CRISIS CAMBIARIA

Esta es la "hoja de ruta" de Caputo para tranquilizar al dólar en medio de la crisis global y los efectos del plan "Lebac cero"

El Banco Central seguirá abasteciendo de divisas al mercado si detecta que subsiste la demanda. Hacia adelante imaginan mayor estabilidad cambiaria
FINANZAS - 16 de Agosto, 2018

No fue un día fácil para Luis "Toto" Caputo. El timing tampoco acompañó.

Una caída generalizada de los mercados internacionales y devaluaciones "moderadas" de las monedas emergentes fue el escenario que tuvo que surfear en el primer día post-desarme de Lebac.El miércoles se volcaron al mercado los $130.000 millones que la propia autoridad monetaria había decidido no renovar el día anterior en Letras, con el fin de achicar una "bola de nieve" que se había tornado difícil de administrar.

Caputo sabía que el test frente a los inversores iba a ser difícil. "Si vamos a liberar $100.000 millones, tenemos que darles la alternativa de que compren dólares", había avisado de antemano.

La estrategia oficial se fue armando sobre la marcha. Sin aviso previo a la prensa, pero sí al mercado, el BCRA empezó a subastar billetes verdes desde el miércoles temprano. No alcanzó con hacerlo una vez, necesitó de tres operaciones de venta durante la jornada para calmar la sed de divisas. Y lo hizo tanteando el mercado en el momento en que el precio se escapaba.

El tipo de cambio llegó a escalar hasta un máximo de $30,50 en el circuito mayorista, lo que implicaba un salto de casi noventa centavos contra el cierre del día previo.

Esta suba por ascensor hizo que el Central saliera a subastar los primeros u$s800 millones, de los cuales se adjudicaron u$s303 millones. Pero no alcanzó, los inversores querían más.

Después soltó en dos tandas poco más u$s248 millones y u$s230 millones respectivamente, sumando un total de u$s781 millones en el día.

Pese a todo ese esfuerzo, el dólar que operan los inversores profesionales igualmente quedó en $30. Es decir, experimentó un alza de treinta y nueve centavos y estableció un nuevo máximo.

La sensación que dejó el primer día después del mega-desarme de Lebac es que el Central deberá estar dispuesto a seguir interviniendo en el mercado.

Seguramente, lo seguirá haciendo en los próximos días, hasta que esos pesos que liberó encuentren su cauce. No necesariamente todo lo que se devolvió de Lebac se canalizará a la compra de billetes verdes.

Entre aquellos que ahora tienen más moneda local en sus bolsillos figuran los fondos comunes de inversión que, por estatuto, no pueden canalizar el dinero donde quieran.

Por ejemplo, uno que se creó orientado a la búsqueda de alternativas en pesos no puede ir al dólar. Lo que sí puede pasar es que los dueños de las cuotapartes rescaten sus tenencias para luego canalizarlas a la compra de billetes verdes.

El resto de los que no están analizando si van al dólar u a otra alternativa son inversores minoristas y extranjeros, descontando que los organismos públicos se quedarán posicionados en activos en moneda local.

De todas formas, en la City gana consenso la idea de que el monto de las intervenciones que deberá realizar el Central irá disminuyendo hasta que se vaya licuando el efecto Lebac.

Además, los operadores prevén que Caputo no utilizará las reservas para provocar un freno en la escalada alcista del billete, mucho menos si la presión proviene del exterior, tal como sucedió este miércoles. No hay dólares para todos y el BCRA tiene sus prioridades.

De hecho, las tenencias del Central quedaron en u$s54.641 millones. Y en la jornada que culminó disminuyeron u$s1.617 millones.

Así las cosas, desde que llegaron los dólares del FMI, las arcas oficiales han descendido cerca de u$s8.600 millones.

Si bien el Central negoció con el Fondo no correr la meta de reservas netas, que hubiera comprometido aún más a mantener un piso de dólares para no "rifar" los billetes prestados, no puede intervenir como si los recursos fueran propios.

