MERCADOS

La inflación resiste la suba del dólar y no hay traslado a precios: qué contiene al IPC

La política fiscal y monetaria contuvo el impacto del dólar en los precios. La inflación de julio confirmó la firmeza de la desinflación.
Por Marcos Phillip
FINANZAS - 18 de Agosto, 2025

La inflación de julio volvió a sorprender a los analistas al mostrar una desaceleración en medio de una fuerte volatilidad cambiaria. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) nacional avanzó 1,9% mensual, mientras que la inflación núcleo se redujo al 1,5%, el nivel más bajo desde 2017. Este desempeño se dio a pesar de un dólar mayorista que acumuló un fuerte aumento en las últimas semanas, lo que puso en evidencia que la transmisión de la devaluación a los precios fue mucho más acotada que en episodios anteriores.

Los especialistas señalaron que este comportamiento confirmó la consolidación de un régimen desinflacionario iniciado a comienzos de 2024. El proceso estuvo sostenido en tres pilares: disciplina fiscal, contracción monetaria y estabilidad cambiaria. En términos interanuales, la inflación se redujo a 36,6%, el menor nivel en casi cuatro años y muy lejos del 289% que se había registrado en abril, en pleno pico inflacionario.

Lo llamativo del mes fue el bajo incremento de los bienes, que suelen ser más sensibles a los movimientos del dólar. Apenas subieron 1,4%, un dato que reflejó una elasticidad mucho más baja frente a la depreciación del tipo de cambio. Según los cálculos de las consultoras, el pass-through de la devaluación se ubicó entre 29% y 32%, una cifra muy inferior a la observada en crisis previas, donde llegó a superar el 60% o incluso acercarse al 100%.

De este modo, los analistas destacaron que el actual esquema macroeconómico logró contener el traslado de la suba del dólar a los precios. Sin embargo, también advirtieron que el desafío hacia adelante será sostener esta dinámica, ya que el proceso dependerá de mantener la disciplina fiscal y la política monetaria contractiva en un contexto electoral cargado de tensiones

Inflación núcleo: el registro más bajo desde 2017

De acuerdo con los datos de Invecq, lo más destacado de julio fue que la inflación núcleo avanzó solo 1,5% mensual, el menor nivel desde noviembre de 2017. Este resultado marcó la tercera desaceleración consecutiva y permitió perforar, por primera vez desde 2018, el umbral del 2% en el promedio móvil trimestral, que se ubicó en 1,8% (equivalente a un 24% anualizado).

En la desagregación del índice, los precios estacionales fueron los que más presionaron, con un incremento de 4,1% mensual, seguidos por los regulados, que avanzaron 2,3%. En tanto, los servicios subieron 3,1%, manteniendo la tendencia de los últimos meses, mientras que los bienes marcaron apenas 1,4%.

Lo interesante para los economistas fue que, en otras experiencias de devaluación, los bienes —por su fuerte vínculo con insumos importados— solían mostrar una reacción mucho más marcada. En esta ocasión, el traslado de la depreciación a los precios se mostró muy limitado.

Los analistas coincidieron en que agosto será un mes clave para verificar si esta tendencia se consolida. Hasta el momento, las primeras mediciones semanales no reflejaban un impacto fuerte del salto cambiario de fines de julio, lo que reforzaba la hipótesis de un pass-through más controlado.

Pass-through acotado: comparación con devaluaciones previas

Según los cálculos de Invecq, entre marzo y fines de julio el dólar mayorista subió en promedio 18,2% y 20,5% punta a punta, sin contar el salto del 31 de julio, que impactará en agosto. En ese mismo período, la inflación acumulada fue de apenas 5,9%. Esto implicó un pass-through de entre 29% y 32%.

El contraste con experiencias anteriores fue notorio. En la devaluación impulsada por Sergio Massa, el traslado a precios había rozado el 100%. En el inicio de la gestión de Javier Milei, alcanzó 67%. En tanto, durante 2018 y 2019, los valores se ubicaron en 40% y 70%, respectivamente.

