¿El dólar en alerta máxima?: las señales que adelantan si se viene otro salto cambiario
El dólar oficial cerró este jueves 4 de diciembre a $1.470, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negoció a $1.444. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vendía a $1.509 (+0,8%), y el MEP se ubicaba a $1.467 (-0,2%). Por último, en el segmento informal, el blue se negociaba a $1.430.
El dólar volvió a instalarse en el centro de la escena financiera argentina. Tras las elecciones del 26 de octubre, los movimientos en los precios, las tasas y las expectativas dejaron claro que el tipo de cambio sigue siendo la variable que concentra temores y esperanzas. En las últimas semanas, el mercado observó un escenario en el que el dólar oficial se mueve dentro de un esquema de bandas, mientras los contratos de futuros y el riesgo país envían señales que los operadores leen con lupa.
El ruido no viene tanto por el lado del precio contado, que se mantiene relativamente contenido, sino por la forma en que reaccionan los instrumentos que anticipan el valor del tipo de cambio en los próximos meses. Los movimientos en los futuros de dólar, combinados con cambios en el apetito por la deuda argentina y en el posicionamiento del sector público, alimentan la gran pregunta que recorre mesas de dinero y chats financieros: qué va a pasar con el dólar y en qué nivel encontrará un nuevo techo.
En paralelo, la política abrió una ventana de oportunidad. El resultado electoral modificó el mapa de poder en el Congreso y dio aire a la idea de que pueden avanzar reformas estructurales largamente postergadas. Para los inversores, la clave es si ese nuevo equilibrio político alcanzará para sostener un programa de estabilización que combine disciplina fiscal, acumulación de reservas y una apertura gradual de la economía, utilizando al dólar como una suerte de semi ancla de precios.
El telón de fondo es un mercado que ya no discute solamente el valor del dólar hoy, sino la capacidad del Gobierno para administrar la transición sin sobresaltos. La discusión se desplaza hacia otro terreno: si el tipo de cambio logrará moverse dentro de las bandas previstas mientras se acumulan reservas y se consigue crédito, o si en algún momento se pegará al techo y obligará a recalibrar todo el esquema cambiario. Sobre esa tensión giran los análisis de Portfolio Personal Inversiones (PPI) y Eco Go, dos de las consultoras que siguen más de cerca la dinámica del tipo de cambio.
Un nuevo escenario tras las elecciones y la baja del riesgo país
Desde Eco Go señalaron que la reacción de los mercados después de los comicios del 26 de octubre permitió alargar el horizonte y abrió una oportunidad concreta para recalibrar los vértices del triángulo que consideran clave para la estabilización: la macroeconomía, la microeconomía y la gobernabilidad. La mejora en las expectativas no sólo se reflejó en los precios de los activos, sino también en la posibilidad de discutir un programa de mediano plazo y no vivir atado a la urgencia cotidiana.
Los expertos de la consultora explicaron que un dato central de este nuevo clima es la caída del riesgo país hacia la zona de 650 puntos básicos. Ese descenso, remarcaron, acelera las chances de que el Tesoro Nacional deje de pagar al contado los vencimientos de deuda en dólares. Si se abre la puerta al financiamiento, el Gobierno podría empezar a espaciar esos pagos, reduciendo la presión inmediata sobre las reservas del Banco Central.
Sus analistas apuntaron además que la mejora en los bonos también incrementa la posibilidad de extender los vencimientos de la deuda en pesos. Ese paso permitiría cambiar el uso del señoreaje: en lugar de destinar emisión a cancelar deuda, podría orientarse a la acumulación de reservas, un elemento que consideran esencial para sostener cualquier esquema de bandas cambiarias. Con ello, el balance del Banco Central ganaría resiliencia.
Para Eco Go, el cambio en la composición del Congreso es otro elemento decisivo. La nueva correlación de fuerzas aumenta las chances de avanzar con reformas estructurales que impulsen la productividad sistémica. Esta mejora, subrayaron, es condición necesaria para que la consolidación fiscal sea sostenible y para moderar el impacto negativo que la apertura económica puede generar en sectores específicos, contracara del salto productivo y la recomposición de precios relativos que supone usar al dólar como referencia.
Lo que revelan los futuros de dólar
Mientras Eco Go se centra en los fundamentos macro, desde PPI observan con especial atención la dinámica diaria del mercado cambiario y de los futuros de dólar. Los especialistas del bróker detallaron que, tras dos jornadas con el dólar oficial fijo en $1.451,5, el tipo de cambio spot avanzó 0,2% y cerró en $1.455, quedando 3,8% por debajo del techo de la banda cambiaria, estimado en torno a $1.512.
