• 4/12/2025
ALERTA

Con el Congreso a su favor, ahora Milei debe convencer al mercado de que puede pasar del ajuste al crecimiento

La calma preelectoral se logró al costo de enfriamiento económico y dolarización récord. La oposición pide señales de que termine el aislamiento político
27/10/2025 - 00:19hs
Con el Congreso a su favor, ahora Milei debe convencer al mercado de que puede pasar del ajuste al crecimiento

Hubo una novedad en el discurso de Javier Milei, que sintetiza el momento político "bisagra": eligió como frase de cierre el lema trumpista: "Hagamos a Argentina grande de nuevo". Para el presidente, es la hora de acelerar: considera que su ahora holgada situación parlamentaria le dará no sólo el aval para desarmar las restricciones económicas que había heredado del peronismo, sino para imponer una agenda nueva.

Hasta ahora, Milei afirmaba que en 2023 había recibido un mandato -job description, prefiere decir, en jerga corporativa- que consistía básicamente en dos puntos: bajar la inflación y combatir la delincuencia.

Ahora, en cambio, siente que puede aplicar un plan que fue refrendado por la población y, además, por el respaldo de la primera potencia mundial. Implementación de un nuevo marco laboral, reforma impositiva, aceleración de la inversión privada, revisión del sistema jubilatorio: todos los puntos clásicos del liberalismo, para los cuales nunca se alcanzaba mayoría política, hoy se ven como logros factibles.

Y, cumpliendo con el pedido que le han hecho desde varios frentes -desde Trump hasta Mauricio Macri, desde los gobernadores provinciales hasta el Fondo Monetario Internacional-, el presidente mostró un cambio de tono. No hubo frases revanchistas ni burlonas, no hubo alusión a "kukas", "econochantas" ni "mandriles", sino más bien un guiño a la oposición para que las reformas sean la consecuencia de un consenso amplio.

Ese era, más que las cifras del escrutinio, el gran interrogante que había en el ámbito político y en el mercado financiero: si de las palabras y el tono de Milei podía inferirse una vocación de aislamiento o si estaría abierto a sugerencias.

Y, si bien no entró en detalles, Milei dio la impresión de haber tomado nota de los pedidos. El solo hecho de afirmar que es a partir de ahora que empieza la transformación del país lleva implícita la aceptación de que, hasta ahora, el foco estuvo en el ajuste fiscal.

Los primeros gestos del presidente indican que, en la segunda etapa, se acercará al reclamo público que le había hecho Macri hace dos semanas: "Ahora hay que arrancar y crecer sin parar". En aquella carta pública, el ex presidente planteó la necesidad de "construir una nueva mayoría", con lo cual se podría dejar atrás el estancamiento -o sea, contrariaba el triunfalismo oficialista sobre el crecimiento de la economía-.

También ganó Bessent

Pero, sobre todo, lo que dejó el resultado de la elección fue la confirmación de un dato conocido -el alto rechazo que sigue generando el kirchnerismo- y la aparición de un dato sorpresivo: que la población tomó como un hecho positivo el apoyo del gobierno de Estados Unidos.

Ese punto era, también, una de las cuestiones que generaba dudas entre los encuestadores. En lo discursivo, los argentinos suelen expresar un sentimiento de rechazo hacia la nación del norte -aunque las preferencias a la hora de consumir y de elegir destinos vacacionales no parezcan confirmarlo-. Lo cierto es que había una sospecha de que esa dependencia de la asistencia financiera del Tesoro estadounidense podía ser interpretada casi como una intervención el gobierno de Milei por parte de la administración Trump. Y, que, como consecuencia, un sentimiento de orgullo nacionalista herido generase un rechazo en las urnas.

No por casualidad, con la astucia política que la caracteriza, Cristina Kirchner había planteado que la verdadera disyuntiva en las elecciones legislativas era "Bessent o Perón", haciendo un paralelismo con el "Braden o Perón" de 1946.

Pero la realidad demostró que Cristina tuvo un error de cálculo: ese eslogan pudo haber sido efectivo para el núcleo duro del peronismo, sobre todo los de su generación, pero difícilmente le dijera algo a los jóvenes veinteañeros que nunca tuvieron un empleo con sueldo fijo, para quienes Perón es un personaje histórico, y para quienes EE.UU. genera más sentimientos aspiracionales que de rechazo.

