Una "piedra" en el zapato de Macri: qué es lo que le piden los inversores para traer sus dólares

Una "piedra" en el zapato de Macri que ni los buitres le quitan: qué le pide la city para darle "pax cambiaria"
Por Claudio Zlotnik
FINANZAS - 09 de Marzo, 2016

Hay una sombra que empaña estas horas de festejo macrista por la consecución del acuerdo con los fondos buitre y el avance de este tema en el Congreso

Y es que la lista de éxitos políticos y de apoyos extrapartidarios contrasta con la falta de apoyo del sector que, se descontaba, sería el más entusiasta sostén del nuevo Gobierno: la city financiera y el "establishment" económico.

Esa falta de apoyo se manifiesta de diferentes formas, desde la corrida cambiaria de comienzos de marzo hasta la lentitud en las liquidaciones de soja. Desde la demora en la concreción de inversiones hasta las declaraciones críticas por parte de economistas del ala de visión liberal.

Esas críticas suelen converger siempre en un punto fatídico: la gravedad del déficit fiscal y la insuficiencia del ajuste gradualista planteado por el ministro Alfonso Prat Gay. 

Más aun, hay quienes temen que la vuelta al crédito externo implique el riesgo de que el Gobierno se "tiente" con la entrada de fondos frescos para posponer las medidas más duras y financiar el "rojo" en las cuentas nacionales.

De hecho, el propio Prat Gay dio pie a estos temores al señalar -en la conferencia de prensa en la que se anunció el acuerdo con los buitres- que de no haber sido por esta negociación y la consecuente vuelta al mercado de crédito, sería necesario "un ajuste brutal".

Lo cierto es que hoy son pocos quienes disimulan su escepticismo sobre la marcha del plan económico.

"Ojalá que el gradualismo de Macri funcione. No digo que vaya a terminar mal, pero si somos rigurosos con la historia económica de los últimos 50 años, jamás los gradualismos terminaron bien", advierte el economista José Luis Espert, uno de los más connotados defensores de la aplicación de una política de "shock".

"Corregir de manera gradual los desastres que ha dejado el kirchnerismo en materia fiscal, monetaria, de tarifas y de tipo de cambio es como dormir en una cama con clavos durante mucho tiempo", agrega.

Lo curioso es que las críticas no se limitan a quienes, desde una visión liberal, hacen gala de su clásica preocupación por el equilibrio fiscal. También provienen de aquellos que ven con simpatía la intervención estatal.

Esto ha quedado en claro en la discusión parlamentaria por el acuerdo con los holdouts. El bloque legislativo que responde a Sergio Massa condicionó su apoyo a que el nuevo endeudamiento esté muy limitado, tanto en el monto como en el destino que se le dará a los nuevos fondos.

"Estamos dispuestos a apoyar la deuda para la financiación de obras de infraestructura, pero no para que sea usada para gastos corrientes, como ya se ha hecho en otras épocas", planteó la diputada Graciela Camaño, del Frente Renovador.

El agujero fiscal, en el centro de las dudasPor lo pronto, el tema de fondo del plan económico es cómo se financiarán los $350.000 millones de un agujero fiscal que, según el Gobierno, ha recibido como herencia de la gestión kirchnerista. O, mejor dicho, quién pagará esa cuenta. 

Al tipo de cambio de hoy da unos u$s20.000 millones, aunque hay analistas que creen que las necesidades reales ascenderán a u$s30.000 millones, cifra que ya de por sí dejaría corto al plan de emisión por u$s15.000 millones anunciado por Prat Gay.

En la city porteña miran los números fríos y llegan a la conclusión de que las cuentas no cierran. Prat Gay se propone llevar a 4,8% el déficit que hoy está en 5,8 puntos del PBI (sin contar la deuda flotante).

La advertencia que los economistas le vienen formulando a Macri es que el rojo propuesto será muy difícil de financiar, incluso solucionado el problema de los holdouts y con la ventanilla del crédito internacional.

En este sentido, la estimación que hacen es que, llegado el caso, aparte del bono que está en etapa de preparación para pagarles en cash a los buitres, apenas existiría margen para algunos pocos miles de millones adicionales. En ningún caso resultará suficiente para cubrir el déficit fiscal.

Las últimas decisiones de la Casa Rosada, lejos de atemperar los ánimos, exacerbaron los enojos.

La paritaria docente, que a nivel nacional se acordó con un aumento del 40% en dos tramos -superior a la estimación más pesimista sobre la inflación anual- fue interpretada como una debilidad del Gobierno nacional frente al reclamo sindical.

En el mismo sentido se analizó el reciente anuncio sobre Ganancias. No porque no sea justo aliviar la carga tributaria de los asalariados de la cuarta categoría sino por el impacto fiscal ($49.000 millones anuales) que tiene la iniciativa.

"Macri está muy mal asesorado. Tiene que recuperar rápido la caja. Tiene que olvidarse de los acuerdos políticos con los gobernadores porque, al menos este año, no habrá plata para obras públicas", advierte en diálogo con iProfesional un economista ligado al club de los ortodoxos, que pide mantener su nombre en reserva.

