• 5/11/2025

Riesgo país en llamas: subió casi 50% en 2025 y vuelve a encender todas las alarmas en el mercado

El riesgo país argentino no encuentra techo. Creció casi 50% en 2025 y complica las chances de financiamiento en los mercados. Cuáles son los motivos
01/09/2025 - 18:53hs
Riesgo país en llamas: subió casi 50% en 2025 y vuelve a encender todas las alarmas en el mercado

El riesgo país volvió a ser la palabra más repetida en las mesas de dinero en los últimos días. Ese índice que mide cuánto más deben pagar los bonos argentinos respecto a los del Tesoro de Estados Unidos pegó un salto que sorprendió incluso a los más curtidos del mercado. Después de haber tocado un piso de 560 puntos básicos en enero, hoy ronda los 830, lo que significa un aumento de casi 50% en lo que va del año.

Lo llamativo es que este movimiento ocurre justo cuando la mayoría de los países emergentes está disfrutando de un momento dorado. En el resto de la región, los inversores están comprando deuda con entusiasmo y los spreads se achican. En cambio, Argentina va por el carril contrario: se encareció y quedó como un outlier en medio de una fiesta a la que no fue invitada.

La pregunta es obvia: ¿por qué el mundo compra riesgo en todos lados, menos en Argentina?

Argentina no se pudo subir a una ola global de buenas noticias

El informe más reciente de la sociedad de bolsa Delphos Investment ayuda a entender el fenómeno. Después del llamado "Liberation Day", los mercados reaccionaron con fuerte volatilidad, el escenario internacional dio un giro favorable. Las tasas en Estados Unidos cayeron, el dólar se debilitó y los spreads globales se comprimieron hasta niveles que no se veían en treinta años.

Ese combo encendió el apetito por la deuda emergente. Desde Asia hasta América Latina, los bonos soberanos se abarataron y volvieron a lucir atractivos. Fue, en palabras de Delphos, un clásico momento "risk-on", donde el dinero fluye hacia los activos de mayor riesgo en busca de mejores retornos.

Pero en esa ola global, Argentina se descolgó. Los bonos locales no acompañaron la compresión. Mientras otros países se beneficiaban del contexto, la curva argentina quedó rezagada y el riesgo país se disparó.

Brechas que duelen

Los números son claros y muestran el aislamiento. Según Delphos, la diferencia entre el riesgo argentino y el promedio de Latinoamérica pasó de 150 puntos básicos en enero a 460 en la actualidad. Y el promedio de los países de mayor riesgo de la región, que había llegado a 650 puntos en abril, hoy se redujo a 380. Argentina, en cambio, se mantiene muy por arriba.

La foto es todavía más dura si se la compara con países de similar calificación. Tras el fin del cepo, los bonos argentinos rendían apenas 50 puntos más que Egipto y Nigeria. Hoy esa brecha supera los 350 puntos básicos. Es decir, el castigo se profundizó a pesar de que el mundo está más proclive que nunca a financiar deuda emergente.

La conclusión que ofrece Delphos es directa: no es un problema de los fundamentals ni del contexto global, sino de la política. Argentina paga el precio de la incertidumbre local y se convierte, una vez más, en un caso de manual donde lo político pesa más que lo económico.

La política, el gran driver

El informe lo dice sin rodeos: "El escenario actual está dominado por lo político". Y ese diagnóstico es compartido en las mesas de operaciones. El mercado se mueve al ritmo del calendario electoral y cualquier encuesta, rumor o denuncia alcanza para sacudir los precios de los bonos.

Para el analista Sergio Rodríguez, la lectura es evidente. "Mientras los países vecinos comprimen riesgo porque despejaron dudas políticas, Argentina hace lo contrario: cada titular suma incertidumbre y se refleja en el riesgo país", explicó.

El recuerdo de 2019 todavía pesa. Los fondos internacionales no olvidan cómo un resultado electoral cambió de golpe el humor del mercado y disparó el precio de la deuda. Por eso, ahora, los precios ya incorporan un escenario pesimista que quizás no se termine materializando.

Septiembre y octubre, meses bisagra

Delphos sostiene una frase que repite como mantra: "Septiembre condiciona octubre". ¿Qué quiere decir? Que las elecciones legislativas que vienen serán decisivas para definir el rumbo inmediato de los activos argentinos.

En su visión, parte del mercado está descontando un escenario de derrota dura para el oficialismo. Pero la consultora considera que ese pesimismo es exagerado. El mercado, dicen, ya priceó demasiadas malas noticias. Por eso, un resultado menos adverso que el previsto podría gatillar un alivio inmediato en el riesgo país.

La experiencia regional muestra que esa reacción puede ser muy rápida.

Bolivia y Ecuador: lecciones vecinas

Los casos de Bolivia y Ecuador son ilustrativos. En abril, el riesgo país ecuatoriano llegó a 1.900 puntos. Apenas cuatro días después, tras la reelección de Daniel Noboa, se había desplomado a 1.200 y hoy ronda los 750. En Bolivia, el índice pasó de 2.240 a fines de abril a menos de 1.200 tras el desplome electoral del MAS.

Esos ejemplos muestran que los precios de la deuda pueden cambiar de un día para el otro cuando la política sorprende al mercado. Lo mismo podría ocurrir en Argentina si los resultados de las elecciones reducen la incertidumbre.

Para Delphos, el actual nivel de 829 puntos no necesariamente es un techo: también puede ser el punto de partida para una compresión fuerte si el escenario político se ordena.

Reservas y la lupa de los traders

Claro que no todo depende de las urnas. Los inversores también tienen un ojo puesto en las reservas del Banco Central. Rodríguez lo explica con sencillez: "No alcanza con cubrir vencimientos. El mercado quiere ver acumulación genuina de dólares. Mientras eso no ocurra, la confianza seguirá limitada".

Delphos coincide en que la prueba de fuego es la capacidad de generar reservas netas. Y agrega un matiz táctico: los bonos de corto plazo ya rinden como los ecuatorianos en su peor momento. Eso significa que, si se despeja el ruido político, esos papeles podrían liderar un rally rápido. Los tramos largos, en cambio, necesitan señales de continuidad en las reformas y estabilidad a más largo plazo.

La paradoja es que el clima global sigue siendo ideal. Con un dólar débil, tasas de Estados Unidos comprimidas y spreads emergentes en mínimos de tres décadas, el apetito por riesgo está. El dinero busca destinos, y lo único que falta es que Argentina despeje la incertidumbre interna para volver a captar ese interés.

"Hoy Argentina no está castigada por falta de liquidez global. Está castigada porque el mercado duda de su política. Y esa duda se refleja en un riesgo país que se disparó casi 50% en el año", resumió Rodríguez.

La enseñanza es clara: el mundo está abierto al riesgo, pero Argentina todavía no convence. El futuro inmediato dependerá de las urnas, de las reservas y de la capacidad de enviar señales claras.

 

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