• 4/12/2025
ALERTA

¿La oportunidad de una gran inversión del año? Intel explota casi 80% y amenaza con destronar a Nvidia en 2026

La tecnológica que todos daban por muerta renació con fuerza. Sube 78,5% en el año, vuelve al centro de la escena y se convierte en la apuesta del año.
28/11/2025 - 09:20hs
inversiones

Durante años, el nombre Intel (INTC) había quedado relegado al fondo del mercado tecnológico. La empresa que dominó la industria de semiconductores durante décadas se vio superada por Nvidia, AMD y la nueva generación de fabricantes asiáticos. Muchos inversores la daban simplemente por perdida. Sin embargo, 2025 se convirtió en el año del "regreso imposible". La acción acumula un salto del 78,5%, recupera protagonismo en Wall Street y vuelve a posicionarse como un actor clave en la pelea por el futuro de la Inteligencia Artificial.

Este rally no es un rebote técnico ni un movimiento especulativo sin fundamentos. Es el resultado de una tormenta perfecta de factores políticos, económicos y tecnológicos que reconfiguraron la historia de Intel. Lo que parecía una empresa en declive se transformó en un activo estratégico para Estados Unidos, respaldado por decisiones concretas de la Casa Blanca y un cambio de rumbo interno que la reposicionó en el tablero global.

El mercado reaccionó en cadena. Fondos institucionales que habían abandonado por completo el papel comenzaron a acumular posiciones nuevamente. Los analistas, que hace apenas un año cuestionaban incluso la supervivencia de la empresa, ahora hablan de un "nuevo ciclo". Y el gran público inversor, acostumbrado a mirar solo a Nvidia como protagonista del boom de la IA, descubrió que Intel podría convertirse en la sorpresa del año.

La pregunta que empieza a resonar en Wall Street es simple: ¿el rally está cerca de agotarse o recién empieza? En esta nota analizamos por qué Intel volvió a despegar, qué esperan los bancos globales y cómo se puede invertir desde Argentina en pesos a través de los CEDEARs.

El renacer del gigante: el respaldo estratégico de Estados Unidos

El detonante del rally de Intel fue político antes que tecnológico. La administración estadounidense decidió que el país no puede seguir dependiendo de Asia para producir chips críticos, especialmente en plena carrera global por la Inteligencia Artificial. El gobierno ejecutó un paquete de estímulos que combinó financiamiento, subsidios y beneficios regulatorios para reindustrializar el país y fortalecer la cadena de suministro nacional.

En ese contexto, Intel fue elegida como la "punta de lanza" de la estrategia. No se trató solo de la Ley de Chips: hubo un mensaje directo de Washington al mercado. Estados Unidos considera a Intel un activo esencial para su seguridad nacional. Esa señal cambió de un día para otro la percepción del riesgo. La lectura fue inmediata: una empresa estratégica no quiebra, se sostiene.

Los fondos institucionales captaron el mensaje y empezaron a rotar capital hacia el papel. La demanda se disparó. Lo que antes era un activo considerado "viejo" y rezagado pasó a verse como una oportunidad geopolítica. El mercado comprendió que Intel no estaba compitiendo sola: tenía detrás a la primera potencia del mundo empujando su recuperación.

Este "escudo político" no reemplaza al negocio, pero sí le dio el tiempo que necesitaba la empresa para reorganizarse. Y el mercado, que valora tanto la estabilidad como la narrativa, encontró en este respaldo la base para justificar un nuevo ciclo alcista.

El giro interno que cambió todo: foco total en la fabricación de chips

El segundo motor del renacimiento de Intel fue su propia reestructuración. La compañía renovó su cúpula directiva, incorporó ejecutivos con experiencia en fabricación avanzada y recortó iniciativas que desviaban recursos. Por primera vez en años, Intel dejó de dispersarse para concentrarse en su unidad más decisiva: la división de foundry, es decir, la fabricación de chips para terceros.

Este segmento es hoy el campo de batalla más importante de la industria. El mundo depende de TSMC, la gigante taiwanesa, para producir chips de alta complejidad. Estados Unidos quiere reducir esa dependencia. E Intel vio en esa necesidad una oportunidad histórica. Volvió a invertir, reorganizar y enfocarse en ser la fábrica del mundo occidental.

El mercado tomó nota. La narrativa cambió de "empresa atrasada" a "jugador clave en la guerra global por los semiconductores". El giro también incluyó cambios en la hoja de ruta tecnológica, mayor eficiencia operativa y una estrategia más agresiva de ejecución. Los analistas que estudiaron estas transformaciones encontraron mejoras concretas, no solo promesas.

