La vuelta de Argentina al crédito duro: ¿alivio duradero para el dólar o calma antes de otra tormenta?
El dólar oficial opera el miércoles 10 de diciembre a $1465, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negocia a $1442. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1511 (+0,1%), y el MEP se ubica a $1468 (-0,1%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia, a $1430.
Argentina atraviesa una de sus semanas financieras más decisivas desde la reestructuración de la deuda. Tras años de acceso limitado al crédito en moneda dura, el Gobierno decidió avanzar en una estrategia que combina nuevos bonos en dólares, instrumentos en pesos indexados y repos con bancos internacionales, todo en un intento por ordenar el calendario de vencimientos sin tensionar al mercado cambiario. La apuesta es clara: refinanciar enero y parte de 2026 sin usar reservas del Banco Central, reconstruir la confianza de los inversores y, con ello, anclar expectativas sobre el dólar.
La dinámica se da en un contexto en el que el riesgo país mostró una compresión significativa, las empresas y provincias retomaron con fuerza las emisiones bajo legislación Nueva York y los precios de los bonos locales reaccionan de inmediato a cada señal de financiamiento. El dólar, mientras tanto, se mueve dentro de un esquema de bandas que intenta evitar sobresaltos, aunque continúa sensible a cualquier noticia vinculada al flujo de divisas futuras.
Lo que está en juego no es solo la colocación de un bono o la firma de un repo, sino la posibilidad de que Argentina reconstruya un puente de crédito sostenible, capaz de reducir la dependencia del BCRA y permitir un proceso gradual de acumulación de reservas. Si las piezas encajan, el tipo de cambio podría transitar 2026 con menor volatilidad. Si algo falla, el escenario podría invertirse rápidamente.
El BONAR 2029, la primera señal de retorno al financiamiento en dólares
Desde Invecq señalaron que el lanzamiento del BONAR 2029N, un título en dólares bajo legislación local con un cupón del 6,5% TNA y amortización íntegra al vencimiento, representa el primer ensayo relevante del Gobierno para volver al mercado internacional. Según la consultora, la operación busca cubrir parte de los vencimientos del 9 de enero, especialmente los correspondientes a AL29 y AL30, por un total cercano a USD 1.200 millones dentro de una agenda de pagos más amplia que asciende a USD 4.200 millones.
Para Ecolatina, esta colocación tiene un valor adicional: no implica un aumento neto de la deuda pública en dólares, ya que el objetivo es reemplazar vencimientos inmediatos por un instrumento con perfil de pagos más largo. La consultora remarcó que este enfoque intenta enviar una señal de responsabilidad fiscal en un momento en el que cada movimiento del Tesoro repercute en el mercado cambiario.
Los analistas de Invecq estimaron que, con los precios previos al anuncio, la tasa interna de retorno podría ubicarse cerca del 10%, en línea con los bonos comparables de mercados emergentes. Este rendimiento servirá como referencia para las próximas incursiones del Tesoro en moneda dura y marcará el "precio Argentina" para los inversores.
Por su parte, Ecolatina destacó que el lanzamiento del BONAR 2029 se apoya en un contexto favorable: las empresas ya colocaron más de USD 4.000 millones en noviembre y USD 600 millones en diciembre, mientras que provincias como CABA y Santa Fe consiguieron financiamiento significativo. Es decir, el mercado estaba "abierto" y el Tesoro decidió entrar mientras la ventana sigue disponible.
Repos, deuda en pesos y alternativas para pasar enero y julio sin sobresaltos
Los expertos de Invecq explicaron que el BONAR 2029N no es la única herramienta para cerrar el frente de vencimientos. Indicaron que el Ministerio de Economía trabaja en un segundo instrumento, posiblemente similar al BONTE 2030, que en junio logró captar el equivalente a USD 1.000 millones, aunque fue emitido en pesos y con una tasa del 29,5%. Un instrumento de ese estilo permitiría diversificar fuentes de financiamiento sin presionar directamente al dólar.
