En los ’50 había 2.980 cines en toda la Argentina. Fue antes de que apareciera la televisión. Después, se inició un camino de involución y cierres progresivos que alcanzó su punto cúlmine en 1987, cuando apenas quedaron 293 salas en todo el país. í‰se fue el año de los VHS y del "videoclub" de barrio.En los ’90 se reabrieron locales y se instalaron grandes cadenas internacionales de exhibición cinematográfica. Hoy existen 900 cines –un tercio de los que había hace más de medio siglo– y una nueva amenaza que se expande a velocidad luz: el DVD pirata."Bajado" de Internet o copiado ilegalmente de un DVD original, este flagelo se sumó a que aún –en opinión de los expertos del sector– no se produjeron "estrenos fuertes".El resultado fue una baja de 22,35% en la cantidad de espectadores durante los primeros siete meses del año en relación con el mismo período del 2004: se pasó de 30,4 millones de personas el año pasado, a 23,6 millones en el 2005 (es decir, 6,8 millones menos, en todas las salas, cadenas y locales a la calle de todo el país).En el mismo lapso, la recaudación cayó 13%: pasó de $ 185,7 millones en el ’04 a $ 161,61 millones de enero a julio del ’05, según datos de la Federación Argentina de Exhibidores Cinematográficos (FADEC).Preocupan las cifras porque denotan cierto "parate" en el crecimiento que el sector mostró después de la devaluación; pero en realidad, el problema de los estrenos "débiles" y la piratería preocupa y afecta a muchos países del mundo.En Estados Unidos, por caso, se "bajan de la Web" diariamente entre 400.000 y 600.000 películas y se calcula que este año, las pérdidas del sector "legal" ascenderán a u$s 5.400 millones.En este país, se combina la expansión del DVD "trucho" y los estrenos "flojos" con la dolarización de los insumos cinematográficos y los derechos para la exhibición de las películas extranjeras. Además, la entrada, que en el 1 a 1 costaba $ 6, se elevó hasta $ 12,5 en tres años y medio (aunque, el precio real, por la cantidad de rebajas ofrecidas es muchas veces menor).Por la inflación en el resto de los precios de la economía, el poder adquisitivo del público argentino se restringió y el cine (si no se accede a las promociones con tarjetas de débito o descuentos varios por ejemplo, a jubilados), se convirtió en una salida más costosa, en especial si se le suma una cena para dos, un café o un viático.La caída en los espectadores se da en especial de lunes a jueves. Los fines de semana, se sostiene en buenos niveles.Estrenos"Sabemos que el cine se nutre del material fílmico y en tanto ese material sea interesante o masivo, las salas van a trabajar bien, mal o regular", explicó en diálogo con Infobae la Dra. Elena Adriana Suñé, presidente de FADEC."Este año no fue de grandes estrenos a nivel mundial, y la actividad se retrajo entre 17 y 20% en comparación con el año pasado. Pero no todo se debe a las películas, entre lo que más preocupa se encuentra la piratería, que avanza a la par de la tecnología", explicó.Una de las encrucijadas más urgentes por resolver es la distribución de las películas al interior del país.Según Suñé, "por la devaluación y los costos en dólares, tanto las compañías ‘Majors’ como las independientes nacionales estrenan las películas con menor número de copias. Si antes se entregaban 50, ahora se entregan 20".Esto, produce que los estrenos lleguen con importante retraso a los cines del interior porque las copias son enviadas luego de que los filmes se estrenan en los grandes complejos, principalmente, de la Capital Federal.PirateríaLa tecnificación y expansión de este delito en el país –como en otros– provoca que los estrenos en DVD "trucho" lleguen al mismo tiempo o más rápido a las ciudades provinciales que la copia cinematográfica original.Cuando el filme finalmente llega para estrenarse, es virtualmente viejo porque ya lo vieron muchos en sus casas: lo compraron en la calle o se los alquilaron, también ilegalmente.En la Capital ocurre que entre la llegada del estreno al cine y la circulación del DVD copiado no hay suficiente delay.El formato DVD facilita la piratería al contener subtítulos en diferentes idiomas. Se importan desde los Estados Unidos o la Comunidad Europea y sirven, porque ya vienen con la traducción incorporada."Hay videos (clubes) que compran DVD ilegales y los comercializan o venden. Se da entonces una importante diferencia en el precio del DVD original en venta. Pero además pubs, pizzerías, boliches, restaurantes, confiterías y bares los exhiben con total impunidad en sus locales, alquilan pantallas y