MERCADO INMOBILIARIO

Créditos hipotecarios UVA: cuál es el banco más barato y cuál el más caro

En 2025, la brecha de las cuotas UVA entre bancos llega al 65%. Según dónde saques el crédito, podés pagar como un alquiler o más del doble.
Por Marcos Phillip
FINANZAS - 18 de Agosto, 2025

En 2025, la vuelta de los créditos hipotecarios UVA reavivó una pregunta que cruza a miles de familias: ¿conviene pagar una cuota para ser dueño o seguir alquilando? Con alquileres que no paran de subir y una inflación que todavía condiciona, el regreso de estas líneas de financiamiento puso otra vez el foco en el acceso a la vivienda.

Un relevamiento reciente del economista Andrés Salinas expuso un dato clave: el monto inicial de las cuotas varía de manera abismal según el banco. Esa diferencia no es un simple matiz: puede traducirse en cientos de miles de pesos de distancia entre una entidad y otra, lo que en la práctica define si el crédito es accesible o directamente imposible.

El análisis parte de un ejemplo concreto: financiar el 75% de una propiedad valuada en 130.000 dólares, es decir, un crédito de 97.500 dólares. El plazo considerado es de 20 años. Con ese escenario, los cálculos muestran cómo cambia la foto según el banco elegido, y hasta qué punto la cuota puede acercarse al valor de un alquiler… o superarlo con creces.

Cuánto cuesta arrancar: las diferencias banco por banco

Los números marcan una realidad difícil de ignorar. Con su tasa nominal anual del 4,5%, el Banco Nación sigue apareciendo como la alternativa más competitiva. Para el caso analizado, la cuota inicial ronda los 840.000 pesos. Aunque elevada, la cifra guarda relación con lo que cuesta alquilar hoy un departamento de tres ambientes en la Ciudad de Buenos Aires.

El panorama cambia drásticamente en bancos privados. Entidades como Santander, Hipotecario o Galicia aplican tasas más altas, lo que dispara las cuotas iniciales por encima del millón trescientos mil pesos. Esa brecha con Nación llega a superar el 65%, lo que convierte al costo del préstamo en un filtro que excluye a muchas familias.

El contraste es claro: mientras que en Nación la cuota inicial puede asemejarse al gasto mensual de un alquiler, en los bancos más caros implica afrontar un pago que duplica o triplica ese valor. Para quienes evalúan dar el salto a la vivienda propia, esta diferencia es decisiva: el banco elegido cambia por completo la ecuación económica.

Además, cuando el valor de la propiedad aumenta, el efecto se amplifica. Por ejemplo, en una casa de 200.000 dólares, el salto entre la cuota más baja y la más alta puede traducirse en más de un millón de pesos mensuales de diferencia. Esa disparidad deja en claro que no se trata de un detalle, sino de un factor central que condiciona la decisión final.

¿Alquilar o comprar?

En el caso del Banco Nación, la cuota inicial para la propiedad de 130.000 dólares queda muy cerca del costo de alquilar un tres ambientes, que oscilan entre $800.000 y $1.200.000 más expensas. Para quienes califican en este banco, la decisión se vuelve atractiva: con un esfuerzo similar al del alquiler, se accede a una vivienda propia y se empieza a construir patrimonio.

En cambio, con los bancos privados más caros, la cuota inicial se dispara muy por encima de un alquiler, incluso de los más altos. Allí, el préstamo deja de ser una opción para gran parte de los hogares, salvo para quienes cuentan con ingresos muy por encima del promedio.

La comparación refleja con claridad que no existe una única respuesta. Para algunos sectores, el crédito UVA puede ser la llave para salir del alquiler. Para otros, el costo inicial sigue siendo una barrera insalvable.

Ventajas y riesgos de los créditos UVA

El atractivo principal de los créditos UVA es evidente: permiten transformar un gasto mensual en inversión. Mientras que el alquiler es dinero que se pierde cada mes, el pago de la cuota suma capital a un inmueble que queda como patrimonio. Esa diferencia resulta central en la decisión de miles de familias.

Sin embargo, el sistema no está exento de riesgos. El más importante es que la cuota se ajusta según la inflación. Esto significa que, aunque el arranque pueda ser comparable al de un alquiler, con el tiempo la cuota puede crecer más rápido que los ingresos, generando un descalce difícil de sostener.

Otro punto a tener en cuenta son las condiciones de acceso. Los bancos suelen exigir que la cuota no supere el 30% o 35% de los ingresos familiares netos, lo que deja fuera a una gran parte de la población. Incluso quienes tienen capacidad de pago, muchas veces no logran cumplir con los requisitos formales que impone el sistema financiero.

A todo esto se suman los costos adicionales: el crédito solo financia un 75% del valor de la propiedad, por lo que se necesita un ahorro previo importante. Además, hay gastos de escritura, registro, seguros y comisiones que encarecen aún más la operación.

¿Conviene dar el salto o esperar?

La respuesta depende en gran medida de la entidad financiera elegida. Para quienes califican en el Banco Nación, el crédito UVA se convierte en una oportunidad real. Con una cuota cercana a la de un alquiler y la posibilidad de ser dueño, la ecuación resulta favorable, siempre que se cuente con ingresos estables y capacidad de ahorro inicial.

En cambio, para quienes solo acceden a bancos privados con tasas más elevadas, la situación se complica. Allí, el costo mensual inicial es tan alto que difícilmente pueda competir con el alquiler, convirtiéndose en un compromiso financiero difícil de sostener a largo plazo.

El dato central que emerge de este análisis es que no basta con preguntarse si conviene alquilar o comprar. La clave está en elegir correctamente el banco. Una diferencia en la tasa o en la política de cada entidad puede cambiar radicalmente el destino de la operación.

Por eso, antes de decidir, la recomendación es comparar a fondo. La brecha entre bancos no solo define el costo inicial, sino la posibilidad misma de acceder a la vivienda. Una elección apresurada puede transformar el sueño de la casa propia en un peso insostenible.

Conclusión: entre la ilusión y la prudencia

El regreso de los créditos hipotecarios UVA volvió a abrir una puerta que parecía cerrada. La posibilidad de acceder a una vivienda con una cuota inicial similar al alquiler entusiasma a muchas familias. Pero los riesgos de la indexación, las exigencias de ingreso y, sobre todo, la enorme diferencia entre bancos obligan a analizar con cautela.

En definitiva, la decisión depende de cada caso. Para algunos, puede ser la chance de abandonar el ciclo del alquiler y empezar a construir patrimonio. Para otros, el costo de entrada es todavía demasiado alto.

Lo cierto es que, después de años de ausencia, el debate regresó con fuerza. Y aunque la respuesta varía según la entidad y la situación personal, la pregunta de fondo sigue siendo la misma: ¿conviene alquilar o endeudarse para comprar? En ese dilema, la elección del banco se vuelve el detalle que lo cambia todo.

 

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