La crítica menos esperada
El caso más emblemático entre quienes le reclaman a Macri un mayor grado de audacia para encarar las reformas económicas es el de Miguel Ángel Broda. 
Sus opiniones ya son un clásico en la city y también son muy escuchadas en Wall Street. Precisamente él es quien viene siendo el más duro entre todos sus colegas.
"Pensábamos que Macri iba ser un punto de inflexión, pero él ha asumido que será un presidente de transición", expresaba en relación con las medidas económicas implementadas. Su acidez sorprendió no sólo a sus colegas, también a algunos miembros del equipo económico.
El punto central de sus críticas pasa por el gradualismo "extremo" encarado por el Gobierno
"El ajuste fiscal es extremadamente moderado, tal como se ha visto con la negociación de las paritarias" y, de seguir así, "este año el déficit fiscal subirá", apuntó.
Broda, incluso fue más allá y vapuleó una de las promesas de campaña del actual jefe de Estado: "Hasta ahora no han llovido dólares y no hay nadie matándose por comprar activos reales de la Argentina", sentenció, con excesiva  crudeza.
No fue el único. Otros colegas, defensores de la ortodoxia y muy escuchados en los mercados financieros, también fueron incisivos.
"Se perciben ciertas actitudes de prejuicio ideológico del Gobierno que no termina de explicar los causales de fondo de la inflación y apunta a motivos que no son los reales", expresó el controvertido y siempre polémico Domingo Cavallo.
Sus dichos sorprendieron a varios funcionarios ya que hasta ahora venía asegurando que Macri dispone "del mejor equipo económico".
Su reclamo, entendido desde un punto de vista eminentemente político, no va dirigido a Prat Gay ni a ningún economista que lo rodea. Al igual que Broda, le apunta directamente a Macri
"El éxito se conseguirá más rápido si el Gobierno es sincero", sentenció. 
Incluso, con algo de ironía, Cavallo endureció su observación sobre las decisiones de política económica de Macri: "Es imposible que un gobierno pueda luchar eficazmente contra la inflación si sigue mirando la economía a través de las anteojeras ideológicas del Plan Fénix".
De este modo, el ex funcionario hizo alusión al grupo de economistas que apoyó al gobierno kirchnerista durante toda su gestión y que tiene una posición eminentemente heterodoxa.
Juan Carlos de Pablo se sumó a las críticas: "Publicar los precios online no es un plan para luchar contra la inflación", afirmó haciendo referencia a una de las últimas medidas lanzadas desde la Casa Rosada.
"Para decir eso, mejor no digan nada. Si no pueden hacer algo porque hay otros objetivos más importantes que luchar contra la inflación, no me vengan a vender un buzón", señaló el profesor de la Universidad de San Andrés y de la UCEMA.
Internas y consejos de... Moreno
Con una interesada visión política, Broda y compañía recuerdan que la llamada "luna de miel" de Macri con la ciudadanía se está terminando, del mismo modo a lo que le sucede a todos los jefes de Estado. 
Y que, llegada esa instancia, a su espacio político le será extremadamente difícil llevar a cabo el ajuste que el establishment auspicia.
Lejos de los micrófonos, la interna económica en el Gobierno está al rojo vivo. 
Hace algunas semanas, iProfesional contó la sórdida disputa entre Prat Gay y Carlos Melconian, el hombre fuerte del Banco Nación.
Puertas adentro, Melconian tiene una visión similar a la que, en público, y con crudeza, han empezado a delinear Broda, Cavallo y otros. 
El titular del BNA, más cercano políticamente a Macri que a Prat Gay, cree que tarde o temprano el Presidente tendrá que liderar un esfuerzo fiscal mucho más elocuente.
El argumento que utiliza podría sonarle lógico a más de uno: mientras haya un significativo déficit fiscal, será difícil que los inversores vengan a traer sus dólares a la Argentina.
Y que, en ese contexto, el mercado hará una fuerte pulseada contra el Banco Central para ponerlo a prueba.
Precisamente, días atrás, analistas y operadores de la city observaron esto último, cuando el BCRA se vio obligado a vender dólares de sus reservas para calmar la devaluación.
Curiosamente (o no tanto) hasta Guillermo Moreno, uno de los alfiles económicos del kirchnerismo, realizó críticas a la administración de Macri en un sentido parecido al de la ortodoxia. 
"Por ahora, ni ellos saben qué quieren. Se nota que una cosa pasa en el Banco Central y en el Banco Nación, y otra distinta en el Ministerio de Economía. Este Gobierno mostrará su verdad en los temas económicos a partir de julio", remarcó.
En tanto, acechado por derecha y por izquierda, Macri hace esfuerzos por prolongar su "romance" con la sociedad. 
La pregunta ya no es cuánto tiempo más extenderá esa buena onda porque la respuesta depende de si logra hacer despegar la actividad económica
El partido está en plena disputa y con final abierto. Y está más que claro que se está dirimiendo con presiones de varios lados y de todas las hinchadas.

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