Hace 80 años se hundía Wall Street: cómo fue la historia que marcó al mundo
Esta es la historia de un desastre de proporciones bíblicas. Pasó a la posteridad como el Gran Crash de 1929 o el crac, tal como lo bautizó John K. Galbraith. Lo ocurrido durante la última semana de octubre de ese año en Wall Street rompió los mercados y la economía, desatando el periodo conocido como la Gran Depresión: casi un lustro de crisis, desempleo y pobreza para EE.UU. y buena parte del mundo occidental. Hace exactamente 80 años la burbuja bursátil explotó en mil pedazos y con ella concluyó una forma de vida, la de los felices años 20, y un mercado alcista que venía de subir y subir durante años. En aquel entonces y ahora también, el uso del apalancamiento – comprar títulos con crédito - propulsaba las cotizaciones, así como también la fiesta financiera que habían montado numerosos bancos y brókers de la época. Pura especulación bursátil, tal como lo define el medio español Cotizalia.En aquellos años surgió la figura de los "trust", unas oscuras sociedades dependientes de grandes corporaciones, que invertían sus fondos en las acciones de sus dueños, y viceversa, generando una corriente continua de especulación que acabó por estallar en unos pocos días.El drámatico final de esta burbuja comenzó a gestarse a fines del 28, como consecuencia de la política contractiva desarrollada por la Reserva Federal. El Bernanke de aquel entonces decidió subir las tasas de interés ante los excesos de liquidez, con el amargo resultado por todos conocido. Esta restricción monetaria fue, según un estudio de Goldman Sachs lo que acabó por estrangular la burbuja financiera."El endurecimiento de las políticas monetarias tuvo un efecto devastador de tal dimensión y enfriamiento sobre la economía que, durante los cuatro años siguientes, la producción bajó un 30% en términos reales –descontando la inflación–, la tasa de desempleo creció hasta el 25% y la inversión privada se redujo un 80%". Este escenario, sumado a la depreciación de los activos, "desembocó en un gran colapso de morosidad en los créditos que arrastró al sector bancario a la crisis". Es 1929.
Todó ocurrió en la semana negra del 23 al 30 de octubreEl principio del fin se produjo el martes 23 de octubre. El índice Dow Jones bajó un 6,3%,con un volumen negociado récord de 6,37 millones de títulos, que llenó de nerviosismo al mercado. En la rueda siguiente, motivos técnicos hicieron que el legendario ticker -indicador de precios- se retrasara y el pánico se desató súbitamente en las pizarras de operaciones, con caídas inimaginables para la mentalidad alcista de la época. Ante esta situación se anunció un soporte organizado por los banqueros de Wall Street en coordinación con la Reserva Federal. Esto hizo que, según la crónica de The New York Times, se registrara "una formidable recuperación de la bolsa".La ayuda tuvo su efecto, pues el monto negociado duplicó al del día anterior y fue seis veces más, por ejemplo, que la media de treinta sesiones. Pero el alivio duró nada. El viernes y el sábado el índice apenas varió y la actividad cayó en forma significativa. El lunes, el Times informaba que los corredores bursátiles no habían guardado el habitual descanso dominical, porque "… se esforzaron en poner en orden sus mesas, después de la semana bursátil más agotadora de la historia, en la que todos los récords se rompieron".Los diarios no trajeron alivio y la última semana de octubre ocurrió lo peor. El mercado comenzó a vivir su propia pesadilla los días lunes y martes, cuando el Dow Jones cedió un 12,8% y un 11,7%, respectivamente. Se registraron derrumbes en los niveles de actividad jamás vistos –de 9,2 y 16,41 millones de títulos intercambiados.El famoso Martes Negro (29 de octubre de 1929) fue considerado como la peor jornada bursátil de la historia, que sólo fue superado el 19 de octubre de 1987, cuando perdió el 23 por ciento. Al día siguiente, la agencia de noticias United Press distribuía entre sus abonados un cable que decía: "A consecuencia de las pérdidas experimentadas por el desequilibrio del cambio de la Bolsa de Nueva York, David Korn, un gran comerciante de carbones, ha atentado contra su vida en un momento de desesperación".El parte de sucesos no acababa ahí. El cable continuaba: "Igual caso de perturbación ha causado la noticia de las pérdidas experimentadas a un dirigente de la industria del tabaco llamado Anthony Schneider. Este se dejó caer desde un décimo piso de Nueva York. Se sabe -continuaba el despacho- que no son estos los únicos casos de tragedia originados por las bruscas depresiones de la cotización bursátil".
