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El Gobierno temió disparada del dólar MEP: la "devaluación turista" fue de solo 6%

La expectativa que tenía el mercado era un desdoblamiento de hecho, en el que los turistas pagaran el valor MEP. Habría significado una devaluación de 26%
14/07/2022 - 00:44hs
El Gobierno temió disparada del dólar MEP: la "devaluación turista" fue de solo 6%

La suba de 10 puntos –de 35% a 45%- en la percepción del impuesto a las Ganancias que se cobra al "dólar turista" confirmó lo que todo el mercado sospechaba: que la ministra de Economía, Silvina Batakis, no se sentía tan cómoda con el tipo de cambio actual. O, al menos, que se necesitaba una devaluación selectiva para canalizar dólares desde el turismo hacia la industria.

Con la modificación comunicada anoche por el Banco Central, el dólar que paga el turista -es decir, el valor oficial, más el 30% del impuesto PAIS, más la percepción por Ganancias- sube desde $222 hasta $236.

En otras palabras, el dólar turista subió un 6,3%. La realidad es que se trata de un impacto bastante menor al que se esperaba en el mercado, donde se temía que el salto fuera de más de un 25%.

En los días previos a los anuncios realizados por Batakis, había circulado entre las empresas del sector turístico la versión de que el Gobierno, preocupado por la cantidad de reservas que estaba perdiendo el Banco Central, estaba dispuesto a llevar a cabo un desdoblamiento cambiario de hecho.

Y que ello consistiría en que los pagos con tarjeta de crédito en el exterior ya no serían "bancados" por el BCRA sino que se les pediría a los bancos argentinos que consiguieran las divisas en el mercado MEP.

Dólar turista, más bajo que el MEP

Si esa hubiese sido la medida adoptada, entonces el nuevo dólar turista sería el dólar MEP, que hoy en las últimas semanas protagonizó una fuerte escapada y que actualmente parece estabilizarse en un nivel de $280.

De hecho, la gran expectativa que se había generado en los medios de comunicación el pasado lunes era que Batakis mencionara este tema entre sus principales medidas. Sus declaraciones periodísticas previas, en el sentido de que se debían priorizar los dólares escasos para la industria generadora de empleos antes que para el turismo, hacían pensar en una medida drástica que desincentivara al turismo y que, al mismo tiempo, aliviara la situación de reservas del Banco Central.

Sin embargo, para sorpresa del mercado, Batakis no mencionó el tema y ratificó que el tipo de cambio está en un nivel competitivo para la economía argentina.

¿Por qué se desechó aquella equiparación entre el dólar turista y el dólar MEP? Es posible que haya habido una motivación política, como el lobby de las agencias de viaje y las aerolíneas, y que se haya temido el malhumor de la clase media. Pero, sobre todo, lo que primó fue una consideración financiera.

Las primeras medidas anunciadas por Silvina Batakis, en compañía de Miguel Pesce y ministros, no mencionó al turismo, pero el mercado descontaba nuevas restricciones
Las primeras medidas anunciadas por Silvina Batakis, en compañía de Miguel Pesce y ministros, no mencionó al turismo, pero el mercado descontaba nuevas restricciones

El principal opositor a un dólar turista/MEP fue Miguel Pesce, el presidente del BCRA, que en teoría sería el beneficiado por esa medida. Sin embargo, existía otro temor en el Central, y era que el remedio fuera peor que la enfermedad, porque se podría acentuar la disparada del MEP, lo cual haría más grande aun la brecha entre el paralelo y el tipo de cambio oficial -que hoy se ubica en 118%-.

Concretamente, lo que se consideró es que si todos los dólares que el Banco Central debe resignar mensualmente por el concepto "viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta" -que en el último informe correspondiente a mayo fue de u$s579 millones- se convirtieran súbitamente en una demanda agregada al mercado del dólar MEP, se podría generar un impacto que disparase la cotización.

En ese caso, el ahorro de reservas generaría una crisis mayor, porque la agudización de la brecha cambiaria se transformaría en una presión difícil de soportar para una devaluación brusca del tipo de cambio oficial, que es lo que Batakis quiere evitar a toda costa por su potencial de contagio inflacionario.

Una devaluación que no revertirá el "problema"

La pregunta que se impone, entonces, es si una devaluación modesta de 6,3% en el dólar que pagan los argentinos por vacacionar en el exterior será un disuasivo suficiente como para que baje la cantidad de gente dispuesta a viajar y usar su tarjeta de crédito en otras latitudes.

La historia reciente parece demostrar que, salvo casos de devaluación muy aguda, no se revertirá la vocación de los argentinos por los viajes. Son varios lo motivos que se dan para ello. Desde el punto de vista económico, porque hay una clase media con capacidad de ahorro suficiente como para poder absorber ese aumento.

De hecho, en años de fuerte devaluación durante la gestión macrista, si bien se generó una leve caída en la cantidad de dólares demandados por los turistas, la demanda de dólares nunca bajó de u$s7.000 millones anual, que es aproximadamente la proyección para este año. Es cierto que si se compara el año 2019 contra el récord de 2017, hubo una caída de más de u$s4.000 millones, pero debe considerarse que en esa ocasión el valor del dólar se triplicó en el lapso de un año y medio.

Pero, además, hay otros motivos apuntados no por los economistas sino por los sociólogos y expertos en consumo: la clausura turística obligada por la pandemia generó en la clase media-alta un deseo de "puesta al día" que difícilmente se pueda disuadir con medidas impositivas.

