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Portafolios de elecciones: bancos privados eligen letras del BCRA, los públicos compran bonos

De cada 10 bonos soberanos que hay en el sistema financiero, la banca pública tiene ocho. En Leliqs, las entidades privadas concentran 71% de lo emitido
12/07/2019 - 11:00hs
Portafolios de elecciones: bancos privados eligen letras del BCRA, los públicos compran bonos

Con la demanda de crédito prácticamente congelada, se sabe que los bancos destinan la mayor parte de su liquidez a las Leliqs, instrumentos en los que tienen invertidos cerca de $1.000 millones. En paralelo, tienen en cartera otros $530.000 millones colocados en bonos del Estado, mayormente letras que vencen entre 2020 y 2021.

Sin embargo, no todos apuntan a los mismos títulos. De hecho, de cada 10 letras que el Central emitió exclusivamente para los bancos, poco más de siete están en manos de las entidades privadas. Por el contrario, de cada 10 títulos públicos que están en poder del sistema financiero, casi ocho forman parte de la cartera de la banca pública.

Los datos surgen del último informe que elabora el BCRA y muestran claramente dos modelos de negocios bien diferentes. Uno, enfocado en buscar alta rentabilidad en corto plazo, a un riesgo relativamente bajo; otro, atado a las políticas públicas y a garantizar financiamiento a las necesidades del Estado.

En rigor, según los últimos datos desagregados, a finales de abril había unas $929.098 millones de Leliqs en poder de las entidades, de las cuales $660.825 millones estaban en manos de privados. En tanto, $264.826 millones se mantenían en poder de la banca pública.

Los $3.446 millones restantes los tienen las entidades financieras no bancarias, una porción que si bien representa menos del 0,4% del total, es un número que ha ido aumentando en los últimos meses. Hoy en día, el stock de Leliq ya ronda los $1.200 millones. 

A la hora de analizar la cartera de títulos públicos, la cuenta es totalmente inversa. De los $533.437 millones de bonos soberanos que tiene el sistema financiero, el sector público concentra $412.833 millones, que representan el 77,4%. Los privados, en cambio, apenas tienen poco más de $120.392 millones, divididos casi en partes iguales entre los de capital nacional y los extranjeros.

En busca de la rentabilidad perdida

"Los bancos privados tienen un poco más de Leliqs porque son instrumentos del Central, es otro riesgo. En el escenario de hoy en donde nadie toma crédito, lo ven como la mejor opción", explica Ivana Recalde, directora del sector de Instituciones Financieras para América Latina en Standard and Poor’s.

A su lado, Mercedes Cangueiro, analista del sector de Instituciones Financieras para América Latina en Standard and Poor’s, aporta que "muchos bancos extranjeros ven en las Leliqs una oportunidad de tener rentabilidad relativamente segura".

En ese sentido, si bien estos últimos tienen poco menos de la mitad de las letras del Central que están en manos privadas, su participación ha ido en aumento en los últimos meses. Hoy, concentran el 29,7% de todas las letras emitidas, cuando en noviembre de 2018 tenían el 15,9%.

Para Fabio Rodríguez, director de la consultora M&R Asociados, la diferencia en la tenencia de Leliqs entre públicos y privados es algo que responde, principalmente, a dos factores:

-Por un lado, a que las entidades privadas vienen estructuralmente con una situación de más liquidez, porque han prestado menos. "Siempre la banca pública tiene una presión adicional, ya sea para que la rueda ande más o para que se frene menos. Ahora pasa esto último, porque el crédito está cayendo", explica.

-Por otro lado, hay un punto de partida que viene en gran parte de una situación heredada de Lebac, que los bancos privados después transformaron en Leliq. De hecho, explica el economista, en marzo del año pasado las letras del Central (en ese momento sólo había Lebacs) representaban cerca del 16% del activo del sistema financiero. Es el mismo ratio de marzo de este año, que ahora solo cuenta la tenencia de Leliqs.

Asimismo, con un rendimiento que supo estar por encima del 70% y que hoy ronda el 60%, las letras del Central son un negocio redondo.

"La Leliq prácticamente no tiene riesgo, ni paga ingresos brutos -cuando cualquier otro producto tiene ese impuesto-, te deja limpio un rendimiento del 7% sobre la tasa activa", explica el gerente financiero de una entidad local. Además, agrega, "no necesitas tener de estructura activa para colocar en esas letras".

Desde la mesa de dinero de un banco reconocen que también hay una suerte de pacto, en el que los banqueros juegan a favor de su regulador. "Yo le tengo que dar crédito al Central, y más si es en pesos, porque sé que el BCRA me va a pagar pesos; a lo sumo, tendré que esperarlo", explican.

"No es como antes, que las operaciones eran en dólares, cuando el BCRA no genera dólares", acotan.

La misma visión tiene un ex gerente general de una compañía extranjera. "El riesgo Leliq no es uno se pueda analizar, es un riesgo a asumir. Si no, te tenés que ir del país como banco", destaca. Muy distinto es el riesgo de un bono soberano, que mucho es mayor, agrega la fuente.

