La UIA enfrenta los controles de precios y pide atar los salarios a la productividad

Los empresarios sentaron en un documento su desacuerdo con la "interferencia" de Moreno y sugieren retomar mecanismo de negociación salarial de los 90´
ECONOMÍA - 19 de Agosto, 2009

A medida que avanzan la inflación y las demoradas paritarias, los industriales se convencen cada dí­a más que el Gobierno debe desregular los precios y acotar la suba de salarios.

Por ello, en la última reunión de la junta directiva, la Unión Industrial Argentina (UIA) reforzó su cargada agenda con un fuerte rechazo a la polí­tica oficial de precios y un llamado a la "previsibilidad" en la puja distributiva, entre otros reclamos.

En momentos en que las estimaciones privadas se distancian más de los números del INDEC y después de que el Ejecutivo diera marcha atrás con los aumentos de tarifas de gas y luz, la presión de la industria alimenticia y farmacéutica se hizo sentir y quedó reflejada en el documento de más de 80 páginas que la entidad viene elaborando desde hace varios meses.

"Hubo debate y a pedido del sector alimenticio y farmacéutico se manifestó (en el informe) el total desacuerdo con los controles de precios", dijo a iProfesional.com, un industrial que participó de la reciente reunión de la cúpula fabril.

Con este pronunciamiento, la UIA cerró filas con la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA) que, a mediados de julio, publicó un duro documento de 12 puntos, entre los cuales exigí­a la "libertad de precios en un marco competitivo".

Desde la entidad, explicaron que la vigilancia de Moreno afecta a las empresas lí­deres que producen azúcar y harina, y que la situación serí­a más complicada para la industria de los medicamentos.

Este sector, netamente importador de insumos y cuyos productos están mayormente destinados al mercado local, acusa una fuerte caí­da de su nivel rentabilidad, agravada por los controles de la Secretarí­a de Comercio, señalaron.

Por ello, "se está reclamando que no interfieran en los precios finales de las empresas", dijo a este medio un empresario de una de las compañí­as alimenticias más importantes del paí­s, que también forma parte de la UIA.

En los últimos meses, el cuestionamiento a los controles se agudizó, ante la presión inflacionaria y el desarrollo de las negociaciones salariales.

"Podés sostener esa polí­tica durante un tiempo pero después deprime la inversión", señalaron desde la cúpula de la UIA.

El Gobierno ya lleva tres años desde que estableció los acuerdos en 2006 con las grandes empresas como parte de los esfuerzos por controlar la inflación.

En ese perí­odo, Moreno fijó precios para alimentos, útiles escolares y combustibles y se encargó de llamar a casi un centenar de ejecutivos para que bajen los valores o abastezcan al mercado doméstico. Esta polí­tica se extendió sobre los mercados ganaderos y de granos, donde también se impusieron restricciones a las exportaciones.

El objetivo inicial era poner controles temporales hasta que la oferta, mediante el incremento de la inversión, satisficiera la mayor demanda impulsada por la recuperación económica.

Pero el conflicto agrario, la crisis y las decisiones tomadas por el empresariado cambiaron el escenario previsto por el Ejecutivo.

"La inversión se asustó al ver que los controles eran más rí­gidos y hoy hay un problema de inflación, que si se calmó un poco fue por la recesión, no por la inversión", señaló un industrial.Salarios y productividadUna de las preocupaciones que despiertan los controles de precios en los industriales es que el nivel de competitividad se encuentre en riesgo, por el aumento de los costos laborales y los reclamos salariales.

En un documento reciente, la UIA señaló que si bien la industria alcanzó un significativo crecimiento de su productividad fí­sica en los últimos años hasta el 2008, "el costo laboral está tendiendo a igualar el valor de la productividad en niveles similares a los de 1997/98".

De este modo, advirtieron que "la industria sólo seguirá creciendo si existe una adecuada vinculación entre costos y productividad para que la inversión pueda aumentar tanto en calidad como en cantidad".

Pese a la pauta salarial que el Gobierno ha canalizado a través de la Confederación General del Trabajo (CGT), la cuestión es de tal envergadura para la central fabril que mereció un capí­tulo en el trabajo que publicarán próximamente. En dicho informe, proponen retomar ciertos mecanismos empleados durante la Convertibilidad, por los cuales los ingresos eran encadenados a la productividad.

"Se trata de darle previsibilidad a la discusión salarial. La idea es que los aumentos se hagan en función de í­ndices cuantificables como es el de la productividad", aseguró uno de los industriales consultados por este medio.

Sin embargo, este planteo es temido por algunos sectores de la CGT que ven en el Consejo Económico y Social impulsado por la Casa Rosada, uno de los terrenos donde los empresarios buscarán disciplinar las demandas salariales.

"Quieren perjudicar a los trabajadores y llevarnos a un horizonte mucho más restringido con acuerdo de precios y salarios, pero los que no respetaron compromisos en precios fueron los empresarios", dispararon en uno de los sectores donde ya cerraron las paritarias de este año.

En realidad, la propuesta de la UIA ya tiene un laboratorio donde se están haciendo experimentos. Desde algunos gremios opositores como el del neumático, señalan que es en aquellos sectores donde se ha aplicado masivamente el régimen de suspensiones para enfrentar los coletazos de la crisis, y que generó conflictos en General Motors, Iveco y Paraná Metal, entre otras empresas.

Esta modalidad acordada con los sindicatos ligados a la industria, como son SMATA y UOM, supeditó los salarios a la productividad, a cambio de que no hubiese despidos. De modo que en algunos casos, como es el de la industria automotriz, se produjo un incremento de la producción en base a la reducción de la jornada laboral y del ingreso. Y en los últimos meses, algunas firmas incluso anularon las suspensiones, recién cuando las exportaciones de autos mostraron buenos resultados.

En agosto, General Motors reincorporó a 120 trabajadores que estaban suspendidos en la planta de Santa Fé.

La nueva apuesta de la UIA por vincular los ingresos con los niveles de producción surge después de que la entidad fracasó en su intento por congelar las paritarias a principio de año, cuando trasmitió el mensaje de que "no es el momento para pedir aumento salarial".

Es que la CGT no hace el mismo balance que los empresarios respecto a la evolución de precios e ingresos. Para muchos gremios, mientras que en los últimos años las ganancias de las empresas crecieron, los bolsillos de los trabajadores apenas sintieron la mejorí­a.

La percepción sindical sobre el derrotero que han seguido los ingresos coincide con un informe reciente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA). Este indicó que los salarios reales privados tuvieron una caí­da del 44% entre el 2002 y el 2003, que se fue revirtiendo en el perí­odo posterior, pero sin superar nunca los niveles previos al 2001, ya que en el 2008 todaví­a eran un 17% inferior al año de la crisis.

Así­, IDESA concluye que "la reducción de las remuneraciones hace a la esencia del modelo de tipo de cambio alto, ya que permitió recomponer la rentabilidad de las empresas y las finanzas públicas, aunque con costos sociales altos".

"Por eso, el problema central que enfrenta la Argentina en el 2009 no es la crisis internacional sino que, con la recuperación en el valor real de las remuneraciones se hace explí­cito que las mejoras de competitividad y los superávits fiscales observados en los últimos años, no tienen bases sustentables", aseguraron.Juan Manuel Barca

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