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Reservas, bajo estrés: ¿Massa deberá tomar medidas extremas por la sangría de dólares?

Se agravó la pérdida de divisas del Banco Central y crece la tensión. ¿Hay verdaderas vías de escape para evitar una colisión inminente?
09/11/2022 - 07:00hs

Ayer, Coldplay puso fin al ciclo de diez estadios de River "sold out", pero los problemas de la Argentina siguen siendo los mismos. Atrás quedó la euforia de los fans por conseguir tickets, el lanzamiento del "dólar Coldplay" con el objetivo de cuidar las reservas y que a los empresarios del espectáculo no les resulte tan barato la organización de shows que le sacan divisas al Banco Central.

Ni el "dólar Coldplay" ni el "dólar Qatar" -que ya cotiza a $333, un 15% por arriba del dólar blue- logran frenar la pérdida de reservas del Banco Central.

La tendencia negativa -que se había revertido durante septiembre por el dólar soja y quedó disimulada también en octubre- se exacerbó en las últimas jornadas. 

Este martes, el BCRA se desprendió de u$s145 millones. Desde que empezó el mes, las ventas netas de la autoridad monetaria ya totalizan u$s535 millones

Está claro que se trata de una dinámica insostenible, que el Gobierno debería revertir más temprano que tarde si quiere evitar una devaluación brusca.

La escasez de dólares, ¿cambia la agenda?

Desde que Sergio Massa asumió en el Palacio de Hacienda, se enfocó en una agenda bien prolija, que sacase del medio la posibilidad de un estallido de la economía.

Desde el fin del dólar soja, el BCRA viene soltando dólares.
Preocupación: desde el fin del dólar soja, el BCRA viene soltando dólares.

Al revés que Martín Guzmán, el actual ministro priorizó la suba de las tasas de interés -a las que dejó en terreno positivo, tal cual pidió el FMI-; también ordenó el mercado de pesos y avanzó con la quita de subsidios a las tarifas de los servicios públicos.

También hubo un alineamiento sin cortocircuitos con el Banco Central. De hecho, la emisión monetaria se encarriló en función del acuerdo con el FMI.

Esa agenda llevó calma al mercado cambiario, aunque no alcanzó para achicar sustancialmente la brecha, que se mantiene cerca del 90% entre el CCL y el dólar mayorista.

Esa brecha, si bien inferior a la que existía cuando Massa llegó al Ministerio, todavía luce muy atractiva para quienes pueden acceder al mercado oficial. Es lo que se está percibiendo ahora. Ni siquiera alcanza con las distintas restricciones que se impusieron para las importaciones, pasando un lote cada vez más amplio con licencias no automáticas (LNA).

La pregunta, ahora, es si el Gobierno va a reforzar algunas medidas restrictivas. O si apela a otros caminos que por ahora no fueron explorados.

¿Nuevas medidas?: algunas opciones sobre la mesa

A diferencia de lo decidido en septiembre, ahora el Gobierno no tiene a mano instrumentos "a medida" que le sirvan para frenar la salida de divisas.

Más cepos a las importaciones, una medida que puede tener efectos colaterales sobre la inflación.
Más cepos a las importaciones, una medida que puede tener efectos colaterales sobre la inflación.

No hay "dólar soja'' a la vista. Ni "dólar trigo", ya que una medida así impactaría de lleno en el precio de la harina y de los subproductos.

¿Entonces? Lo primero que podría hacerse sería aplicar un torniquete más duro sobre las importaciones. Sin embargo, una medida de ese tipo tiene contraindicaciones muy precisas: con el rechazo de las importaciones, los precios de los productos tienden a exacerbarse, tal como sucedió en julio último cuando Guzmán bloqueó operaciones y la inflación se disparó. 

No hay mucho misterio al respecto.

¿Hay margen para un "plan de shock"?

La otra cuestión es si, en un contexto donde -otra vez- la pérdida de reservas toma impulso, el Gobierno apelará a un plan de emergencia, en el que se contemple un programa de estabilización.

Después de contemplarlo apenas asumió, Massa dejó de lado esa opción. Gabriel Rubinstein, número dos en Economía, descartó esa posibilidad hace algunos días, cuando pasó por el Senado a defender el Presupuesto 2023.

La puesta en marcha de una medida extrema requeriría de un amplio apoyo político en el Frente de Todos, algo que por ahora no parece aplicarse.

Quienes creen que lo mejor para este momento sería un "plan de shock" apuestan a que, bajo la incertidumbre actual -guiada en la falta de dólares en el Banco Central- no hay meta fiscal ni plan monetario que pueda doblegar esas pobres expectativas.

La idea de un plan de shock todavía genera debates en el Frente de Todos.
La idea de un plan de shock todavía genera debates en el Frente de Todos.

Que lo que se requiere es una salida más eficiente, más sólida, que se enfoque en un objetivo de desaceleración inflacionaria y en la entrada de divisas a las reservas del BCRA.

El "problema" de un posible plan de shock radica en que requeriría de una devaluación. O de, al menos, una indisimulable aceleración del "crawling peg", las minidevaluaciones diarias que lleva a cabo el Banco Central en el mercado oficial.

Los límites políticos

Consultados para esta nota, referentes del Frente de Todos descartan que Massa vaya por este camino de shock, a esta altura. Que si no fue el camino elegido cuando asumió, hace ya 100 días, ahora ya no tiene margen para aplicar una devaluación.

"Se perdió tiempo. Ahora nadie podría asegurar que el Gobierno llegaría competitivo a las elecciones si aplicara una devaluación en este momento", analiza un economista del FdT.

Obviamente, la traba principal para decidirse por una devaluación surge del efecto inicial de esa medida es una aceleración en el alza de los precios. En especial, de los alimentos. De todas formas, si el proceso se agrava y el BCRA sigue perdiendo reservas, el Gobierno podría verse forzado por la realidad.

El escenario luce complicado, con una sequía por delante y una deuda en pesos que sigue en ascenso y que precisa de un esquema muy estable para que el mercado siga refinanciando los vencimientos. 

Más aun, durante el año electoral que ya está a la vuelta de la esquina.

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