Hungrí­a: el gobierno exageró la gravedad de la crisis pero se olvidó de un detalle

Apenas asumió, el nuevo gobierno anunció que podrí­a convertirse una nueva Grecia. La clave: promesas electorales que no podrán ser cumplidas
Por iProfesional
FINANZAS - 10 de Junio, 2010

Los inversores deben estar preguntándose a qué juega el nuevo gobierno húngaro. El partido de centro-derecha Fidesz-Unión Cí­vica Húngara asumió sus funciones el sábado 29 de mayo. Apenas cinco dí­as después, Lajos Kosa, su vicepresidente, dijo que las posibilidades de evitar la "situación griega" eran "escasas" y que la economí­a estaba "mucho peor" de lo que se habí­a pronosticado. El viernes le tocó el turno al portavoz del primer ministro, Viktor Orban, quien intensificó el miedo diciendo que el Gobierno anterior habí­a, tal cual ocurriera en Grecia, "falsificado datos" y que hablar de default no era arriesgado. El sábado, tras haber prendido la mecha de otro incendio en las bolsas y en el mercado de deuda pública, las autoridades dieron marcha atrás y tildaron de "exageración" lo que habí­a divulgado un dí­a antes.Posteriormente, el ministro húngaro de Economí­a, Gyorgy Matolcsy, dijo que su paí­s no es Grecia y confirmó que la meta para este año es ubicar al déficit público en el 3.8% del Producto Interno Bruto (PIB) del paí­s. ¿Una puesta en escena para no cumplir con las promesas electorales?La probable explicación para este "suicidio económico" es que el el flamante gabinete desee renegociar el actual plan del FMI. Su aparente deseo de disminuir el ajuste fiscal ha puesto nerviosos a los mercados que habí­an juzgado previamente al paí­s de estar ajustándose dolorosamente pero bien. En 2009, la economí­a se contrajo en un 6% pero se pensaba que el déficit presupuestario rondarí­a el 4% del PIB. Ahora el Gobierno de Fidesz sugiere que el déficit es peor y que excederá este año el objetivo acordado del 3,8 por ciento. "Hablar así­ en público de una posible suspensión de pagos no es constructivo" censuró Nouriel Roubini, uno de los expertos que advirtió de los problemas del sector financiero antes de que estallara la crisis. El "Dr. Catástrofe" sostuvo que el Ejecutivo de Orbán, que lleva apenas una semana en el poder, "querí­a preparar a los ciudadanos para nuevas medidas de austeridad". Según la tesis defendida por el profesor de la Universidad de Nueva York, al acusar al anterior Ejecutivo socialista de ocultar una situación fiscal mucho peor de lo que se conocí­a, se justificaba la adopción de esas nuevas medidas.El programa con el que Orbán arrasó en las elecciones húngaras incluí­a bajas de impuestos e incentivos a la actividad económica, promesas muy difí­ciles de cumplir cuando el déficit público es elevado.Tal es así­ que el lunes Matolcsy explicó que es claro que su paí­s no necesita otro paquete de austeridad, aunque remarcó que "es obvio que no hay espacio para medidas de estí­mulo, pese a lo cual se está creando un plan de recorte del gasto público e incremento de ingresos". El gobierno buscará mejorar el balance de las finanzas de 1.0 a 1.5 por ciento del PIB, dijo Matolcsy de acuerdo a la versión electrónica de The Budapest Sun. Añadió que también se comprometió a reducir el déficit fiscal y desea iniciar un programa radical de cortes impositivos de tres años de duración. "El anuncio fue salvajemente exagerado"El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, reiteró que la cuestión de la deuda de Hungrí­a "no es una crisis real" y aseguró que los temores de una posible quiebra del paí­s son "salvajemente exagerados"."No me preocupa la situación de Hungrí­a", recalcó ayer el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker. "Esto no es una crisis real. Hungrí­a ha adoptado en los últimos dos años medidas sustanciales de consolidación fiscal y hay una mayor confianza en la economí­a real. Por ello, cualquier comentario sobre una posible quiebra es salvajemente exagerado", insistió el comisario de Asuntos Económicos, que negó que ese paí­s sea la nueva Grecia.¿Qué es Hungrí­a hoy?Los anuncios oficiales desplomaron a las bolsas europeas e impactaron de lleno en la cotización del euro, que tocó sus mí­nimos desde 2006. Pero a todo esto, cabe preguntarse ¿cuál es su importancia dentro de Europa del Este?No está en el euro. Su moneda es el florí­n y está en lista de espera para sumarse a los paí­ses de la zona euro. Según el Informe de Convergencia del Banco Central Europeo de mayo de 2010, aún manifiesta algunas dificultades para cumplir con varios requisitos:

