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ALERTA

Qué pasará con el dólar tras la derrota electoral: riesgo de corrida, suba de encajes y reservas ajustadas

El dólar enfrenta semanas decisivas en medio de incertidumbre electoral, reservas limitadas y presión de los mercados. Qué alertan los expertos
10/09/2025 - 17:14hs
Qué pasará con el dólar tras la derrota electoral: riesgo de corrida, suba de encajes y reservas ajustadas

En la tercera rueda de la semana, tras la marcada derrota del oficialismo en las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires, el dólar oficial del Banco Nación subió diez pesos y cerró a $1.435 para la venta. El tipo de cambio mayorista avanzó $7,50 hasta $1.423,50, reflejando la presión cambiaria que dejó el resultado electoral. En el segmento financiero, el contado con liquidación retrocedió 0,3% y cotizó en $1.436, mientras que el dólar MEP cedió 0,1% y se ubicó en $1.429.

En el mercado informal, el dólar blue permaneció estable en $1.385, en una jornada marcada por la volatilidad y la cautela de los inversores, que ajustaron posiciones frente a un escenario político más incierto.

El resultado electoral en la provincia de Buenos Aires marcó un quiebre en el tablero político y encendió alarmas en el frente económico. La derrota del oficialismo fue más amplia de lo previsto y reavivó la posibilidad de un kirchnerismo competitivo, un escenario que los inversores no tenían incorporado en sus cálculos. Expertos relevados coincidieron en que el impacto sobre el dólar será inmediato y decisivo.

Los especialistas advirtieron que el mercado local no había priceado un resultado de tal magnitud. La consecuencia directa es una caída en la demanda de pesos y un incremento en la presión sobre el tipo de cambio financiero, especialmente el contado con liquidación. En este nuevo marco, el dólar se vuelve nuevamente la principal referencia para medir expectativas.

El clima de incertidumbre recuerda a episodios pasados, en particular a las PASO de 2019, cuando un resultado electoral adverso desató una corrida cambiaria que obligó al Banco Central a intervenir fuertemente. En esta oportunidad, las condiciones son distintas, pero las vulnerabilidades persisten: reservas limitadas, un esquema de bandas exigente y un mercado con alta dolarización de carteras.

Por otro lado, enfatizaron que el margen de maniobra del Gobierno se achica a medida que se acercan las elecciones legislativas de octubre, donde cada rueda financiera será interpretada como un test a la viabilidad del plan económico.

Reservas en tensión y poder de fuego acotado

El análisis de las reservas es un punto clave en los informes de la city porteña. Desde la sociedad de bolsa Portfolio Personal Inversiones (PPI) detallaron que el Banco Central contaba a comienzos de septiembre con alrededor de u$s18.070 millones de reservas líquidas, aunque la mayor parte corresponde a encajes de depósitos en dólares, lo que reduce el poder de fuego efectivo a unos u$s5.000 millones. Este límite obliga a dosificar cada intervención y a evitar un drenaje prematuro.

En paralelo, la consultora económica 1816 subrayó que los compromisos financieros hasta octubre rondan los u$s1.200 millones en pagos a organismos internacionales, mientras que en noviembre vence una cuota de u$s860 millones con el FMI. En este contexto, la posibilidad de sostener la estabilidad cambiaria depende de la capacidad del Gobierno de administrar las reservas en un escenario de alta volatilidad.

Ambas análisis coincidieron en que desprenderse de activos estratégicos como el oro sería interpretado más como una señal de debilidad que de fortaleza. El verdadero desafío, señalaron, es sostener la confianza en un marco donde la política electoral introduce más ruido que certezas.

El recuerdo de 2019 actúa como referencia: tras las PASO de aquel año, el dólar saltó 30% y el Banco Central vendió más de u$s2.000 millones en pocas ruedas, mientras que las reservas líquidas se desplomaron en u$s10.200 millones. Aunque la situación actual no llegó a ese extremo, las fragilidades son comparables y el margen de error es muy estrecho.

El esquema cambiario bajo presión

Desde PPI remarcaron que la mejor alternativa para el Gobierno es permitir que el dólar oficial se deslice hacia el techo de la banda cambiaria, actualmente en $1.470, lo que implicaría una depreciación cercana al 8,5% respecto al último cierre. Consideran que una intervención anticipada sería malinterpretada por el mercado y agotaría reservas valiosas.

Para 1816, la presión sobre los tipos de cambio financieros seguirá en aumento, y el Banco Central deberá combinar el uso de las bandas con ajustes en los encajes para absorber liquidez. Sin embargo, esta estrategia tendrá un costo en la economía real: endurecer las condiciones monetarias en medio de una recesión agrava el malestar social y político.

Por otro lado, advirtieron que incluso antes de las elecciones, la sostenibilidad del esquema de bandas ya resultaba desafiante. La exigencia de acumular reservas por unos u$s12.000 millones en el año y la necesidad de atraer flujos de capital ponían al límite la estrategia. Con un revés electoral de tal magnitud, la capacidad de sostener el techo luce aún más comprometida.

El riesgo de una renegociación con el FMI sobre las reglas de intervención no está descartado. En PPI recordaron que el acuerdo ya mostró flexibilidad en revisiones anteriores, mientras que en 1816 plantearon que cualquier cambio deberá ser cuidadosamente coordinado para no disparar expectativas descontroladas.

Encajes, deuda en pesos y las elecciones de octubre

Un punto de coincidencia entre los expertos es la necesidad de subir encajes para absorber liquidez en el sistema. Desde la ALyC se estimó que un aumento de alrededor de cinco puntos en el requerimiento total sobre depósitos permitiría capturar la liquidez excedente, aunque reconocieron que esta decisión tendría un impacto negativo en la actividad económica.

La consultora económica complementó este análisis señalando que la demanda de pesos en instrumentos locales se debilitará en este nuevo contexto, lo que tensionará el ratio de rollover de la deuda en moneda local. De esta forma, el Tesoro dependerá más del sistema financiero y de las regulaciones del Banco Central para renovar vencimientos clave.

La tensión electoral complica el panorama. Endurecer el marco monetario es necesario para sostener la nominalidad, pero al mismo tiempo puede agudizar el malestar en la economía real, afectando salarios, crédito y consumo. Ambas consultoras coinciden en que el oficialismo enfrenta un dilema complejo en la recta final hacia las legislativas.

En definitiva, el dólar se consolida como la variable crítica que condensará las expectativas políticas y económicas. Los analistas remarcaron que las próximas 30 ruedas hasta octubre serán un verdadero termómetro de la viabilidad del plan económico, donde cada decisión tendrá un efecto inmediato en el mercado.

El golpe político que reacomodó al mercado

Los expertos coinciden en un diagnóstico claro: tras la derrota electoral, el dólar será el centro de la escena y la prueba más exigente para el Gobierno. Con reservas limitadas, un esquema cambiario en tensión y la necesidad de subir encajes para sostener la demanda de pesos, el margen de maniobra es cada vez más estrecho.

Ambas consultoras destacaron que el Banco Central debe administrar con extrema prudencia su poder de fuego y evitar errores que puedan acelerar una corrida. El recuerdo de 2019 actúa como advertencia, y la incertidumbre política multiplica los riesgos.

El desenlace dependerá de la capacidad de sostener la confianza y de enviar señales claras al mercado. En un año electoral cargado de volatilidad, el dólar se consolida como el verdadero termómetro de la economía argentina.

 

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