Tal como dijo Aristóteles: "Somos lo que hacemos día a día. La excelencia no es un acto sino un hábito". Pero es importante preguntarse qué consecuencias puede tener una vida rutinaria con malos hábitos y cómo se puede cambiarlos.

Para poder generar grandes cambios, es importante reconocer ¿cómo se conforma un hábito?

Está formado por tres componentes: una señal o estímulo que lo activa, la rutina (aquello que hacemos al poner el hábito en práctica) y una recompensa (aquello por lo que nuestro cerebro sabe que vale la pena realizar ese hábito).

La mente a veces funciona en automático, lo que nos hace llevar hábitos que no son saludables, pero también sabe que es necesario reemplazarlos aunque sea difícil e incómodo. Salir de la zona de confort implica cambiar aquello que lleva a, por ejemplo, acumular kilos o a no estar tan saludable como podríamos. La clave está en empezar por pequeños cambios, concretos, puntuales.

 

 

Entonces, lo que antes parecía imposible, de repente se vuelve mucho más sencillo. Cuando una pequeña cosa te sale como esperabas, te lleva a otra que sale bien y así se va construyendo el cambio más general de hábitos.

La falta de tiempo, de recetas saludables y de organización, suelen ser los principales motivos por los que una persona tiene malos hábitos alimentación. Sin embargo, existen soluciones para generar cambios concretos y comenzar cambiar pequeños hábitos que hacen una gran diferencia. Las viandas Cormillot en sus opciones frescas o congeladas, son una excelente opción.

Con envió a tu casa, te solucionan las comidas de la semana en base a tu plan de descenso de peso. Así llevar hábitos alimenticios saludables puede ser parte de tus actividades del día sin preocupaciones y decepciones en los resultados.

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