La bolsa americana llegó a perder un 30% de su valor en aquella terrible semana, pero el mercado bajista duró en realidad cerca de 25 años y fue el periodo conocido como la Gran Depresión.La crisis del 30 y la del 2008Ambas crisis no son iguales, pero se parecen en mucho. Ningún episodio histórico se repite de igual manera en otra época, pero se comparten las esencias. En cuanto a las diferencias, las principales son las siguientes:
- Primera diferencia: Los grandes inversores arruinados por la debacle bursátil ya no se quitan la vida. ¿Por qué será? Un año después del derrumbe de los mercados no hay noticias de que haya aumentado la tasa de suicidios entre los grandes financieros.
- Segunda diferencia. La Fed aprendió de la experiencia y trabajó para asegurar la liquidez del sistema. Para ello, puso en circulación grandes cantidades de dinero en un escenario de tasas de interés históricamente bajas.
- Tercera diferencia. Frente a lo que opinaban el presidente Hoover y las autoridades monetarias de EE.UU., hace 80 años, los gobiernos han intervenido de forma decidida para hacer frente a la crisis. Han olvidado aquel principio que dice que el gobierno no debe intervenir en la economía privada. O dicho en otros términos, se ha comprobado que la economía no se reequilibra sola después de un shock de estas dimensiones. General Motors, AIG, Citigroup agradecidas.
- Cuarta diferencia. Con la crisis del 29 se ha demostrado que las políticas proteccionistas son la antesala del infierno. Cuando se fijan trabas burocráticas o arancelarias al libre comercio, se incrementa el desempleo, como ocurrió en los países más desarrollados durante los años 30. En la actualidad, salvo algunas diferencias entre China y EE.UU. no se produjo una escalada en el número de trabas comerciales y con ello, el proceso de globalización siguió a paso firme.
- Quinta diferencia. Las autoridades fiscales de la época se sintieron obligadas a no tomar acciones expansionistas en sus políticas de gasto, pese a que la economía se contraía de forma cada vez más acelerada. Los gobiernos de entonces negaron, por cuestiones ideológicas la expansión fiscal, y eso profundizó aún más la recesión. Con la crisis del 2008, la deuda pública crece a pasos agigantados a efectos de morigerar la caída.
- Sexta diferencia. La Gran Depresión se profundizó a partir de la obsesión de las autoridades estadounidenses por conservar el patrón oro. En la actualidad los tipos de cambio entre las principales monedas son flexibles, y eso evita rigideces en el sistema económico. (El euro cotizaba a 1,36 dólares al comienzo de la crisis subprime y hoy lo hace a 1,50, con continuos vaivenes en el tipo de cambio. Aquel error costó muy caro a la economía mundial, que tuvo que afrontar un largo periodo deflacionista).
- Séptima diferencia. El sistema financiero mundial estuvo a un paso de la quiebra, que se evitó gracias a la nacionalización de entidades en bancarrota o a las inyecciones de capital con dinero público, dispuestas para restaurar el equilibrio patrimonial de la banca.
- Octava diferencia. En el caso europeo, los sistemas de protección social amortiguan el golpe, y los estados cuentan con suficientes instrumentos para evitar el colapso del modelo social. En EE.UU. ocurre algo parecido, aunque la protección social sea financiada con fondos privados. El desempleo, pese a rondar el 10%, no ha alcanzado los niveles trágicos del periodo de entreguerras pese a tratarse de la recesión más pronunciada desde los años 30.
