Aguinaldo: ¿conviene invertirlo en acciones, bonos, billeteras virtuales, plazo fijo o dólares?
Diciembre es, tradicionalmente, un mes atravesado por el cierre de ciclos. A nivel personal y laboral, marca el final de un año de trabajo y el inicio de uno nuevo cargado de expectativas. En ese contexto, el aguinaldo se consolida como un ingreso extra que invita a reflexionar no solo sobre el consumo inmediato, sino también sobre cómo administrar mejor los recursos disponibles.
En Argentina, el Salario Anual Complementario (SAC) es un derecho laboral vigente desde 1946, pensado originalmente como un mecanismo para preservar el poder adquisitivo de los trabajadores. Mas allá de su origen, el impacto real del mismo depende del uso que cada persona decida darle.
Un reciente relevamiento realizado por Focus Market muestra que el destino del aguinaldo continúa siendo mayormente defensivo. El 60% de los encuestados afirmó que utilizará este ingreso para pago de deudas, gastos corrientes, vacaciones o stockeo de supermercado.
Sin embargo, un 40% destinará al menos una parte del aguinaldo a distintas formas de ahorro o inversión. Dentro de ese grupo, el 19% planea invertir en acciones, el 12% en la compra de dólares, el 7% en billeteras virtuales o cuentas remuneradas y el 2% en plazo fijo.
Estos datos reflejan una mayor predisposición a explorar alternativas financieras, aunque con distintos niveles de riesgo y horizonte temporal.
Inversión del aguinaldo en acciones
Las acciones se posicionan como el instrumento de inversión más elegido en el relevamiento. Invertir en acciones implica adquirir una pequeña porción de una empresa, con la expectativa de que su valor aumente en el tiempo. Se trata de una alternativa de riesgo, pero con potencial de ganancia.
El desempeño de las acciones depende tanto de factores microeconómicos, como la salud financiera de la empresa y su modelo de negocios, como de variables macroeconómicas, entre ellas el nivel de actividad, las tasas de interés y el contexto financiero general.
Dado este marco, no es posible definir un rendimiento futuro puntual. Sin embargo, sí se pueden identificar sectores que, de cara a 2026, presentan mejores perspectivas relativas.
Uno de ellos es el sector energético, impulsado por el desarrollo de Vaca Muerta, la demanda energética interna y externa, la regulación tarifaria favorable y la estabilidad relativa de la economía, son los drivers macro principales. Por su parte, a la hora de elegir una empresa especifica, hay que hacer un análisis más profundo, pero un perfil conservador apostaría por aquellas con balances sólidos como YPF o Pampa Energía.
Otro es el sector bancario, dadas las perspectivas de la reactivación del crédito y la baja valoración actual, se posicionan como una alternativa sostenible, considerando la expansión del PBI y la mejora del riesgo país.
Bonos
Además de las acciones, los bonos se presentan como alternativa interesante a considerar. Se trata de instrumentos de deuda mediante los cuales el inversor le presta dinero a un emisor (el Estado o una empresa) que se compromete a devolverlo en una fecha determinada, junto con intereses. A diferencia de las acciones, no otorgan participación en el capital de la empresa y su rendimiento puede adoptar distintas formas.
En ese sentido, existen bonos de renta fija, que pagan intereses preestablecidos y ofrecen mayor previsibilidad, y bonos de renta variable, cuyos pagos dependen de la evolución del emisor o de determinadas variables económicas. Esta diferencia explica por qué algunos bonos son más estables, mientras que otros presentan mayor volatilidad y potencial de retorno.
Una de las métricas clave para evaluarlos, es la Tasa Interna de Retorno (TIR), que resume el rendimiento total esperado del bono considerando el precio de compra, los intereses y el capital que se recupera al vencimiento. Una TIR más elevada suele reflejar mayores expectativas de retorno, aunque también implica asumir un mayor nivel de riesgo.
Actualmente, el mercado de bonos argentino atraviesa una etapa de reordenamiento. La baja de tasas, los cambios regulatorios sobre la liquidez y las señales de la política económica modificaron los incentivos: las estrategias de muy corto plazo perdieron atractivo y los instrumentos de mayor duración comenzaron a ganar protagonismo, tanto en pesos como en dólares.
La siguiente tabla muestra algunos bonos representativos del mercado:
Como toda inversión, presentan beneficios y riesgos. Entre los primeros, se destaca su aporte a la diversificación de la cartera y la posibilidad de estructurar rendimientos más predecibles. Entre los riesgos, sobresale la sensibilidad al contexto económico y financiero. Aunque la elección dependerá de cada persona, su perfil de riesgo y su objetivo, hoy conviene apostar por aquellos de bonos de largo plazo y dejar de lado aquellos atados al tipo de cambio o a la liquidez inmediata.
