• 4/12/2025
ALERTA

El dólar cerró con una leve baja, luego de acercarse al techo de la banda: qué puede pasar rumbo a octubre

El tipo de cambio real multilateral está en su zona más alto desde la salida del cepo. La presión electoral sumó ruido en el mercado financiero
01/08/2025 - 12:55hs
El dólar cerró con una leve baja, luego de acercarse al techo de la banda: qué puede pasar rumbo a octubre

El dólar minorista cerró el viernes con una baja de cinco pesos, a $1.375 en las pantallas del Banco Nación, con lo que se alejó de su máximo histórico. En el mercado informal, el dólar blue se vendió sin cambios a $1.335.

En el segmento financiero, el contado con liquidación (CCL) avanzó 0,6% y se ubicó en $1.367, mientras que el dólar MEP cayó 0,1% y cotizó a $1.358. Por su parte, el tipo de cambio mayorista bajó diez pesos y se negoció a $1.364.

En un contexto atravesado por la cercanía electoral y crecientes tensiones cambiarias, el dólar oficial volvió a encender las alertas en el mercado. Los analistas señalaron que, tras la flexibilización del cepo, el tipo de cambio comenzó a acelerarse y se consolidó por encima del centro de la banda, lo que obligó a intervenir al Banco Central para sostener la tasa de interés. En paralelo, el Tesoro también incrementó su participación en el mercado cambiario con compras de divisas dentro de la banda, dando lugar a un piso implícito más alto.

Los expertos comentaron que la presión cambiaria se adelantó respecto de lo esperado, lo que dejó en evidencia los límites del actual esquema económico. A esto se suman tasas más elevadas para sostener la demanda de pesos, en un escenario donde la inflación, si bien contenida, no logra perforar el 2% mensual. En ese marco, se estima que el tipo de cambio cerraría el año con un alza del 52%, superando con creces la suba de precios proyectada.

Asimismo, indicaron que la política monetaria atraviesa un reordenamiento que, aunque genera más volatilidad a corto plazo, busca sostener un ancla nominal en medio de un proceso electoral incierto. Tanto la tasa real positiva como la intervención en el mercado de REPO son herramientas clave para evitar una mayor aceleración inflacionaria y una pérdida de control del dólar.

Para los especialistas, el desafío hacia adelante será mantener la estabilidad cambiaria sin financiamiento fresco, con un tipo de cambio más activo y una política monetaria condicionada por la necesidad de sostener la actividad y evitar desbordes. En este contexto, el repunte del tipo de cambio real también se vuelve un indicador a seguir de cerca, dado que marca un cambio en la dinámica de competitividad, tras meses de atraso.

La banda pierde fuerza como referencia y el Tesoro marca un piso implícito

A pesar del esquema de flotación administrada, el comportamiento del dólar se aleja de los límites teóricos impuestos por la banda. En la actualidad, el spot se ubica 9,2% por debajo del techo de $1.449 y 36,1% por encima del piso de $966. Pero en la práctica, esa banda dejó de ser el parámetro efectivo del mercado.

El Tesoro comenzó a intervenir con fuerza dentro de esos márgenes. De hecho, el propio ministro Caputo confirmó que la entidad compró u$s1.500 millones en apenas 35 jornadas, lo que configuró un "piso implícito" más alto para el tipo de cambio. Este accionar refuerza la percepción de un dólar más sostenido, aún dentro del régimen vigente.

De acuerdo con Portfolio Personal Inversiones (PPI), las compras acumuladas por el Tesoro entre junio y el 28 de julio alcanzan los u$s990 millones, cifra que surge del seguimiento de los movimientos de depósitos en pesos y dólares del Tesoro en el BCRA. Esta metodología, aunque distinta a la oficial, refleja un comportamiento muy activo de intervención indirecta.

La diferencia de US$510 millones con lo reportado por el Ministerio de Economía podría explicarse por pagos no discriminados o por adquisiciones realizadas en los últimos días del mes. De hecho, el martes previo se registró un salto en las reservas por más de u$s1.000 millones sin una causa clara, lo que refuerza la hipótesis de ingresos extraordinarios, posiblemente por desembolsos de organismos multilaterales.

