Los préstamos personales crecen a un ritmo mucho menor incluso que la inflación del INDEC
Los números del último informe monetario del Banco Central son elocuentes: los préstamos personales apenas crecieron un 10% en lo que va del año, lo que representa la mitad de la inflación que reconoce el propio gobierno a través del INDEC y la tercera parte del alza de precios del índice Congreso: pasaron de $98.468 millones a fin de diciembre del año pasado a $108.669 millones a fines del mes pasado.
Por el lado de la oferta, a los bancos les conviene prestarle al Central directamente a una tasa del 27% con riesgo reducido, antes que a un privado con tasa máxima, ya los personales tienen un techo que viene dado por el doble de la tasa de Lebacs. En cambio, el préstamo a un individuo tiene el riesgo de crédito creciente por la caída del nivel de actividad, por lo tanto las entidades se muestran más selectivas.
Tratan de reducir riesgo de créditos, al acortar los plazos y no subir los montos, pese al avance inflacionario. Por lo tanto, suelen tornarse más conservadores y le prestan a quienes tienen estabilidad laboral y acreditación de haberes mediante cuenta sueldo.
"Todo el crédito esta bastante planchado este año. Siempre es una combinación de oferta y demanda. Pero en este coyuntura los bancos no salen agresivamente a buscar colocar. Con estas tasas no tienen tanto incentivo", reconoce Gabriela Nudel, de Fundación Capital a El Cronista.
"La caída real del crédito al sector privado es muy significativa: la mayor desde el kirchnerismo en el poder", señala Pablo Repetto, director de Gabriel Rubinstein & Asociados.
En los momentos de incertidumbre económica como los que se viven actualmente, la gente solicita menos préstamos porque no siente que pueda afrontar esos gastos. Sea por el aumento de los costos de vivir o porque teme perder el empleo, se postergan decisiones de compra que se financian con créditos.
"Por otro lado, si bien se redujeron las tasas de los bancos, siguen siendo elevadas y eso retrae la demanda de los créditos, porque hace que la cuota sea alta (cuanto más largo es el plazo peor), que comprometen un porcentaje muy grande las finanzas de las personas y no las pueden pagar", sostiene Alejandro Cosentino, CEO de Afluenta.
El ejecutivo cuenta que "muchas personas se están financiando con compras con tarjetas de crédito (algunos pocos con el descubierto) a tasas más altas, pero a plazos muy cortos, con lo cual es natural que la demanda de créditos haya caído".
Por el lado de la demanda, la caída del salario real es significativa: "Del orden del 6% en los 12 meses, a pesar del incremento nominal de salarios en enero. A eso hay que sumarle el aumento de la tasa de desempleo y el efecto precaución, que restringe el gasto de quienes tienen empleo pero temen perderlo", precisa al matutino Fernando Baer, de Bconomics.
Sin dudas, la baja obedece a un contexto recesivo y a la caída del salario real. La mala performance tuvo lugar en la primera mitad del año por la suba del tipo de cambio, la presión sobre tasas de interés y el efecto en precios.
"La agitación provocada por las suspensiones de turnos y la pausa en la renovación de contratos laborales también introdujeron fragilidad", señala Gustavo Perilli, socio de AMF Economía.
Pedro Cristiá, gerente general de First Capital Markets, asegura que los préstamos están muy correlacionados con el nivel de actividad: "La Argentina está sufriendo una contracción o ajuste, que sin dudas hace que disminuya el nivel de préstamos. El nivel de tasas también es una variable crítica, pero los cambios políticos que hay, sumado al juicio con los buitres y la brecha cambiaria, hace que se genere un clima de incertidumbre económica que provoca claramente retrotraer el crédito. Además, está habiendo despidos que restan aún más".