"Una cosa es que el dólar suba 1,5% acompañando los movimientos de la región y otra muy distinta es que trepe como sucedió en mayo o junio. No podemos evitar los shocks externos, pero sí los movimientos locales ", aclara el presidente del Central.

"Contra los líos que pasan afuera, no podemos hacer nada", afirma Caputo.

La hoja de ruta

La entidad tiene una hoja de ruta clara: no actuar, salvo que observe "movimientos disruptivos" en el mercado. Léase, que no haya oferta o una excesiva demanda que obligue a freno.

La visión de Caputo y de Gustavo Cañonero (su vice que por estas horas está explicando en Nueva York el alcance del plan "Lebac cero" ante los banqueros y fondos de inversión), es que el Central tiene que luchar para que haya "estabilidad" en la plaza cambiaria, lo que no significa quietud del dólar ni mucho menos tratar de detener una devaluación importada.

Pasados los coletazos iniciales del desarme de Lebac -y si no hay nuevos cimbronazos en el exterior-, el escenario que avizoran en el Central es el de un mercado local en el que reine una tranquilidad parecida a la del mes de julio, y no con las turbulencias de mayo o junio.

El optimismo de Caputo se explica por algunos indicadores que en las últimas horas se encargó de que trasciendan:

1.La demanda minorista de dólares en bancos ahora es más baja que en la pre-crisis. Este dato se hará oficial la próxima semana, cuando se publique el Balance Cambiario

2. Hay poco volumen en el circuito cambiario. Antes de la intervención del miércoles, cuando las operaciones fueron mayores por razones obvias, la plaza venía muy calma. Incluso, el viernes pasado cuando la lira turca se desplomó más del 15% y el dólar en Argentina subió $1,14, el caudal de negocios de esa jornada fue normal (u$s560 millones).

3. La balanza comercial, que es deficitaria, mostrará una fuerte mejora en agosto y septiembre, luego de la devaluación que encareció las compras en el exterior. "Van a ser números que sorprenderán", dice Caputo. Atacar el desbalance de la cuenta corriente es clave, según la entidad

De todos modos, en el Central saben que la pelea por la estabilización no es ni será sencilla. Los activos argentinos, el dólar pero también los bonos, son golpeados más que al resto.

Caputo, quien manejó exitosamente las finanzas del país hasta que tuvo que tomar un Banco Central que se hundía ante la desconfianza de los inversores, entiende que le toca bailar con la más fea.

"A nosotros nos pegan mucho. Somos considerados un mercado high beta como Turquía porque tenemos problemas en la cuenta corriente", explica el número uno del BCRA.

La apuesta oficial es que el hecho de ir desarmando las Lebac empiece a calmar la desconfianza que hay con el país, al eliminar una vulnerabilidad importante.

Además, parte del plan Caputo contempla un fuerte torniquete al secar la plaza de pesos.

Las iniciativas para controlar la cantidad de dinero en la economía -con la suba de encajes y al ubicar las tasas por las nubes- juegan un rol central para mantener estabilizado el dólar.

Para el Credit Suisse, las medidas tomadas probablemente no reviertan la depreciación del peso, particularmente en un escenario de aversión global al riesgo.

Sin embargo, "en el mediano plazo deberían limitar el impacto sobre el dólar durante el proceso de eliminación gradual de Lebac, que es una fuente de fragilidad financiera", afirma la entidad suiza.

De todas formas -y si bien Caputo sabe que nada puede hacer si el dólar se escapa por los cimbronazos externos- necesita que, más allá de estos factores que no controla, vuelva a reinar cierta estabilidad.

"La inflación es una deuda pendiente", reconoce el titular del BCRA. Por eso remarca que la única manera de encauzarla es que el billete verde se estabilice. Claro está, habrá que ver a qué precio.

Por las intervenciones del miércoles, el máximo permitido fue $30. Pero la crisis es dinámica y los vientos externos pueden volver a presionar.

Nadie sabe, ni siquiera en el seno del Banco Central, a qué valor del dólar el mercado deja de "torear" al Gobierno.

Te puede interesar

Secciones