¿Nike en crisis total?: la acción se derrumba más de 16% en el año y Wall Street habla de "empresa estancada"
Durante décadas, Nike no solo marcó tendencias: dictó las reglas del negocio global del deporte. Pero el 2025 le devolvió un golpe que casi nadie había previsto. Mientras el S&P 500 toca máximos históricos y la inteligencia artificial empuja a las tecnológicas, la acción de Nike cae más de 16% en el acumulado del año y se instala en una zona de dudas que incomoda incluso a sus seguidores más fieles.
La sensación en Wall Street es que el gigante perdió brillo. Lo que antes parecía una máquina imparable de marketing, diseño e innovación hoy se percibe como una estructura lenta, burocrática y desconectada del consumidor. Los balances recientes añadieron sal a la herida: ventas por debajo de lo esperado, márgenes en retroceso y montañas de stock acumulado que obligaron a liquidaciones masivas.
Para el inversor, el derrumbe plantea la pregunta eterna: ¿estamos ante una oportunidad de compra gigante o ante un cuchillo cayendo a toda velocidad? La respuesta depende de entender qué se rompió dentro del imperio de Phil Knight.
Nike dejó de innovar: el terreno perdido en running y el avance imparable de Hoka y On
La crítica más repetida es demoledora: Nike perdió el eje de la innovación. Durante años vivió de la nostalgia con modelos legendarios como Air Force 1, Dunk o Jordan. Pero la moda cambió y la saturación llegó. El consumidor quiere novedad, comodidad, tecnología. Y Nike, en 2025, no la tiene.
Mientras repetía fórmulas, Hoka y On Running tomaron el control del running premium. Las suelas gruesas de Hoka y la tecnología "CloudTec" de On se apoderaron de las calles de Buenos Aires, Nueva York, Berlín y Londres. El símbolo del status deportivo ya no es el Swoosh: son las "nubes" suizas y la estética maximalista.
El dato que más dolió en Portland llegó en el verano boreal: Adidas superó a Nike en ventas de sneakers, impulsada por el renacimiento de Samba y Gazelle. La tendencia retro, que Nike podía haber dominado, encontró dueño en su eterno rival alemán.
Analistas de Wall Street lo resumen sin piedad: Nike se volvió una empresa de marketing sin producto nuevo que justifique su precio. Hasta que no lance una innovación que vuelva a generar deseo, seguirá a la defensiva.
China se enfrió y la estrategia "DTC" terminó siendo un tiro en el pie
China fue durante una década el motor de ganancias más explosivo para Nike. Pero en 2025, la economía del gigante asiático entró en pausa y el consumidor se volcó a marcas locales. Para una empresa que depende fuertemente de esa región, el golpe fue profundo y directo al balance.
El problema no es solo macroeconómico. Nike cometió un error estratégico que hoy paga carísimo: la política "Consumer Direct Offense", que buscó obligar a los clientes a comprar solo en Nike.com o tiendas propias, expulsando a miles de minoristas multimarca. En teoría era brillante —más margen, más control—, pero la ejecución fue desastrosa.
Al desaparecer de esas vidrieras, Nike dejó espacio libre para Hoka, On, Brooks y otras marcas emergentes. Los consumidores probaron alternativas por primera vez… y muchos encontraron productos más cómodos, más frescos, más diferenciales.
En 2025, Nike intenta recomponer relaciones con retailers como Macy’s o Foot Locker, pero volver a entrar en la estantería cuesta dinero, tiempo y mucho orgullo corporativo. El daño ya está hecho.
La lectura de Wall Street: ¿acción barata o trampa de valor?
Los bancos de inversión no se guardan nada: Nike atraviesa un año decisivo y de riesgo. Morgan Stanley subraya la falta de crecimiento; JP Morgan habla de "año de transición"; Bank of America advierte que la reconstrucción llevará más tiempo del que el mercado está dispuesto a tolerar.
El problema es la falta de visibilidad. Nike retiró proyecciones varias veces en los últimos meses. Cuando una compañía no puede anticipar sus propios ingresos, el mercado asume el peor escenario. Por eso la acción testeó mínimos de varios años.
Sin embargo, el debate no está cerrado. Algunos analistas contrarian ven que la acción ya descontó buena parte del pesimismo. Con una caída del 16% anual —y más del 50% desde máximos históricos—, argumentan que Nike podría estar más cerca de un piso que de un nuevo derrumbe.
Todo depende de si la compañía vuelve a generar deseo. Y eso nos lleva al factor que mantiene viva la esperanza de 2026.
El "Efecto Elliott Hill": ¿puede el nuevo CEO salvar a Nike?
El cambio de liderazgo fue recibido como un shock positivo. La salida de John Donahoe —muy criticado por priorizar procesos sobre producto— abrió paso a Elliott Hill, un histórico de la casa que entiende el deporte desde adentro.
Hill lanzó un mensaje contundente: Nike debe volver a ser Nike. Simplificó estructuras, achicó capas de gerencia y reorientó los equipos hacia el diseño de productos realmente innovadores. Internamente, el mantra es "Win Now".
Pero el mercado quiere resultados, no slogans. Los próximos meses serán decisivos: Nike debe mostrar señales claras de recuperación en running, lanzar una línea potente para 2026 y demostrar que la cultura interna volvió a alinearse detrás del producto.
Si Hill logra ese giro, el rebote puede ser violento. Si no, Nike puede profundizar su caída hacia nuevos mínimos.
Cómo invertir en Nike desde Argentina sin correr más riesgo del necesario
Quienes quieran aprovechar el desplome pueden hacerlo desde Argentina mediante el CEDEAR NKE, que replica el precio de la acción en Wall Street y se ajusta por el dólar CCL. Se compra en pesos, protege contra devaluaciones y permite exposición a una marca global sin abrir cuenta afuera.
La operatoria es simple: abrir una cuenta comitente, transferir fondos y comprar NKE. El ratio de conversión hace que el ticket sea accesible para pequeños inversores, y el pago de dividendos agrega atractivo de largo plazo.
Pero Nike no es un activo para impacientes: — sigue volátil, — enfrenta competencia feroz, — atraviesa un reordenamiento interno profundo.
La recomendación general de los expertos es clara: posición moderada, compras escalonadas y horizonte mínimo de 12 a 24 meses. Es una apuesta a que el Swoosh vuelva a brillar… no un trade rápido.