La banca pública, sin opción

"Las entidades públicas, en cierta medida, son el soporte del Gobierno si llega a tener algún problema, están atadas a la estrategia del Ejecutivo", sostiene Recalde, de Standard and Poor’s.

En la misma línea, Fabio Rodríguez destaca que tienen una situación particular que explica su mayor tenencia de bonos soberanos.

"En los bancos públicos, a veces sus accionistas le colocan deuda por determinado dispositivo que tienen a través de la carta orgánica de cada entidad -más que nada en el Nación y el Provincia; en el Ciudad no, aclara- y eso es lógico de entender", aporta el economista, que entre 2008 y 2010 fue director del Provincia.

Del otro lado, los privados tienen una posición totalmente distinta en cuanto a su cartera de títulos públicos. "Quizá los parámetros de riesgo de muchos bancos privados, y más aún en los extranjeros, son más estrictos respecto a la tenencia de deuda soberana", sostiene Rodríguez.

"Entre las entidades extranjeras siempre se mira con lupa cuál es la tenencia de bonos del sector público", explica el ex gerente general de una firma de capitales europeos. "A esa tenencia, la casa matriz le tienen que aplicar la previsión de una cartera de sector público", agrega.

Según detalla, en el momento en que la filial local de un banco extranjero tiene que fusionar su balance con el de la casa matriz, se pone la previsión como si estos últimos hubieran puesto los fondos. "Le afecta muchísimo el patrimonio y prefieren no asumir ese riesgo", agrega.

Para los de capital nacional, en tanto, el hecho pasa por no querer asumir el riesgo. "Si el día de mañana el Estado no paga, pueden tener un problema de solvencia", explica la fuente. 

Sea como fuere, es claro que la crisis de 2001 marcó un antes y un después en cuanto al financiamiento al Estado por parte de los bancos. Tras la debacle, con una serie de reglas macroprudenciales, el Central limitó la tenencia de bonos soberanos en el sistema financiero.

"Después de 2001, se aprendió de la lección de exponerlos tantos y se hizo una regulación que los limita. Pueden tener un poco más o menos de bonos, dependiendo de la coyuntura, pero tienen un límite detrás", asegura Mercedes Cangueiro, de Standard and Poor’s.

El ajuste de González Fraga

Cuando se habla de los números de los bancos públicos hay que tener en cuenta que en término de activos, el Nación concentra el 55% del sector. Si se le suma el Provincia, entre los dos concentran el 80%. Además, si uno agrega al Ciudad, las tres entidades acaparan el 90% de los activos.

Por eso, lo que haga el Nación tiene un efecto directo sobre los números del segmento. En ese sentido, hubo una política concreta que llevó adelante la entidad que preside Javier González Fraga, que decidió no renovar gran parte de las Lebac que tenía en su cartera a finales de 2018 para hacerse de más liquidez. Hasta octubre, de hecho, la banca pública -con el Nación a la cabeza- tenía el 50% de las letras del BCRA. Hoy, en cambio, posee menos del 30%.

Esta jugada fue la contraparte del ajuste monetario que el propio Fondo Monetario Internacional le pidió al Nación, para estar en línea con la política que en noviembre encaró Guido Sandleris desde el BCRA.

En otras palabras, el FMI no quiere que si el Central aprieta el freno en términos monetarios, el Nación apriete el acelerador. Así se lo transmitió el italiano Roberto Cardarelli el lunes 12 de noviembre a González Fraga, cuando lo visitó en su despacho.

Sea financiando al Estado o ayudando al BCRA a absorber pesos, los bancos están dejando de lado su función principal: prestar a familias y empresas.

"Es lo que pasó en 2015, que la intermediación financiera era muy baja y los resultados venían por títulos", recuerda Recalde, de Standard & Poor’s. Claro, hace cuatro años era el boom de las Lebacs lo que les hacía ganar plata a las entidades, y hoy son las Leliqs. "Hay una mayor mora, mayor previsión y con estos títulos solucionan el tema de incertidumbre", acota.

Para Fabio Rodríguez, "esto es una situación anómala, que está soportada porque el sector está siendo funcional a la política monetaria que está imponiendo el Fondo Monetario y el Central, es la única explicación que tiene".

El economista sostiene que un sistema financiero sano tienen que pensar en volver a recuperar la intermediación. "Hoy el crédito en pesos es el 28% del activo y las Leliqs concentran el 16%, más de la mitad", destaca Rodríguez.

Con el crédito en baja y la mora en ascenso, los banqueros ven en las Leliqs la mejor forma de seguir teniendo rentabilidad. Sin embargo, de consolidarse esta tendencia generará un deterioro en la hoja de balance de los bancos, con menos crédito, de menor calidad y un 20% de sus recursos colocados en un sólo activo de cortísimo plazo. "Esto es anómalo", como dice Rodríguez.

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