  • Budapest presenta "una de las mayores desviaciones" de inflación (4% de IPC en 2009) respecto a la UE y es el único de los candidatos que registró un ratio de deuda superior al valor de referencia del 60% del PIB: 78% frente al 74% de los Veintisiete y el 115.1% de Grecia. Tampoco cumple el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que obliga a situar el déficit por debajo del 3% del Producto Interior Bruto (PIB) anual. Aunque parezca contradictorio, su déficit en 2009 fue del 4% frente al 6,8% de la Unión Europea, el 11,2% de España y el 13,6% de Grecia. Sin embargo, esta cifra será sujeta a revisión, ante la posibilidad de la falsedad de sus estadí­sticas.
  • Endeudamiento y ayuda externa: en 2008, al principio de la crisis, necesitó un préstamo de 20.000 millones de euros de la UE, el FMI y el Banco Mundial.Ante la incertidumbre que genera desconocer la gravedad de la crisis, los mercados temen que la Unión Europea, en pleno ajuste de su déficit, tenga que rescatarla después de asignar 110.000 millones para ayudar a Grecia.
  • Desempleo. La tasa de desempleo ronda el 11%, según Eurostat. Este porcentaje está por encima de la media de los Veintisiete de la Unión Europa (9,4%) y Grecia (10,2%), pero por debajo de España (19%).
  • Crecimiento de la Economí­a. Su economí­a creció un 1% y 0,6% en 2007 y 2008, respectivamente, pero su desplome fue mayor que el europeo en 2009 (-6,3%), según los datos sujetos a revisión.Las estadí­sticas de Grecia, que están en duda desde 2004 porque también fueron falseadas, apuntan a un crecimiento del 4,5% y 2% en 2007 y 2008, respectivamente, y una contracción del 2% en 2009.
  • Inflación. La tasa de inflación media de la UE fue del 1% en 2009. El aumento de los precios en Hungrí­a fue del 4%, bastante por encima de Grecia (1,3%).
  • Poder adquisitivo. El poder adquisitivo del ciudadano húngaro era del 60,4% de la media de la Unión Europea. Para Grecia se elevaba al 94,3% y para España se situaba en 102,6 sobre 100 puntos.

La moneda refleja la evolución de los acontecimientosLa cotización del florí­n ha caí­do drásticamente después de que el Gobierno comparara el paí­s con Grecia y mencionara la posibilidad de default.