Lo llamativo, explicaron, fue que los contratos de futuros no acompañaron la suba. En lugar de corregir al alza, recortaron entre 0,2% y 0,4% en los primeros diez vencimientos. Para PPI, este desacople no puede ser leído como un simple ruido de mercado. La baja de los futuros, en un contexto de leve incremento del spot, encendió alertas sobre la posible presencia de un actor con capacidad para influir en los precios.
Sus analistas remarcaron que la pista más clara apareció en el interés abierto, que saltó US$134 millones en una sola rueda, la mayor suba desde el 9 de octubre. Casi todo ese incremento se concentró en el contrato enero-26, con US$126 millones adicionales, seguido por febrero-26, con US$14 millones, y otras alzas menores. Estas subas se compensaron parcialmente con una caída de US$20 millones en el contrato diciembre-25.
Con esta dinámica, los especialistas de PPI indicaron que toda la curva de futuros hasta marzo del año próximo volvió a operar dentro del esquema de bandas cambiarias. Recordaron que semanas atrás las posiciones hasta julio se encontraban por debajo del techo, pero la reconfiguración reciente devolvió a los futuros a un canal más alineado con la estrategia oficial.
Las nuevas bandas y los escenarios que plantea Eco Go
Para Eco Go, los movimientos en el mercado cambiario y en los flujos financieros, impulsados por el resultado electoral y por la decisión del Gobierno de sostener la banda superior, obligan a recalibrar los escenarios presentados en informes anteriores. En su visión, la discusión ya no es si habrá recalibración, sino cómo se administrará el sistema.
Los expertos de la consultora explicaron que hoy el mercado opera dentro de unas "nuevas bandas", donde la parte inferior parece ubicarse en torno a $1.400 y la superior se mantiene cerca de $1.500. La pregunta, plantearon, es si el Gobierno logrará comprar dólares dentro de ese corredor, aprovechando los momentos en que el tipo de cambio se acerque al centro de las bandas.
Sus analistas señalaron que, si esa estrategia funciona, el Banco Central podría acumular reservas sin mover los límites del sistema. Pero advirtieron que existe otro escenario posible: que en algún momento el dólar se pegue al techo y obligue a recalibrar los valores de referencia. Ese movimiento, remarcaron, reduciría el margen de maniobra y reactivaría la incertidumbre cambiaria.
Eco Go subrayó que la materialización de uno u otro camino dependerá, casi exclusivamente, de la capacidad del Gobierno para acceder al crédito y dejar de pagar deuda al contado. Sin financiamiento, afirmaron, el esquema de bandas se vuelve mucho más difícil de sostener porque la necesidad de divisas para los vencimientos limita la acumulación de reservas y potencia cualquier shock externo.
Qué mira el mercado cuando se pregunta qué pasará con el dólar
Tanto en Eco Go como en PPI coinciden en que el futuro del dólar se definirá por la combinación de factores financieros y políticos. Para la consultora económica, el resultado electoral y la baja del riesgo país deben traducirse en reformas que aumenten la productividad y en un acceso más fluido al crédito, permitiendo que el señoreaje se destine a fortalecer reservas en vez de cubrir vencimientos.
Desde PPI, en cambio, el foco está puesto en la microdinámica del mercado cambiario. El salto del interés abierto en los futuros, la forma en que se reacomoda la curva y los movimientos de los depósitos del Tesoro —que incluyen caídas en moneda extranjera y ajustes derivados del rollover de deuda— son señales que sugieren participación oficial y posibles pagos a organismos internacionales o ventas del Tesoro en el mercado.
Ambas miradas coinciden en un punto: mientras el Gobierno no asegure financiamiento suficiente para dejar de pagar al contado y acumular reservas, el sistema de bandas estará bajo examen permanente. Si la estrategia funciona, el dólar podría seguir moviéndose dentro del corredor actual, actuando como semi ancla mientras avanza la consolidación fiscal. Si no, el riesgo es que vuelva a presionar sobre el techo y obligue a una nueva recalibración.
El mercado, por ahora, observa. Operadores, bancos y fondos siguen cada dato de riesgo país, cada señal en los futuros y cada movimiento del Tesoro para anticipar si el próximo capítulo será de calma extendida o de nuevo estrés. En esa tensión entre oportunidad y fragilidad se juega hoy la gran pregunta: qué pasará con el dólar argentino en los próximos meses.