Y si a esta situación se le agrega el hecho de que la inflación exacerba el fenómeno de la "fuga al consumo", en una actitud defensiva para no perder poder adquisitivo, se termina de configurar el cuadro.

El rubro de turismo ya le cuesta al Banco Central un promedio mensual de u$s600 millones y los expertos en consumo afirman que hay una
El rubro de turismo ya le cuesta al Banco Central un promedio mensual de u$s600 millones y los expertos en consumo afirman que hay una "puesta al día" tras dos años de pandemia

La necesidad de dar una señal política

Naturalmente, es una situación de la cual los funcionarios del equipo económico están al tanto, pero de todas formas sintieron que era su obligación tomar una medida como señal política. Después de todo, la misma existencia del cepo cambiario se apoya en el argumento de que los dólares son escasos y que el rol del Estado es canalizarlos hacia actividades prioritarias.

En una situación de inocultable ajuste económico, y con señales de enfriamiento de la economía, no resulta políticamente sostenible el hecho de subsidiar un dólar a los turistas al mismo tiempo que se les pide a las industrias que vayan a buscar divisas al MEP si se pasan del tope autorizado por el Banco Central.

De hecho, luego de la alocución de Batakis del pasado lunes, hubo comunicados empresariales que machacaron sobre este punto, una forma de dejarle en claro a la ministra que, por más que haya dado señales de confianza en el plano de la disciplina fiscal, todavía quedaba por resolver la dura "puja distributiva por los dólares" entre los diversos sectores de la economía.

Lo cierto es que el Gobierno sentía la presión por dar una señal en este tema. En lo que va del año hasta mayo, ya son u$s3.259 millones los que se fueron por el rubro "viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta". Si a eso se le suma la compra de dólares para atesoramiento, que es de u$s799 en cinco meses, entonces la salida de divisas por ahorro, turismo y compra de servicios online asciende nada menos que a u$s3.259 millones en cinco meses.

Para tener una referencia de lo que significa este número, equivale a un 70% de los dólares que salieron por el explosivo rubro de importación de combustibles, el ítem señalado por el Gobierno como el gran "culpable" de la escasez de dólares, al crecer a más de un 200% anual y quedarse ya con el 25% del total de las importaciones.

Y la perspectiva es que la presión turística se haga más intensa en los próximos meses: a todos los motivos ya expuestos se agrega la situación estacional de las vacaciones de invierno -las primeras con turismo internacional desde la pandemia- y, además, el mundial de fútbol de Quatar en noviembre.

Con las reservas en situación crítica, el Banco Central busca dar una señal al mercado: sin embargo, hay dudas sobre si será un disuasivo suficiente para los turistas
Con las reservas en situación crítica, el Banco Central busca dar una señal al mercado: sin embargo, hay dudas sobre si será un disuasivo suficiente para los turistas

La percepción, un remedio de última instancia

La "solución" de incrementar la percepción de Ganancias es, a esta altura, un remedio ya conocido, que según los expertos tributarios se está estirando hasta un límite en el cual puede ser cuestionado por su dudosa legalidad.

Se aplicó por primera vez en 2012, cuando recién había debutado el cepo cambiario y el dólar barato fomentaba un boom de viajes. En esa ocasión, la percepción establecida había sido de 15%, pero un año más tarde, al constatarse que no resultaba un disuasivo lo suficientemente fuerte, se la llevó al 35%.

En esa ocasión se constató que un alto porcentaje de los viajeros nunca reclamaba el crédito fiscal por el adelanto del impuesto. Presumiblemente, por el temor al escrutinio de la AFIP sobre los gastos, en gente que podía estar en situación irregular en su declaración de patrimonio alcanzada por Bienes Personales.

En otras palabras, aunque no fue la intención original por la que se creó, la percepción tuvo también un efecto de incremento en la recaudación impositiva.

Durante los años del macrismo se eliminó. Y, al asumir Alberto Fernández, principio no se previó su reinstauración, por considerarse que el 30% del impuesto PAIS sería una medida suficiente. Sin embargo, pocos meses después se volvió a aplicar la percepción, y paradójicamente no fue por el turismo, dado que estaba en plena vigencia la restricción sanitaria para el turismo internacional.

Lo que motivó la vuelta de la percepción fue la masiva demanda para ahorro de dólares al precio oficial por el cupo de u$s200 mensuales, que creció de tal forma que le llegó a costar al Banco Central cerca de u$s900 millones en agosto de 2020, un ritmo insostenible sin que se produjera un colapso de las reservas.

Ahora, la suba al 45% causó sorpresa. Si bien es cierto que es una potestad del Gobierno cobrar percepciones como cobro adelantado de impuestos, también ocurre que la alícuota del 35% es la máxima de todos los tributos. Con lo cual, según consideran algunos expertos en la temática impositiva, se podría argumentar que las autoridades están haciendo un abuso de sus facultades.

Por otra parte, hay otra situación derivada de la alta inflación: entre el momento en que se efectúa la percepción y el momento en el que el turista hace el reclamo y obtiene el 45% de regreso en concepto de crédito fiscal, pueden transcurrir meses. Y a una tasa de inflación ya instalada por encima del 5%, esto supone un recorte de esa devolución, medida en términos reales.

¿Podría esto dejar un flanco débil para que sea cuestionada la nueva medida? En principio, no parece. Después de todo, hace dos años que está vigente la tasa del 35% sin que ningún juez haya visto una situación ilegal.

En todo caso, el gran interrogante es si esta medida que acaba de comunicar el Banco Central será la última para tratar de bajar la salida de dólares por concepto de turismo. Y, con los números a la vista, todo indica que difícilmente las restricciones terminen aquí.