Para Ecolatina, el verdadero ancla de la estrategia es el repo con bancos privados internacionales, cuyo monto ofrecido ronda entre USD 6.000 millones (estimación de Invecq) y USD 7.000 millones (estimación de Ecolatina). El Gobierno no tomaría todo, sino lo necesario para cubrir enero y julio, dos meses con vencimientos pesados que vuelven a sumar alrededor de USD 4.200 millones.
Desde Invecq remarcaron que el repo funciona como un seguro financiero que garantiza los pagos aun si el mercado se tornara adverso. A medida que el riesgo país continúe bajando, el Tesoro necesitará menos bonos como garantía y podrá refinanciar con un costo menor.
A su vez, Ecolatina vinculó la existencia del repo con la posibilidad de que el BCRA acumule reservas propias, un requisito indispensable para estabilizar el tipo de cambio. Si el Tesoro cubre sus necesidades con financiamiento externo y no con dólares del Central, se abre la puerta a que este último compre divisas y fortifique su posición.
El boom de emisiones y el riesgo país como termómetro del dólar
Según Invecq, el regreso soberano al mercado se da en un entorno de intensa actividad emisora. Provincias como Santa Fe, CABA y Córdoba ya colocaron más de USD 2.100 millones combinados, todas bajo legislación Nueva York y con tasas alineadas al riesgo argentino actual. Además, noviembre registró más de USD 3.000 millones en ON corporativas, y diciembre ya superó los USD 600 millones.
Para Ecolatina, este comportamiento muestra que, a determinadas tasas, el mercado global vuelve a mirar a Argentina con cierto interés. La consultora destacó que la compresión del riesgo país desde niveles cercanos a 1.000 puntos hasta la zona de 650 fue determinante para habilitar esta ola emisora. Ese indicador, recordaron, actúa como termómetro directo del costo potencial del dólar futuro.
Los analistas de Invecq profundizaron sobre esta relación. Según su lectura, el riesgo país no solo marca el precio de los bonos, sino también la probabilidad implícita de que Argentina pueda sostener su régimen cambiario sin saltos bruscos. Cada punto que baja el riesgo reduce la percepción de estrés y habilita financiamiento a tasas más razonables.
Ecolatina agregó que la trayectoria reciente del riesgo país —que llegó a ubicarse en torno a 637 puntos en las últimas ruedas— mejora el panorama para que el Tesoro pueda refinanciar vencimientos con menor dependencia de instrumentos en pesos sensibles al dólar. Esa corrección, sostuvieron, es una pieza clave para evitar presiones cambiarias en 2026.
Reservas, demanda de dinero y el dólar que viene
Para Ecolatina, una de las claves del próximo año será la recomposición de reservas del Banco Central. La consultora señaló que el ministro destacó la posibilidad de comprar dólares aprovechando un aumento en la demanda de dinero, evitando así esterilizar pesos con títulos públicos. Mantener la Base Monetaria alrededor del 4% del PBI podría permitir compras por USD 7.000 millones, mientras que aumentarla un punto habilitaría otros USD 7.000 millones, siempre dependiendo del nivel del tipo de cambio dentro de las bandas.
Desde Invecq remarcaron que el Gobierno quiere cubrir vencimientos sin tocar reservas. Si las colocaciones y el repo avanzan en línea con lo esperado, el BCRA podría comenzar a reconstruir su posición cambiaria, algo que el mercado considera central para estabilizar el dólar.
Ecolatina complementó que un eventual ingreso de divisas por la Cuenta Financiera, ya sea vía inversiones de cartera o inversión extranjera directa, impulsaría la demanda de pesos y permitiría más compras de dólares sin presionar el mercado. Esa dinámica ayuda a sostener al dólar dentro de las bandas sin saltos bruscos.
Ambas consultoras coinciden en que el gran desafío es lograr que el financiamiento se traduzca en confianza sostenida. Si el país avanza también con emisiones bajo ley Nueva York —previo aval del Congreso— y consolida un círculo de menor riesgo, mayor crédito y acumulación de reservas, el dólar podría estabilizarse en un rango más previsible. Si alguna de esas piezas falla, la calma podría ser solo transitoria.