¿El fin de la recesión está cerca? El profesor Jesús Fernández-Villaverde ha recordado recientemente que la economía se enfrenta a un círculo vicioso similar al que se produjo en Japón en la década de los 90. Por entonces, los bancos se encontraron con un efecto perverso. Si dejaban que la empresa a la que habían prestado, y que estaba en fuertes dificultades, se fuera a la quiebra el crédito aparecía como fallido y había que provisionar. Si, por el contrario, se seguían dando préstamos a la empresa y esta se mantenía a duras penas a flote, no hacía falta reconocer el quebranto y el banco central miraba para el otro lado. En definitiva, las empresas con menos perspectivas eran las que recibían los préstamos en vez de las que hubiese sido conveniente desde el punto de vista de la eficiencia.Este realmente es el peligro. Los economistas han aprendido las lecciones del pasado, pero hay cosas que se enseñan y otras que se olvidan, o se desconocen. O dicho con otras palabras. A la luz de lo sucedido en 1929 se sabe lo que no hay que hacer, pero apenas se conoce lo que hay que hacer para ahuyentar la recesión. Ese el problema. El mundo tardará todavía años en digerir la fiesta de dinero barato a la que ha asistido en los últimos 20 años y que, en última instancia, explica el nacimiento de las dos burbujas que se han pinchado: la inmobiliaria y la crediticia. ¿Será esta la última?"J.P. Morgan lo decía, lo que sube mucho acaba bajando. Y los precios van subiendo hasta que en un momento dejan de hacerlo y el castillo de naipes se viene abajo. Eso es lo que no se aprendió. Mientras la naturaleza humana sea la naturaleza humana, se sucederán las crisis", afirma el economista y catedrático Ramón Tamames en un reportaje."Creo que hemos vivido lo mismo que en el Crac del 29, pero en lugar de acciones en Wall Street tuvo lugar con casas, departamentos, con viviendas en las principales ciudades de Estados Unidos y Europa. Tendemos a olvidar, a pensar que esta vez es distinto. Esa es la frase que más dinero nos ha costado", sostuvo el escritor Fernando Trías de Bes, en un reportaje a un medio español.
En su intención de adelantarse a los hechos, los analistas ya apuntan a un sector en particular: el auge de las fusiones de empresas. Según un artículo de Matthew Lynn, de Bloomberg, abundan los indicios de que los mercados mundiales de capital se están preparando para el próximo frenesí, y esto ya se ve reflejado en la ola de ofertas de fusiones y adquisiciones. Kraft Foods esta acechando al fabricante británico de golosinas Cadbury; la compañía minera Xstrata propuso aliarse con Anglo American y el fabricante de computadoras Dell acaba de adquirir Perot Systems, entre algunos de los casos más resonantes de los últimos tiempos. Asimismo, el analista estimó que es previsible que se anuncien más tratos durante los seis próximos meses.Según el ex presidente de la Reserva Federal estadounidense (FED), Alan Greenspan, "el mundo sufrirá otras crisis financieras en el futuro, ya que suelen suceder a períodos de prosperidad en los que la naturaleza humana tiende a realizar excesos especulativos".
Greenspan explicó que "la crisis sucederá otra vez, pero será diferente" y se refirió a un factor de "naturaleza humana" en la actual crisis, que se habría desencadenado tarde o temprano incluso si no se hubiera producido el debacle subprime."Las crisis financieras son todas diferentes, pero tienen una fuente fundamental", aclaró, apuntando como causa a la propia naturaleza del ser humano, que ante largos periodos de prosperidad tienden a pensar que todo seguirá yendo por el buen camino. Entonces, si la euforia de los mercados no parece tener límite y se escuchan voces que dicen que esta vez todo será diferente. A a estar prevenidos, es posible que se esté viviendo una nueva burbuja. Rubén Ramallo©iProfesional.com