta el mes pasado, sino que debían hacer valer su posición negociadora.
Y todo indica que eso es lo que ocurrirá, con un precio neto para el productor que, hablando en dólares, ronda los u$s350, frente a los u$s300 del momento "pre efecto Bessent".
El crédito de las cerealeras
¿Por qué está ocurriendo esa mejora en los precios, después de la denuncia sobre una "estafa" para beneficiar sólo a las compañías exportadoras? Ocurre que solamente un 40% de lo que se exportó durante esta ventana de "retenciones cero" corresponde a embarques reales. El resto, unos u$s4.000 millones, es dinero que las empresas obtuvieron de fondos propios o con créditos de sus casas matrices y que le liquidaron en un breve lapso al ministro Toto Caputo, como forma de superar la crisis de volatilidad cambiaria.
Como contrapartida, se quedan con unos $9 billones, que usarán para comprar granos a los productores y, además, divisas para repagar lo que hayan tomado de líneas crediticias. Hay versiones en el mercado en el sentido de que también habrían comprado bonos del Tesoro ajustables por tipo de cambio.
Los analistas del campo asimilan esta operación a un préstamo que las grandes cerealeras le hacen al gobierno, con un interés de 21%. El final de esa cadena es la recuperación de los dólares para las exportadoras, que ocurrirá cuando compren la mercadería a los productores y efectivicen la exportación. Esto puede demandar hasta tres meses.
Por eso, hay quienes ven la mano de las cerealeras detrás del súbito incremento del volumen negociado en el mercado del dólar futuro, donde los contratos de mayor demanda coinciden con los meses de la cosecha gruesa. Este lunes, aumentó en u$s500 millones la cobertura en futuros. De esta manera, las empresas buscan simultáneamente minimizar el riesgo de subas en la cotización de la soja y, además, de una eventual devaluación post electoral.
Oportunidad de revancha
Los más optimistas calculan que, finalmente, esa exención impositiva equivalente a u$s1.500 millones se terminará repartiendo aproximadamente en mitades, entre los pequeños productores y las cerealeras.
Dependerá, claro, de la negociación entre ambas partes, además del tipo de cambio y de la tendencia en el precio internacional de los commodities agrícolas.
Por lo pronto, los productores tienen un factor que juega en su favor: durante la semana en que duraron las exenciones, se produjo un "fenómeno embudo" por la gran cantidad de camiones que ingresaron a la zona portuaria de Rosario. Esto encareció los costos logísticos, y por lo tanto hizo que el precio neto no tuviera todo el incremento esperable en un contexto sin retenciones.
Ahora, en cambio, hay 90 días para que los sojeros vayan entregando su mercadería a las exportadoras que ya se comprometieron a embarcar. Según estima el gobierno, ese monto equivale a unas 19 millones de toneladas, parte de la cual todavía no está sembrada.
Lo que afirma el gobierno es que, al contrario de lo que se dijo en los primeros análisis, las cerealeras que estén obligadas a comprar por esas declaraciones de exportación ya anotadas, no estarán en condiciones de descontar el 26% de retenciones, aun cuando formalmente sigan vigentes. Y que, por lo tanto, en los hechos habrá una extensión del beneficio al menos por tres meses.
Pero un día volvió la brecha
Sin embargo, este atisbo de mejora en los precios no significa que los productores agrícolas estén a salvo de problemas de otra índole. Por caso, al mismo tiempo que se produjo la exención de retenciones, el Banco Central tomó la polémica medida que impide, a quienes compran dólares en el mercado oficial, vender en el MEP o en el "contado con liqui".
Esto generó una instantánea brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, que en este momento se ubica en 10%. Para el productor, el efecto de la brecha puede ser tan nocivo con un impuesto.
Los números son elocuentes al respecto. Con los $475.000 que recibe el sojero, está obteniendo un precio de unos u$s350 por tonelada, si se la considera al tipo de cambio oficial. Pero si con esos pesos el productor quiere dolarizarse para importar insumos, ya no puede acceder al dólar mayorista sino que tiene que ir al paralelo, donde la cotización llegó a $1.496 por dólar. Es decir, de aquellos u$s350, sólo quedan u$s317, lo que implica una pérdida de 6%% respecto de los u$s338 que se podía obtener hasta el jueves pasado -había un spread de un 3% con el paralelo-.
En definitiva, el "efecto retenciones cero" implicó una mejora que, hasta el lunes, era de u$s60. Pero el regreso de la brecha cambiaria la recortó nuevamente hasta u$s40. Si, como temen muchos analistas, en las próximas semanas esa tensión cambiaria agranda más la brecha, las cuentas del productor se erosionarán más. Y ahí sí que se pondrá a prueba la fuerza negociadora con los grandes jugadores que ya concretaron su exportación.