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Cómo empezó la megadevaluación de 2018 que cambió todos los planes en Argentina

Hace justo un año, el valor de la moneda estadounidense comenzó a incrementar su valor de manera constante y no encuentra su techo
27/04/2019 - 08:08hs
Cómo empezó la megadevaluación de 2018 que cambió todos los planes en Argentina

La brusca devaluación del dólar cumple un año.  De acuerdo a analistas del mercado, el disparador de todo fue la puesta en vigencia del impuesto a la renta financiera, que sobre todo afectó la tenencia de Lebac de fondos especulativos del exterior.

"Eso alimentó una demanda de dólares que se potenció, como siempre pasa, en el efecto manada, por lo que hubo una corrección muy fuerte del tipo de cambio", señaló el analista Gustavo Quintana al diario Perfil.

Muchos inversores se mostraron disconformes con la imposición de un impuesto a tenedores extranjeros y, a partir del día en el que empezó a correr aquella norma, comenzaron a desarmar sus posiciones. Esta salida del peso implicó una demanda de dólares que no se lograba satisfacer.

El Banco Central de la República Argentina, entonces conducido por Federico Sturzenegger, intentó contener la divisa y en un sólo día vendió 1471,7 millones dólares de sus reservas. Sin embargo, desde aquella jornada el billete verde empezó a subir de manera constante.

Para Amílcar Collante, analista financiero del Centro de Estudios Económicos del Sur, la desconfianza se empezó a gestar el 28 de diciembre de 2017, cuando el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los ministros de Hacienda y de Finanzas, Nicolás Dujovne y Luis Caputo, respectivamente, se sentaron junto Sturzenegger y dieron en conjunto una conferencia de prensa para anunciar que relajaban las metas de inflación

"Hubo una serie de factores que alteraron la situación. Había un desequilibrio de cuenta corriente de 30 mil millones de dólares y, además, el Gobierno aplicaba gradualismo y no achicaba el déficit como había dicho. Por otra parte, en 2017, que fue un año electoral, se había apreciado el tipo de cambio", amplió Collante al citado matutino.

Pero cuando se impuso la renta financiera a extranjeros, había colocaciones de Lebacs en casi 70 mil millones de dólares. "Lo que decía el Gobierno era que tenías un pasivo pero tenías también un activo y que si te pedían los dólares con las Lebac ibas a tener respaldo. El tema era a qué tipo de cambio les ibas a dar los dólares", recuerda el economista.

Había un Banco Central queriendo desinflar muy rápido las tasas de interés y pero al mismo tiempo existía un gradualismo fiscal, lo que volvió la dinámica de las Lebac bastante explosiva.

Cuando empezaron estos movimientos bruscos, el tipo de cambio se ubicaba en $20,56. El 8 de mayo, ya estaba en $22,90 y el Presidente se vio obligado a transmitir tranquilidad, por lo que anunció que estaban en conversaciones con el Fondo Monetario Internacional.

Para el 7 de junio, día en que el Gobierno dio los detalles del acuerdo "stand-by" con el FMI, que iba a ser de 50 mil millones de dólares, el tipo de cambio ya estaba en $25,36. El préstamo lejos estaba de calmar las ansias de los inversores de irse de la Argentina y, una semana después, es decir, el 14 de junio, la divisa ya cotizaba a $28,43. Sturzenegger fue desplazado de su cargo y en su lugar llegó Luis "Toto" Caputo, que tampoco logró contener la devaluación.

Sturzenegger vendió 13 mil millones de dólares y no pudo contener la divisa. Caputo llegó a 14 mil millones y tampoco lo logró.

El primer acuerdo con el FMI "fue malo", según analizó Juan Ignacio Paolicchi, economista de EcoGo al diario Perfil. "Parecía que lo fiscal y lo monetario había sido escrito por dos personas distintas. No eran consistentes el esquema de desinflación con la reducción del déficit fiscal y te decían ‘te prestamos una parte y la otra se la pedís a los mercados, pero los mercados seguían cerrados para la Argentina", opinó.

Argentina no terminaba de cerrar el programa financiero y eso molestaba a los mercados, aunque había factores externos que echaban nafta al fuego, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y la suba de la tasa de interés de la Fed (que hizo que los capitales migraran de los países emergentes hacia Norteamérica). En ese contexto, Argentina tuvo la peor sequía en décadas, que generó 7.000 mil millones de dólares menos que lo calculado, en el momento en el que más se necesitaban, destacó el matutino.

Sobre la influencia del aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, Quintana puntualizó: "Somos muy vulnerables a las tasas que propone la Fed. Estamos muy expuestos. En otros países se absorbe de otra manera, porque no tienen el déficit que tenemos nosotros". Todas las monedas de países emergentes se depreciaron por la suba de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos, pero ninguna tanto como Argentina. En un momento fue la lira turca la que arrastró al resto de los países en desarrollo.

En un contexto caliente, el peso había saltado a $34,40. Macri intentó transmitir tranquilidad con un mensaje de un minuto y medio, en el cual se anunciaba que se estaba renegociando el acuerdo con el Fondo. La falta de precisiones, sumado al hecho de que la renegociación se anunciaba antes incluso de iniciar las charlas con el FMI, aumentó el nerviosismo y la divisa se disparó una vez más. Para el 25 de septiembre, cuando Caputo presentó su renuncia al Banco Central, el dólar se vendía a $38,88.

Días después, con Guido Sandleris de presidente de la autoridad monetaria, se anunciaba que el crédito final con el FMI sería de 57 mil millones de dólares: la mayor suma prestada por el organismo en su historia. El dólar tocó picos de $41,89, pero en octubre la situación se fue calmando con el sistema implementado por Sandleris: crecimiento cero de la base monetaria y bandas de flotación cambiaria, esquema que reemplazó a las metas de inflación instauradas por Sturzenegger.

Los bruscos movimientos del dólar le costaron al Gobierno un derrumbe en la confianza de los mercados: hoy el riesgo país supera los 900 puntos y el dólar sube pese a los apretones monetarios. La pobreza está en 33,6%, un número mayor al que había dejado el kirchnerismo. El desempleo crece y la inflación anual es la máxima desde 1992.

El producto bruto se contrajo un 2,4% y para este año las cifras no son mucho más alentadoras. Además, el Ejecutivo nacional debió ajustar más a fondo de lo que querría en un año electoral. Por desconfianza, el mercado dejó de financiar el gradualismo y Argentina entró en shock.  

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