Más bien al contrario de lo que esperaba Cristina, el viejo eslogan parece estar dándole más rédito político al gobierno de Trump, como quedó demostrado por la chicana de Bessent a la senadora demócrata Elizabeth Warren, a quien comparó -en una foto trucada por IA- con Evita Perón.

El alto costo de la estabilidad

La contundencia del resultado debe haber convencido a Milei y su equipo de que buscar la ayuda de Estados Unidos cumplió uno de los objetivos buscados: llegar a la fecha de las elecciones sin que se generara un caos cambiario ni un contagio del dólar a los precios.

El costo a pagar fue alto, como lo reconoció el propio Toto Caputo: tasas de interés en niveles incompatibles con el crédito, enfriamiento de la economía y una sensación de incertidumbre para las inversiones, con alto índice de riesgo país.

Además, claro, del costo financiero propiamente dicho: en un mes -sin contar las intervenciones en futuros ni las ventas de bonos dólar linked- el BCRA vendió reservas por u$s1.156 millones. Además, en el mercado se estima que el Tesoro vendió otros u$s2.107 millones. Y si a eso se suma los u$s2.000 millones del US Treasury, la cantidad de dólares volcados al mercado suma un total de u$s5.263 millones en un mes.

En la expectativa del gobierno, ahora parte de ese costo se recuperará, por varias vías: empezando por el dólar, que seguramente bajará su cotización, lo cual permitirá al Tesoro recomprar a precio más barato del que vendió. Además, hará menos onerosa la colocación de los bonos "dólar linked". Y hasta queda la posibilidad de que el Banco Central tenga una ganancia importante en el mercado de futuros.

Si se confirma lo que el mercado espera -es decir, una suba generalizada de bonos de deuda soberana y acciones de empresas argentinas-, entonces la apuesta de Bessent al "comprar pesos subvaluados" terminará siendo negocio para el secretario del US Treasury… y para sus inversores amigos, que habían hecho fuertes apuestas al carry trade en 2024.

Milei, con mayoría pero sin excusas

Pero entre los aliados de Milei hay todavía un temor: que el presidente confunda el respaldo electoral como un permiso para avanzar en sus políticas más cuestionadas, como por ejemplo el uso del dólar como ancla de la inflación.

Desde los industriales hasta el propio FMI han reclamado que, tras las elecciones, se debería hacer una transición suave hacia un esquema de libre flotación. Sólo de esa manera se podrá acumular reservas, un objetivo que Caputo pareció relegar a un segundo orden de importancia, pero que para los economistas es el gran talón de Aquiles del plan económico. Sin embargo, hasta ahora no hubo señales del gobierno en ese sentido.

Luego está el tema del gasto público. La interpretación de los politólogos y de la "oposición dialoguista" es que la gente votó a Milei a pesar de la motosierra y no como expresión de apoyo al ajuste permanente.

Esto implicará un desafío para el gobierno, que reconoció públicamente que los gobernadores provinciales tenían razón al quejarse sobre el recorte de recursos financieros para la obra pública.

Gastar más en rubros que han sido virtualmente congelados implicará elegir otras variables de ajuste, y ninguna será indolora. Es probable que haya que acentuar la reducción de subsidios a los servicios públicos, lo cual enervará más a la clase media.

Y, finalmente, lo que tiene muy claro la facción aliada de Milei -sobre todo el macrismo-, es que una victoria legislativa de medio término no es una garantía contra sobresaltos. Macri había obtenido un triunfo resonante, ganándole a la mismísima Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires, y pocas semanas después quedó sumido en la debilidad política, con el Congreso bajo una lluvia de piedras y un mercado que lo forzó a devaluar y pedir ayuda urgente al FMI.

¿Qué lectura política hará Milei sobre el mensaje del electorado? Por lo pronto, lo que está más claro es que, tal como él planteó durante la campaña, hay una reticencia de la sociedad a regresar a la fórmula populista. No está tan claro, en cambio, qué margen de tolerancia social queda para continuar un escenario de ajuste.

En definitiva, lo que el presidente ganó en las urnas lo perderá en lo discursivo. Porque ya con una posición holgada en el Congreso, hay también un momento bisagra en el plano político: de ahora en adelante, no habrá formar de culpar al "riesgo kuka" por los reveses que surjan en el manejo de la economía.