Derrumbe: claves para entender el por qué del "jueves negro"

Cayeron las bolsas del mundo, tras datos desalentadores del mercado inmobiliario de los EEUU. Qué sucedió y qué consecuencias traerá para el paí­s
Por iProfesional
FINANZAS - 27 de Julio, 2007

Falta de certeza, inseguridad, miedo, ir a lo seguro. Esas fueron algunas de las palabras que dominaron el escenario ayer en las bolsas del mundo, donde la crisis hipotecaria en los Estados Unidos impulsó hacia abajo a las principales plazas.

El Dow Jones (el í­ndice más importante de Wall Street) tuvo su mayor caí­da desde febrero último (del 2,26%) y empujó a las bolsas lí­deres. Y el derrumbe se produjo por dos datos clave que fueron conocidos ayer: 

  • El informe sobre ventas de viviendas en la economí­a más importante del mundo indicó una caí­da del 6% en junio respecto al mes anterior, mientras que en comparación con el mismo mes hace un año, las ventas se han reducido un 22 por ciento. Como si fuese poco, además de venderse menos propiedades también cayo el precio promedio de venta de u$s250.000 a una media cercana a los u$S230.000. En sí­ntesis, se vendió menos cantidad y a un precio menor. 
  • El reporte de hipotecas de Moody's dado a conocer ayer señala que cerca de 2.500.000 propiedades entrarí­an en default en el corto plazo. También, una cifra 3,6% superior a la registrada en el primer trimestre del año.

Y como si fuera poco, a estos dos factores se sumaron los decepcionastes resultados del gigante del petróleo, Exxon Mobil, que redujo su beneficio neto por debajo de los obtenidos un año antes. La sombra de la inflación también se hizo presente para alentar el temor de los inversores.

Tampoco el petróleo colaboró en reducir las tensiones. El crudo Brent llegó a los 77 dólares por barril, y los futuros transados en los Estados Unidos avanzaban a un máximo de casi un año, ante la creciente demanda por parte de las refinerí­as en el mayor consumidor mundial.

Varios analistas dijeron que la suba se debió a los datos divulgados en la ví­spera, que mostraron una reducción por tercera semana consecutiva de las existencias norteamericanas de petróleo.

Una nueva preocupaciónA ese escenario se suma que no se están dando (o al menos se está demorando) las operaciones de fusiones y adquisiciones esperadas. En particular, por ajustes en el mercado crediticio, donde muchos ya descuentan un proceso de reajuste tras los años de "vacas gordas" que han dejado en el sector los bajos tipos de interés y una fuerte demanda de bonos.

En relación a esto, la decisión de varios bancos de Wall Street de aplazar la venta de 12.000 millones de dólares en tí­tulos, necesaria para financiar la compra del fabricante de automóviles Chrysler por parte del grupo privado de inversión Cerberus, hací­a saltar las alarmas ayer en Wall Street. Aunque la compra se llevará a cabo en la fecha prevista, el nerviosismo se apoderó de unos inversores, que ya daban por sentado que buena parte de la financiación provendrá de las arcas de los propios bancos encargados de facilitar el crédito, entre ellos JP Morgan Chase, Citigroup y Goldman Sachs.

Por ello, los expertos comienzan a vislumbrar un cambio importante en la forma de financiar las operaciones de compra de las empresas, hasta ahora beneficiarias del abaratamiento del precio del dinero y de la fuerte demanda de los tí­tulos de deuda. (Ver más sobre este tema: Llega a su fin la "edad de oro" de las operaciones apalancadas)

Gigante con pies de barroLa economí­a de los Estados Unidos sigue arrastrando algunos problemas en el subsuelo. Por un lado, está el desequilibrio en las cuentas públicas, que equivale a casi el 2% de su producto interior bruto (PIB). Por otro, el elevado déficit comercial, que cerró el año 2006 con un agujero de 763.590 millones de dólares. A lo que se añade un elevado déficit por cuenta corriente y un alto nivel de endeudamiento de las familias estadounidenses.