cobran consumición, muchas veces antes de los estrenos en los cines o paralelamente", se quejó Suñé."Esto perjudica gravemente a todos, tanto a los productores y salas de cine como a los distribuidores. Warner o Fox, las ‘Majors’ y las distribuidoras no entregan el material en cualquier sala. Exigen ciertas condiciones, maquinarias, equipos de sonido Dolby, pantallas que son muy costosas", agregó. En junio ingresó en el Senado un proyecto de ley para endurecer las penas contra la piratería (ver aparte). Hay otra iniciativa, de mediano y largo plazo, que tiene que ver con la educación y la concienciación popular. De esto dependen decenas de cines. Igualmente, y a diferencia de otros rubros como la música o el software donde también crece la piratería, el cine siempre contará con la ventaja de su pantalla y su microclima. Ningún living podrá competir con esto, por más lujo o tecnología que se tenga. Piden al Senado mayores penas para la piratería El primero de junio un grupo de entidades del sector cinematográfico presentó al Senado un proyecto para modificar la Ley de Propiedad Intelectual con la introducción de penas más duras para quienes reproduzcan, distribuyan o comercialicen obras protegidas sin autorización.El proyecto es autoría de la Alianza Nacional Protectora de Derechos Audiovisuales (Anproda), entidad que se conformó hace 3 meses y que agrupa al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), a la Unión Argentina de Video Editores (UAV), a la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantallas (CAEM), a la Federación Argentina de Exhibidores Cinematográficos (FADEC), a la Cámara de Distribuidores de Señales Satelitales (CADiSSA), a la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas (ATA), a la Federación Argentina de Productos Cinematográficos Audio, a la Asociación Argentina de Actores y a la Asociación Argentina de Videoclubes."El tema de la piratería es un tema muy preocupante. La idea de Anproda es que cada sector trate de combatir dentro de sus parámetros de acción la piratería en el cine", explicó Elena Alicia Suñé, titular de FAEC."Esto es muy difícil porque es un problema mundial pero estamos tratando que las secretarías de Cultura de cada provincia, universidades y colegios, informen acerca del delito que comete quien compra un video pirata", dijo."Por otro lado se está tratando de concretar una publicidad masiva en la TV, en la vía pública y en los cines mismos, donde se ejemplifique el daño que se causa con la piratería a la cultura en general", aseguró Suñé."Particularmente se están realizando en las salas cinematográficas existentes, reuniones con los medios, televisión y sobre todo canales locales para encarar acciones conjuntas", dijo la titular de FADEC."Hay una concienciación del accionar en contra de la piratería que une también a los videoclubes que se manejan dentro de la legalidad", recalcó.No obstante, los exhibidores no bajan los brazos frente a la piratería. Saben que, pese al daño que causa la copia ilegal, tiene un límite preciso: nunca podrá reemplazar a la "magia" de concurrir a una sala con las pantallas y sistemas de sonido digital preparadas para hacer sentir al espectador, un protagonista más. "Hay inclinación cultural a consumir lo trucho" Los exhibidores, optimistas "Hay una inclinación cultural a consumir lo ‘trucho’ en la Argentina y que además se ha pasado, de generación en generación", opinó Vicente Lourenzo, secretario general de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Esta entidad encaró un fuerte plan de lucha contra la venta ilegal. Durante 2003, por ejemplo, llegó a contabilizar más de 10.000 puestos de venta clandestinos en el país."Así como en el cine la piratería está causando grandes perjuicios, también lo está causando en otros rubros", aseguró Lourenzo."Por ejemplo, hoy, en el interior del país, uno está acostumbrado a escuchar la famosa radio trucha que perjudica a quien paga por su frecuencia. Hay productos truchos en óptica, cd musicales, falsificación de marcas o de juegos", dijo. "Y sostener lo trucho es una política de autoflagelación", opinó."La Argentina ‘trucha’ se debe a una falta de decisión política. No existe una decisión firme de erradicar definitivamente lo trucho que hoy se expandió en casi todas las áreas de nuestra vida", aseguró."Si entre todos los argentinos no trabajamos en nuestra educación y concienciación de lo que implica consumir lo trucho, nos vamos a autoflagelar. Hoy le toca al cine, y mañana a cualquier otro rubro", explicó Lourenzo.
Andrea Sambuccettiandreas@infobae.com