Compra de dólares
Por otro lado, la compra de dólares continúa siendo una estrategia utilizada por los argentinos, aunque ya no con la urgencia de antes.
En los últimos 30 días, las distintas cotizaciones del dólar mostraron variaciones moderadas y similares entre sí: el dólar oficial y el dólar MEP avanzaron cerca del 3%, mientras que el dólar blue aumentó 3,1%. Este comportamiento refleja un momento de relativa estabilidad cambiaria a la que nos habíamos desacostumbrado.
Recientemente el Banco Central anunció que a partir de enero de 2026 las bandas del esquema de flotación cambiaria se ajustarán mensualmente según el último dato de inflación publicado por INDEC. El objetivo de la medida es evitar atrasos cambiarios, sostener la competitividad y reducir las expectativas de saltos discrecionales del tipo de cambio.
Bajo este escenario y sumado al descenso gradual de la inflación (según las estimaciones del último REM), la evolución esperada del dólar se ubicaría en torno al 5,5% acumulado para los próximos 90 días.
En el caso del dólar MEP, su dinámica responde principalmente a los flujos financieros y a las decisiones de portafolio, más que a las distorsiones regulatorias, dado el bajo nivel actual de la brecha con el oficial (1,83 por ciento).
En un escenario base, con inflación descendente y tasas reales levemente positivas, el MEP tendería a acompañar la evolución del dólar oficial, con una brecha baja y estable. Si suponemos un panorama optimista, una mayor confianza y el ingreso de flujos hacia instrumentos en pesos podrían reducir la demanda de cobertura, comprimiendo la brecha. Por el contrario, eventuales shocks políticos o externos podrían generar episodios de mayor volatilidad y un aumento transitorio de la brecha.
El dólar blue, por su parte, suele reaccionar con mayor rapidez a cambios en las expectativas y a la demanda de efectivo, por lo que su evolución a corto plazo resulta menos predecible.
En este contexto, la compra de dólares aparece principalmente como una estrategia de resguardo de valor, más que como una alternativa para maximizar el rendimiento del aguinaldo.
Billeteras digitales o cuentas remuneradas
Otra de las alternativas elegidas por quienes reciben el aguinaldo es colocarlo en instrumentos de bajo riesgo y alta liquidez. El 7% de los encuestados optará por billeteras virtuales o cuentas remuneradas, priorizando la disponibilidad inmediata del dinero por sobre el rendimiento máximo.
Las cuentas remuneradas ofrecen actualmente tasas nominales anuales (TNA) que se ubican entre el 22% y el 32%, lo que se traduce en un rendimiento mensual promedio cercano al 2,3%. En tanto, los fondos comunes de inversión de tipo money market, utilizados por la mayoría de las billeteras virtuales, presentan una TNA promedio del 19%, equivalente a un rendimiento mensual del 1,6 por ciento.
A modo de ejemplo, un aguinaldo de $800.000 colocado durante 90 días en un fondo money market podría generar una ganancia estimada cercana a los $39.000. En el caso de una cuenta remunerada, el rendimiento estimado ascendería a unos $56.000, siempre que las tasas se mantengan constantes.
Plazo fijo tradicional
Por último, el plazo fijo tradicional continúa siendo una opción, aunque minoritaria: solo el 2% de los encuestados destinará su aguinaldo a este instrumento. Las tasas nominales anuales para colocaciones a 30 días se ubican actualmente entre el 20,5% y el 23,5%, lo que representa un rendimiento mensual promedio del 1,86 por ciento.
En el mismo ejemplo de un aguinaldo de $800.000, el interés generado en un período de 90 días rondaría los $45.000, con la desventaja de una menor liquidez frente a otras alternativas.
Las decisiones de inversión siempre responden a los objetivos financieros, la tolerancia al riesgo y el horizonte temporal de cada persona. En ese sentido, no existe una alternativa única ni universalmente superior, sino distintas estrategias posibles según el contexto y las preferencias de cada persona.
Con un escenario más previsible que en años anteriores, el aguinaldo puede ser algo más que un refuerzo del ingreso mensual. Aun destinando solo una parte, se presenta como una oportunidad para comenzar a pensar en el ahorro y la inversión, y aprovechar el potencial del dinero en el tiempo.