Meses atrás, al aparecer los primeros problemas en el mercado hipotecario norteamericano, se redoblaron advertencias: una crisis en este sector podrí­a derivar en una caí­da del gasto de los consumidores y una menor propensión al riesgo, que afectarí­a seriamente el flujo de inversiones hacia los mercados emergentes. Se señalaba también que la ralentización del crecimiento de los EEUU frente a otras regiones y su gran déficit comercial profundizarí­an la desvalorización del dólar en 2007.

La reciente pulverización de dos fondos de hipotecas subprime convulsionó el mercado y Ben Bernanke, titular de la Reserva Federal, reconoció que las pérdidas podrí­an ascender hasta los 100.000 millones de dólares y reducir el gasto de los consumidores.

Como era de esperar, ante este escenario los fondos se dirigen a los seguros bonos del Tesoro norteamericano. Tanto la caí­da del gasto de consumo como la notable desvalorización del dólar (en el mundo) son plenamente consistentes con la urgente necesidad de reducir el gigantesco y creciente déficit externo de los EEUU, estimado en 800.000 millones de dólares anuales y el alto endeudamiento de las familiasMercado local y la peor caí­da desde la gran crisisEn ese contexto, los bonos argentinos de la deuda cayeron un promedio cercano al 6% y en algunos casos la baja llegó al 10%. También hubo importantes pérdidas en la Bolsa de Buenos Aires, con el Merval abajo en casi un 4%.

Así­, y en ese contexto de aversión al riesgo en los mercados de todo el mundo, los bonos de la deuda argentina fueron duramente golpeados por las ventas, aunque la tendencia se viene arrastrando "desde que comenzaron los cuestionamientos a los datos del INDEC", según los operadores.

Entre los papeles más afectados estuvo el Par en dólares, que llegó a perder más del 11 por ciento durante la jornada y cerró con una caí­da de 9,62 por ciento. En tanto, el Par en pesos perdió un 5,79 por ciento y el Discount en pesos se derrumbó en un 6,54 por ciento. En general, los bonos experimentaron con el final de la jornada un leve rebote, que no alcanzó a salvar el dí­a.

En ese marco, y en cuanto a la tendencia a mediano plazo, operadores locales resaltaron que en estos casos lo peor es correr a vender y recomendaron cautela. "La idea es mirar el largo plazo (wait and see), donde el inversionista tiene que sentarse a observar y no desesperarse", aconsejaron.

¿El fin del viento de cola?El mundo se viene moviendo al ritmo del la "aspiradora" de productos y servicios que representa los EEUU, y la Argentina no es la excepción. A punto tal que sus ventas al paí­s del Norte alcanzan los 4.000 millones de dólares anuales. Si se frena esa aspiradora, todo el mundo sentirí­a el impacto, incluí­da la economí­a local.

Según explicó el economista Carlos Melconian en uno de los seminarios organizados por infobaprofesional.com, la Argentina tiene mecanismos de defensa ante un freno, y están dados por su nivel de reservas y el superávit comercial. Pero son reservas endógenas al propio ciclo mundial: atados a la demanda latinoamericana y a los precios de las materias primas. "Si amaina el ciclo, amaina el superávit", sostuvo el especialista. Y concluyó: "No serí­a crisis porque el colchón es grande, pero con un menor superávit este programa da menor crecimiento económico".

En tanto, consultado por infobaeprofesional.com, el economista de FIEL Daniel Artana explicó que los datos de la economí­a norteamericana dados a conocer ayer no podrí­an afectar el viento de cola que ya trae la Argentina, muy reforzado este año por el alto precio de la soja. Eso sí­, ya no será un fuerte viento, sino "una brisa", aseguró.

Agregó que el derrumbe que se produjo ayer en el mercado financiero "tampoco cambiará el panorama económico mundial", aunque remarcó que a los Estados Unidos le "costará digerirlo".

El economista Miguel íngel Broda se refirió al caso argentino en declaraciones a Radio 10: "los inversores venden los bonos más riesgosos, que son los de los paí­ses más bananeros: Ecuador, Venezuela y Argentina. La Argentina está acelerando su gasto público y haciendo ajustes salariales que asustan un poco más, pero no veo que estemos en el principio del fin."

Broda aclaró que "obviamente, serí­a mejor que el Presidente deje de hablar", pero se va a generar un reacomodamiento y calificó de "fisuras" a los últimos sucesos. © infobaeprofesional.com

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