El Club de Parí­s ofreció abrir una negociación por la deuda pendiente desde 2001

La iniciativa provino del Gobierno de Francia y tuvo el respaldo de su par estadoundense. El monto reclamado ronda los u$s8.900 millones 
Por iProfesional
FINANZAS - 08 de Marzo, 2013

Los gobiernos de Francia y Estados Unidos gestionaron en secreto durante el último mes y medio un acercamiento entre la Argentina y el Club de París para retomar las negociaciones por la deuda impaga que reclaman al Gobierno sus países miembros.

Según revelaron al diario BAE fuentes diplomáticas europeas, las naciones acreedoras debatieron la semana pasada la posibilidad de que el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, vuele en breve a París para terminar de conciliar el monto adeudado y evitar otro frente de conflicto financiero internacional como el abierto con los fondos buitres. Las tratativas están suspendidas desde hace casi un año.

La reunión del Club fue el miércoles 27 en la capital gala, mientras en Nueva York se celebraba la audiencia con los buitres ante la cámara de apelaciones.

La secretaria general del organismo que reúne a las potencias acreedoras, Delphine D'Amarzit, reveló allí que el gobierno de François Hollande había sondeado al de Cristina Kirchner para iniciar una nueva ronda de negociaciones.

Según dijo, la Casa Rosada mostró interés en volver a conversar, pero mantuvo la condición de que los fondos que se destinen a cubrir las deudas impagas vuelvan al país bajo la forma de nuevos créditos o inversiones de las multinacionales con sede en sus países.

Las gestiones secretas estuvieron a cargo del primer ministro francés Jean-Marc Ayrault, quien visitó Buenos Aires a fines de enero y se reunió con la Presidenta antes de la cumbre entre la Unión Europea y la CELAC que se realizó por esos días en Santiago de Chile. Voceros del Ministerio de Economía, sin embargo, se mostraron cautelosos: "Por ahora la prioridad es el arreglo con los holdouts privados", dijeron.

La deuda con el Club de París permanece impaga desde el default de 2001. Una veintena de naciones acreedoras -encabezadas por Alemania, Japón, Holanda y España- reclaman unos u$s 8.900 millones entre capital e intereses caídos, que tienen por origen varios préstamos tomados durante la última dictadura y algunos posteriores, como el aporte de España al "blindaje" de 2001.

El Gobierno negoció durante años una posible regularización de los pagos e incluso ofreció formalmente en 2008 un pago en efectivo, pero el diálogo se interrumpió cuando la Argentina estableció el año pasado como condición la "equivalencia de flujos de capital", que para los europeos resulta inaceptable.

En la reunión de la semana pasada, según las fuentes diplomáticas consultadas, la representante francesa dio a conocer "con mucha cautela" el nuevo canal de negociación abierto, debido a que "ya hubo señales falsas en el pasado". Otros socios del Club, como Alemania, Suecia y Holanda, se mostraron más escépticos. El enviado alemán incluso afirmó que en la misma cumbre de Santiago Cristina le había dejado en claro a la canciller Angela Merkel que la prioridad para el Gobierno eran los acreedores privados.

El gobierno estadounidense apoyó la idea francesa de incentivar el nuevo acercamiento, siempre según las fuentes europeas. Pero los representantes del Departamento del Tesoro igual confirmaron que como represalia por la demora argentina, la Casa Blanca votará contra todos los créditos que el Gobierno intente renovar con organismos multilaterales como el Banco Mundial. Lo propio hicieron los enviados del Reino Unido, Alemania y España.

La única excepción a ese bloqueo financiero serán los préstamos destinados a planes sociales y ayudas contra la pobreza, pero ni siquiera con eso estarán asegurados los votos favorables de las potencias acreedoras. "Se evaluará caso por caso", advirtieron en el cónclave parisino.

En el Gobierno persisten diferencias de criterio internas sobre cómo encarar el conflicto con el Club. Lorenzino, como el vicepresidente Amado Boudou, es más proclive a establecer un cronograma de pagos y así evitar una nueva disputa que profundice el aislamiento financiero del país.

Fue por consejo de Boudou que la Presidenta anunció en 2008 que saldaría en efectivo la deuda con reservas del Banco Central, lo cual terminó por no concretarse a raíz de la crisis internacional. Pero después asumió el viceministro Axel Kicillof, para quien resulta estéril retomar los pagos si no se ofrecen a cambio promesas concretas de inversiones productivas en el país.

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