La tasa real positiva, el ancla de corto plazo que sostiene el esquema

Frente al avance del dólar, la respuesta oficial se concentra en mantener tasas de interés reales positivas. La TAMAR de los bancos privados se ubicó en julio en torno al 38% TEA, lo que implica rendimientos mensuales superiores al 2,7%. Para agosto, se espera una ligera baja nominal, aunque aún por encima de la inflación mensual proyectada.

Desde la óptica de los analistas, esta tasa elevada es clave para sostener la demanda de pesos y evitar un traslado inmediato a precios. Aunque no hay una tasa de política explícita, la coordinación entre el Tesoro y el BCRA permite operar sobre los niveles de referencia mediante licitaciones no programadas, REPOs y absorciones de liquidez.

Sin embargo, este esquema también tiene costos. La eliminación de instrumentos tradicionales y la mayor volatilidad en la tasa generan incertidumbre en los bancos, que deben adaptarse a un nuevo entorno operativo. Aun así, los expertos consideran que el impacto neto será neutral en el mediano plazo.

La clave, entonces, es mantener una tasa que siga funcionando como ancla nominal sin asfixiar la actividad económica. Esa línea delgada se vuelve cada vez más difícil de sostener a medida que se acerca el calendario electoral y crece la desconfianza sobre el horizonte político y económico.

El trimestre más complejo del año ya no es futuro: es ahora

Para los especialistas, el tercer trimestre ya muestra todas las señales de ser el más exigente del año. La presión cambiaria se adelantó, y con ella, la necesidad de recalibrar herramientas en un contexto de menor margen. La salida fallida de las LEFIs, junto a la caída de ingresos extraordinarios del agro, configuran un panorama más ajustado.

La expectativa de una inflación en torno al 1% mensual antes de las elecciones quedó desactivada. Aunque el índice general sigue contenido, la volatilidad cambiaria y el ruido político impiden una mayor desaceleración. Además, la falta de financiamiento nuevo condiciona la capacidad del Gobierno para manejar los tiempos del mercado.

Aun así, los analistas destacan que el equilibrio fiscal todavía se sostiene, y eso actúa como amortiguador. Pero esa base se vuelve insuficiente si el contexto externo no colabora o si el riesgo político se amplifica. El Gobierno ya no cuenta con el "viento de cola" que ayudó en la primera parte del año.

El punto crítico es que la política monetaria y cambiaria actual solo puede sostenerse si se mantiene el orden fiscal. Cualquier relajamiento o mal paso podría desencadenar una nueva ronda de tensiones en un mercado que, claramente, está más sensible a los movimientos políticos.

El tipo de cambio real repunta: ¿ajuste de competitividad o síntoma de tensión?

El repunte del tipo de cambio real multilateral (ITCRM) fue del 6,2% en julio, y alcanzó niveles que no se veían desde mayo. El índice, que mide la competitividad de la moneda local frente a una canasta de divisas, refleja el impacto directo del salto nominal del dólar oficial.

Dentro de ese índice, el tipo de cambio bilateral con EE.UU., que representa el 13,1% de la canasta, subió 7,5% en el mes. El resto de los socios comerciales también empujó al alza: en promedio, el tipo de cambio real avanzó 5,9%. Para los analistas, este rebote mejora parcialmente la competitividad externa.

No obstante, el ITCRM aún se encuentra 19% por debajo del promedio histórico desde 1997. Es decir, el atraso cambiario aún no se revierte completamente. Lo preocupante es que este repunte no obedece a una devaluación formal, sino a ajustes graduales en medio de un contexto tenso.

Por eso, el repunte debe leerse con cautela: si bien representa un alivio relativo, su sostenibilidad está en duda. Todo dependerá de que el proceso inflacionario no se acelere y de que el programa económico logre mantener el tipo de cambio bajo control, al menos hasta después de las elecciones.

 

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