Este reposicionamiento, sumado al apoyo estatal, fortaleció la tesis de que Intel podría recuperar parte del terreno perdido frente a TSMC y convertirse en un actor esencial en la fabricación de hardware crítico para IA, centros de datos y defensa.

Efecto mercado: shorts corriendo, minoristas entrando y el FOMO desatado

La combinación de buenas noticias, apoyo político y reestructuración interna generó un fenómeno típico de los grandes rallies: el short squeeze. Fondos que venían apostando a la caída de Intel tuvieron que cerrar posiciones de forma abrupta, recomprando acciones en masa. Esa demanda aceleró el rebote inicial.

Al mismo tiempo, miles de inversores minoristas detectaron que Intel estaba operando a múltiplos extremadamente bajos. Comprar una empresa estratégica, respaldada por EE.UU., a precios históricamente bajos, se convirtió en una propuesta irresistible. El ingreso de capital minorista elevó el volumen, profundizó la suba y alimentó la sensación de "me estoy quedando afuera".

Esta dinámica de urgencia —conocida como FOMO— amplificó la tendencia. Cada noticia positiva agregaba otra capa de optimismo. Y el mercado empezó a ubicar a Intel en una categoría distinta: ya no se la observa como una tecnológica rezagada, sino como una de las posibles ganadoras del próximo ciclo industrial de Estados Unidos.

En este contexto, analistas que históricamente eran escépticos comenzaron a revisar sus precios objetivo, y algunos fondos globales la incluyeron entre sus principales apuestas de mediano plazo.

Qué dice Wall Street: entre la euforia y la prudencia

La reacción de los bancos globales refleja el momento de transición en el que está Intel. JP Morgan elevó su precio objetivo y reconoció que el riesgo estructural de la empresa se redujo notablemente. Para el banco, la nueva hoja de ruta, el apoyo gubernamental y la demanda global de chips justifican la recuperación y le dan un piso sólido al valor actual.

Bank of America, por otro lado, reconoce el cambio positivo, pero advierte sobre la velocidad de la suba. Su postura es de cautela táctica: la tendencia es alcista, pero podría haber tomas de ganancias. Aun así, el banco destaca que la narrativa de decadencia quedó atrás y que el debate ahora pasa por cuán rápido puede seguir creciendo.

Morgan Stanley pone el foco en la Inteligencia Artificial. La institución cree que la demanda de procesadores para centros de datos seguirá escalando durante años, y que aunque Nvidia domine el segmento más sofisticado, Intel tiene un rol insustituible en la fabricación de CPUs "de soporte", que son esenciales para entrenar modelos y operar infraestructuras críticas.

El consenso general es claro: la empresa atravesó un punto de inflexión y el mercado está reevaluándola. La mayoría coincide en que Intel entró en un ciclo de recuperación estructural con fundamentos mucho más sólidos que en años anteriores.

Cómo invertir en Intel desde Argentina: la vía simple en pesos

Para los argentinos, aprovechar este rally es más fácil de lo que parece. A través de los CEDEARs, cualquier inversor puede comprar una fracción de la acción de Intel desde la Bolsa local usando pesos. El CEDEAR de Intel opera bajo el ticker INTC.

La ventaja central es que estos instrumentos ajustan su precio por dos variables:

  • el valor de la acción en Estados Unidos,

  • y el dólar Contado con Liquidación (CCL).

Esto significa que si Intel sube, ganás. Y si el dólar sube, también se ajusta tu tenencia en pesos. Es una forma de dolarización indirecta extremadamente eficiente, especialmente en períodos de volatilidad local.

Operar CEDEARs es simple: abrir una cuenta comitente en una ALyC regulada, transferir pesos, buscar INTC, elegir la cantidad y comprar. No se necesita una acción completa: podés empezar con montos muy bajos. Y podés vender en cualquier momento, con acreditación inmediata.

Para muchos analistas, sumar Intel a una cartera diversificada permite exponerse a uno de los sectores con mayor potencial de crecimiento para 2026: la Inteligencia Artificial, la fabricación avanzada y la reindustrialización de Estados Unidos.

Intel pasó de ser un gigante dormido a convertirse en la mayor sorpresa del año bursátil. Su rally del 78,5% no es un accidente: es el resultado de un respaldo político monumental, una reestructuración interna profunda y un cambio radical en la percepción global. Hoy es una pieza estratégica en la cadena de chips, un actor necesario en la IA y una oportunidad que pocos esperaban.