La reforma del Banco Central fue aprobada en Diputados y sería ley la semana próxima
El kirchnerismo dio el primer paso para modificar la carta orgánica del Banco Central, al conseguir aprobar en diputados el proyecto enviado por el Ejecutivo que le permite al Gobierno tomar reservas libremente para pagar deudas y orientar el crédito de las entidades financieras.
Con 142 votos a favor y 84 en contra, el oficialismo envió el proyecto al Senado, que hoy mismo planeó el cronograma de tratamiento: el martes emitirá dictamen en comisión y el miércoles la mayoría K conducido por Miguel Pichetto lo hará ley.
La reforma fue discutida durante diez horas en Diputados, donde la oposición presentó varios dictámenes alternativos que no prosperaron. El de mayor adhesión fue motorizado por Alfonso Prat Gay, de la Coalición Cívica, apoyado por la UCR y el partido Federal Fueguino.
Como aspecto más renovador, el dictamen propone incorporar al Directorio representantes de las provincias, como indica la última reforma constitucional. "Las provincias no pueden tomar reservas entonces emiten deuda", comparó Prat Gay.
El diputado de la Coalición Cívica fue el segundo orador, luego del miembro informante del oficialismo, el presidente de la Comisión de Finanzas, Carlos Heller.
El también titular del Banco Credicoop sostuvo que la reforma elimina los resabios de la convertibilidad, al terminar con las reservas de libre disponibilidad; termina con la lógica de las metas de inflación, orienta el crédito de la banca privada, fortalece las funciones de superintendencia de entidades financieras y defiende a los usuarios.
Heller giró su discurso en el final del "monetarismo" como eje de la política del Banco Central y repudió su actual carta orgánica, de 20 años de antigüedad, la que, indicó "tuvo al consenso de Washington como marco conceptual, con la lógica monetarista como base".
"Las diferencias entre las reservas totales y las necesarias definen la cuantía de reserva de libre disponibilidad, con los cuales se puede atender deudas", explicó el diputado de Nuevo Encuentro.
Prat Gay desmintió cada una de sus afirmaciones. "Lo que estamos eliminando es el esquema de inflación bien entendido. No tiene nada que ver con el Consenso de Washington. Se trata de que el tesoro nacional tenga a su disposición los recursos para hacer la sintonía fina, que yo le llamaría ajuste".
"Queremos poner al Banco Central en igualdad de condiciones con el acreedor externo. El único objetivo de esta reforma es facilitarles la vida a los bonistas del exterior, a los cuales se les garantiza el pago con reservas a expensas del pueblo argentino, que todos los días ve como suben los precios.
Uno de los aspectos más polémicos de la reforma es la modificación del artículo 20 de la Carta Orgánica, corregida a último momento en Comisión para aumentar aún más la capacidad del tesoro de tomar dinero del Central.
El texto señala que el Banco Central podrá hacer adelantos transitorios al Gobierno hasta una cantidad equivalente del 12% de la base monetaria; y de hasta un 10% de los recursos en efectivo que el gobierno haya obtenido en los últimos 12 meses.
Y agrega que "este último límite podrá ser incrementado con carácter excepcional y por un plazo máximo de dieciocho meses hasta el veinte por ciento de los recursos en efectivo que el Gobierno Nacional haya obtenido en los últimos doces meses".
"Como está actualmente la norma que rige al Banco el límite está el 66 mil millones de pesos, pero la cifra si se aprueba la reforma será de $ 170 mil millones, de los cuales 100 mil millones tendrían sí efecto monetario", alertó Prat Gay.
El radical mendocino Enrique Vaquié alertó sobre el deterioro de las economías regionales y la necesidad de sumar presencia en la entidad.
Final cantado
Claudio Lozano, del Fap, presentó su dictamen celebrando eliminar los "vestigios del neoliberalismo", pero agregó que para que sea consistente la propuesta se necesitan otras regulaciones. En términos estructurales no hay marco para querer recuperar la moneda".
Gustavo Ferrari, del peronismo federal, que presentó dictamen propio, cuestionó que el Congreso debata una "necesidad del Gobierno" y no de la sociedad. Aún así, se mostró a favor de aumentar las facultades del Banco Central.
Su par Eduardo Amadeo, acusó al dictamen oficialista de "aumentar la inestabilidad del país y la inestabilidad de no tener crédito".
Federico Pinedo, del Pro, presentó un dictamen que, aclaró, "no es una reforma integral de la Carta Orgánica del Banco Central sino que busca dos objetivos: defender el salario y jubilaciones de los argentinos. Por lo que se propone como fin primario preservar el valor del poder adquisitivo de la moneda local".
El cierre del debate estuvo en manos de Ricardo Gil Lavedra y Agustín Rossi, jefes del bloque radical y del FpV. "Esta reforma aumenta la discrecionalidad, renuncia al control, desatiende a la Constitución, no protege al usuario, descapitaliza al Banco Central y en el contexto actual provoca un serio riesgo".
"El aumento de discrecionalidad es total. Este no es un caso de delegación legislativa, sino que directamente el Congreso inviste de facultades a un órgano o una agencia para que pueda ejercer facultades reglamentarias que podría ejercer el Congreso pero se las da a esa agencia. Es renunciar a la función que tiene el Congreso dar estas facultades genéricas al BCRA sin intentar la más mínima posibilidad de control. Por eso nosotros proponemos una comisión encargada de controlar las regulaciones del Banco Central", propuso.
Rossi recordó las acaloradas discusiones por el decreto firmado por Cristina en 2010 para usar reservas para pagar deuda. "¿Qué pasó? No pasó nada. Seguimos creciendo", afirmó.
Tras la votación en general, con triunfo para el dictamen mayoritario, Prat Gay se tomó el trabajo de proponer cada artículo en la discusión en particular. "Una lástima si se votaba el dictamen para federalizar el Banco hubiera ganado", imaginó. Heller le repitió una y otra vez que no aceptaba modificaciones.