La industria bancaria y la banca de inversión en particular están en medio de una tendencia de múltiples olas donde lo digital se centra en la optimización de productos y servicios. Así por ejemplo, con el desarrollo de la big data, los datos obtenidos y su posterior análisis impulsan ofrecimientos a los clientes con objetivos precisos y mejores servicios.

En este contexto de permanente innovación, viene tomando fuerza un conjunto de entidades que tienen una denominación común: roboadvisors, un término que surge de combinar las palabras inglesas robo (robot) y advisor (asesor), es decir, asesor robotizado o automatizado.

Los roboadvisors también son conocidos como gestores automatizados, ya que en realidad, en paralelo con su asesoramiento, gestionan el capital de sus clientes.

En definitiva, un roboadvisor es una especie de asesor financiero que ofrece un servicio de gestión online de carteras de inversión mediante algoritmos, automatización y, normalmente, en una instancia superior, la supervisión de un equipo de expertos inversores.

Los roboadvisors vienen ganando terreno en Argentina

Son precisamente estos expertos los que tienen a su cargo la responsabilidad de decidir qué hacer con los fondos de sus clientes, siguiendo estrategias de largo plazo, en tanto que la función que cumple el robot es automatizar todo lo que se pueda, a efectos de evitar errores, bajar costos y simplificar los procesos.

Su ventaja radica en que facilitan la constitución y mantenimiento de carteras de inversión personalizadas en forma sencilla y adaptadas a sus posibilidades de manera totalmente automatizada. En la práctica, el roboadvisor desarrolla las siguientes actividades:

• Analiza y elabora el plan de inversión de cada cliente

• Invierte los fondos aplicando las estrategias diseñadas por los analistas

• Optimiza la cartera de forma continua

• Gestiona los nuevos aportes

Debido a que opera en forma automatizada, sus costos son más bajos que los de la banca tradicional y en consecuencia, ofrecen una mayor rentabilidad.

La automatización invierte los fondos aplicando las estrategias diseñadas por los analistas

Los primeros roboadvisors comenzaron a funcionar en EE.UU. en el año 2008 y su objetivo era ofrecer un servicio bancario que permitiera invertir de forma más sencilla, inteligente y diversificada a una mayor cantidad de gente.

El funcionamiento típico de un roboadvisor puede dividirse en tres etapas bien diferenciadas:

• Al momento de vincularse, el potencial cliente contesta un test a partir del cual se puede deducir cuáles son sus objetivos financieros, su situación patrimonial, el conocimiento de los activos disponibles y quizás lo más importante, su psicología inversora.

• Una vez cumplido este paso, el roboadvisor le asigna una cartera de inversión adaptada a su perfil de riesgo.

• Finalmente, una vez que tiene la cuenta habilitada, el inversor transfiere el capital que desea invertir y a partir de ese momento todo queda en manos del roboadvisor, que se encarga del resto, realizando rebalanceos periódicos y optimizando la inversión mediante algoritmos.

Un reciente estudio reveló que si bien los roboadvisors son accesibles para todo tipo de cliente, la mayoría de los que operan con ellos adhieren al mundo digital, la tecnología y las finanzas.

En tal sentido, la mayoría de ellos son hombres y el rango de edad va de los 40 a los 60 años, viven en grandes ciudades y cuentan con un patrimonio promedio del orden de los 60.000 dólares.

Es por ello que los gestores automatizados son ideales para aquellas personas que no tienen tiempo de gestionar sus inversiones, que prefieren invertir a largo plazo, quieren empezar a invertir con poco capital y con carteras diversificadas.

Es más, desde las entidades explican que no son recomendables para quienes deseen elevadas rentabilidades en el corto plazo. De hecho, sostienen que lo ideal es colocar un capital que no sea necesario utilizar en un plazo mínimo de tres años. Todo ello para evitar la volatilidad de corto plazo.

Los roboadvisors más importantes del mundo operan en EE.UU. y Canadá y son los siguientes:

• Betterment: gestiona más de u$s13.000 millones de unos 300.000 clientes.

• Wealthfront: administra unos u$s10.000 millones, con 150.000 clientes.

• Wealthsimple: con sede en Toronto, administra unos u$s5.000 millones.

En tanto que en Europa el más antiguo es InbestMe, que desde que inició su actividad en España en el año 2017 se ha convertido en referente en esta modalidad de inversión. Pero InbestMe no está solo, ya que en la actualidad Openbank, que forma parte del grupo Santander se ha constituido en el mayor banco 100% digital por volumen de activos.

Como parte de su plan expansión recientemente anunció que está ampliando su oferta con un nuevo servicio de compraventa de valores en Portugal, Alemania y Países Bajos.

Sus clientes pueden optar por operar con el Digital Wealth Manager, que es el corazón del sistema y está orientado tanto a inversores noveles como experimentados y la inversión mínima es de las más bajas del mercado, según anuncia el banco, a partir de 500 euros.

Roboadvisors en Argentina

En nuestro país, la delantera la tomó Quiena, que según su página web está registrada como Agente Asesor Global de Inversiones ante la Comisión Nacional de Valores.

En la misma explica además que cada cuenta de inversión en DriveWealth LLC se encuentra protegida por un valor de hasta u$s500.000 en caso de cierre de la casa de bolsa. Los servicios que ofrecen son:

• Una cuenta de inversiones en EE. UU. a nombre del titular, en la que solo él puede depositar y retirar
• La administración automática para que el capital se invierta de acuerdo a las decisiones de su grupo de expertos y tecnología.
• Asesoramiento profesional y atención personalizada en el momento que se necesite.

En tanto que para el 2021 se prevé que el Grupo Santander, que obtuvo la licencia bancaria de Openbank Argentina, el banco 100% digital del grupo, estará plenamente operativo.