Para los especialistas, este cambio refleja que la economía transita un régimen distinto. El pass-through reducido implica que los precios resisten mejor a la depreciación cambiaria, una señal de menor intensidad inflacionaria en relación con otros episodios de crisis.

De todos modos, los analistas alertaron que la baja traslación también puede tener una lectura negativa: podría ser reflejo de una actividad económica más débil, con menor capacidad de trasladar costos a precios por la contracción de la demanda.

Evolución en agosto: corrección cambiaria y señales mixtas

En lo que va de agosto, los primeros registros no mostraron un impacto fuerte del salto cambiario. Según Invecq, los precios subieron 1,1% en la primera semana del mes y 1,5% en la segunda. Esto llevó al promedio móvil de cuatro semanas a descender de 2,4% a 2,2%.

Un dato clave fue que el tipo de cambio mayorista retrocedió 3,2% en lo que iba de agosto y 3,9% si se tomaba en cuenta el máximo alcanzado el 4 de ese mes. Esa corrección contribuyó a amortiguar parte del efecto inflacionario inicial.

No obstante, los analistas señalaron que habrá que seguir de cerca la dinámica de la segunda parte de agosto. La evolución de los bienes y servicios, junto con los precios regulados, marcarán si la tendencia de moderación se mantiene.

En este marco, la clave pasará por confirmar si el pass-through bajo se consolida como un cambio estructural de la economía o si responde a factores coyunturales que pueden revertirse rápidamente.

Credibilidad y régimen desinflacionario

Desde Delphos también destacaron que la inflación de julio reforzó la idea de que la economía transita un proceso de desinflación más sólido que en el pasado. El IPC avanzó 1,9% mensual en un contexto donde el dólar subió en promedio 7,2%, reflejando un traslado a precios muy marginal.

El dato de inflación núcleo en 1,5% fue clave, así como el bajo aumento de los bienes, que apenas marcaron 1,4%. Para la sociedad de bolsa, esto mostró que los precios están cada vez menos sensibles a los saltos del tipo de cambio, una señal de que el esquema fiscal y monetario funciona como ancla.

En términos interanuales, la inflación cayó a 36,6%, el nivel más bajo desde diciembre de 2020. Si se excluye el período de pandemia, es además el menor registro desde agosto de 2018. Esto contrasta fuertemente con el 289% de abril de 2024, el último pico inflacionario.

Según la sociedad de bolsa, la explicación se encuentra en la combinación de bases de comparación elevadas y en la consolidación de un cambio de régimen iniciado a comienzos de 2024, que eliminó el financiamiento monetario del déficit y ordenó las cuentas públicas.

Política económica y proyecciones hacia 2026

Los analistas subrayaron que el rol de la política económica fue determinante. Desde el inicio de 2024, la disciplina fiscal y la contracción monetaria limitaron la transmisión de los shocks cambiarios a los precios. Este marco generó credibilidad y permitió sostener expectativas a la baja.

Las proyecciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) y otras estimaciones anticipan que la inflación se mantendría estable en torno a 1,5%-1,7% mensual en el corto plazo. A partir del segundo trimestre de 2026, incluso, se proyecta un descenso hacia niveles cercanos al 0,8%.

Para Delphos, la consolidación de este proceso dependerá de sostener la consistencia macroeconómica y evitar desvíos en el marco de un año electoral. Los riesgos principales están en los ajustes pendientes de precios regulados y en la necesidad de sostener la disciplina fiscal a pesar de las tensiones políticas.

En conclusión, tanto Delphos como Invecq coincidieron en que la inflación de julio marcó un quiebre respecto de la dinámica histórica. El dólar dejó de ser el principal disparador de precios y el pass-through se redujo a niveles mínimos. El desafío será comprobar si esta resiliencia de la economía se consolida en el tiempo o si se trata de un alivio transitorio en un contexto aún volátil.

 

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