A fines del año 2009 el dólar cotizaba a 190 forints. A lo largo del primer cuatrimestre del año 2010 mantuvo cierta estabilidad en torno de los 200 forints. Esta valuación implica una devaluación del 11% entre principios de enero y fines de abril. Posteriormente, y previo a las elecciones generales, la velocidad de depreciación se incrementó notoriamente, pues en sólo un mes saltó a 220 forints por dólar, lo que equivale a un salto adicional del 13 por ciento. Pero una vez que el Gobierno anunció sus debilidades fiscales, la moneda se precipitó y en sólo una rueda se depreció un 5,5% adicional. De esta forma, en un lapso de apenas seis meses, su caí­da frente al dólar es de aproximadamente el 35 por ciento. ¿Por qué le pegó al euro si tiene su propia moneda?Pese a que Hungrí­a no forma parte de la eurozona, la moneda comunitaria sigue recibiendo golpes por la imprudencia y la incapacidad de los gobiernos europeos. Esta vez el problema no es lo que pueda ocurrir con la economí­a húngara, sino por la situación del resto de las economí­as de Europa de Este, y también la salud del sistema financiero europeo. Si bien su deuda pública es mucho más pequeña que la de Grecia o Italia, su gran debilidad es el gran nivel de crédito interno en francos suizos y euros. Esto impacta directamente en el riesgo de impago que asumen los bancos occidentales, que también están muy expuestos en toda la región del Este, pues mantienen en sus balances grandes cantidades de tí­tulos públicos. Según los datos del Banco Internacional de Pagos correspondientes a 2009, la exposición de la banca a la deuda húngara es de 125.051 millones de euros. Casi la mitad pertenece a acreedores de Europa Central, especialmente alemanes y austriacos, con tenencias de orden de los 31.000 millones de euros en ambos casos. Los bancos italianos mantienen activos por 21.000 millones de euros, mientras que la banca belga tiene una exposición por 14.300 millones de euros. La banca española contabiliza en sus cuentas deuda por unos 1.130 millones de euros y es de este modo, una de las menos expuestas al riesgo de default húngaro. La opinión de las calificadorasLas advertencias de las autoridades húngaras sobre una potencial moratoria de su deuda soberana dispararon todo tipo de cuestionamiento sobre su situación fiscal y podrí­an afectar negativamente su calificación crediticia. Esta es, al menos, la opinión de las agencias calificadoras de riesgo. Moody's afirmó que los comentarios hechos por los funcionarios del nuevo Gobierno de centro-derecha, que sugirieron que el paí­s estaba cerca de una crisis económica al estilo de Grecia, fueron "incendiarios" y llegaron en un "momento delicado" para los mercados globales."Las declaraciones son negativas porque renuevan la atención sobre la alta deuda pública de ese paí­s, que, al amenazar con elevar las tasas de interés y bajar el tipo de cambio, pone en peligro su recuperación económica", comentó el analista de Moody's Dietmar Hornung en el panorama semanal de crédito de la agencia.Desde Fitch Ratings, David Heslam, director de deuda soberana de la Europa emergente, afirmó que los comentarios no afectarí­an las opciones de financiamiento de Hungrí­a, pero en última instancia su situación fiscal se tomarí­a en cuenta como "un indicador clave para las calificaciones"."Estamos preocupados por el panorama fiscal post-electoral (...) dado el alto nivel de deuda, hay poco espacio para polí­ticas de estí­mulo fiscal", dijo a Reuters.Daniel Hornung de Moody's comentó que el nuevo Gobierno manifestó una "aparente disposición a adoptar medidas no ortodoxas para estimular el crecimiento económico", que también estaban avivando las preocupaciones."Desde nuestro punto de vista, estas incertidumbres amenazan con afectar más la solvencia de Hungrí­a", agregó Hornung.Moody's tiene una calificación para los bonos de Hungrí­a de "Baa1" con panorama negativo. Fitch tiene una de "BBB", también con perspectiva negativa.Standard & Poor's, que tiene una calificación "BBB-" para Hungrí­a con un panorama estable, dijo en un comunicado que "revisaremos el informe del Gobierno sobre las finanzas públicas y su plan de acción antes de hacer más comentarios".En este contexto, la probabilidad que la economí­a de Europa padezca una nueva crisis de magnitud crece a medida que pasa el tiempo. Es que mientras que los mercados siguen mirando con preocupación a Grecia y al resto de los PIIGS, son sorprendidos con situaciones que obligan a darse cuenta de lo lejos que se encuentran de una situación ideal.Rubén Ramallo©iProfesional.com

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