Fraude en empresas: un mal siempre latente, la clave anticiparse
Gerónimo Timerman, socio de Forensic Services de KPMG en Argentina, analiza los indicadores del fraude, cuál es la tendencia actual para evitarlos y qué es el gobierno corporativo.
Datos reveladoresLos especialistas en prevención, detección e investigación de fraudes afirman que alrededor del 5 % de la facturación de las empresas se pierde anualmente a causa de prácticas fraudulentas o irregulares. A su vez, la "Encuesta de fraude y corrupción 2003/2004" desarrollada por KPMG en Argentina, afirma que el 33% de los respondentes declaró haber sufrido algún acto de corrupción y/o tipo de fraude durante el año 2003.
Si bien estos datos impactan, lamentablemente no representan un fenómeno nuevo ni un hecho aislado. La corrupción y el fraude nacieron y se han desarrollado junto con el hombre.
Aunque cada vez se aplican mayores esfuerzos y herramientas más sofisticadas para prevenirlos y detectarlos, estos flagelos se regeneran cada vez que se conjugan oportunidad (creada por vulnerabilidades en los controles internos) e incentivo por parte de los perpetradores, adoptando paulatinamente expresiones más complejas. Una clara manifestación de ello lo evidencia el área dedicada a la prevención, detección e investigación de fraudes en KPMG denominada "Forensic Services", que asegura que en los últimos 4 años se ha incrementado considerablemente el negocio en el país.
Prácticas de gobierno corporativoDicho crecimiento fue impulsado por los grandes escándalos de corrupción y fraude protagonizados por Enron, Worldcom y Parmalat, y la consecuente mayor percepción de la existencia de este tipo de riesgos que condujo a una avalancha de reglas de gobierno corporativo, que están siendo incorporadas por grandes empresas en todo el mundo. Las normas de gobierno corporativo constituyen el sistema por el cual las compañías son dirigidas y controladas.
Regulan, entre otras:
- Las relaciones entre la gerencia, el directorio, los accionistas y otros grupos de interés y
- Establecen la estructura para definir los objetivos de la organización, los medios a utilizar para lograrlos y la forma de medir el desempeño.
Las mejores prácticas del gobierno corporativo implican, por parte de las organizaciones:
- La adopción de un código de conducta que garantice el cumplimiento de leyes, políticas y procedimientos internos.
- Un adecuado tratamiento de conflicto de intereses.
- Información privilegiada.
- Una gestión transparente.
- La salvaguardia de activos, propiedad intelectual y seguridad de la información.
- La implementación de mecanismos de gestión de denuncias.
Organizaciones con un efectivo cumplimiento de las normas de gobierno corporativo enfrentan menores riegos de prácticas fraudulentas, garantizan una mayor transparencia y generan mayor confianza en inversores y público en general.
En el ejemplo mencionado, actualmente, las empresas buscan anticiparse:
- Solicitando la participación de profesionales en la realización de diagnósticos para evaluar las debilidades en el sistema de control interno
- Solicitar antecedentes de su personal clave
- Redefinir manuales de políticas y procedimientos y
- Rediseñar perfiles de puestos.
Cuándo anticiparse-síntomasLos profesionales en materia de prevención, detección e investigación de fraudes recomiendan a sus clientes llevar a cabo este tipo de procedimientos "higiénicos" toda vez que:
- Se perciba limitada segregación de funciones.
- Exista poca claridad respecto de las responsabilidades asignadas, desorganización o complejidad injustificada en determinadas transacciones
- Frente a un escaso control sobre fondos, mercaderías u otros activos de la compañía.
Por otro lado, si bien la mayor cantidad de irregularidades serían cometidas por personal pertenecientes al núcleo operativo de las compañías (cajeros, compradores, personal de despacho, vendedores, etc.), el mayor impacto económico responde a las efectuadas por los niveles más elevados (CFO, CEO, gerente general, presidente), dada la potestad que poseen para saltear o invalidar controles.
Asimismo, estos últimos casos son los que con mayor frecuencia las organizaciones -luego de analizar el tema con sus asesores legales-, deciden llevar a la Justicia motivados por un doble propósito:
- Ejemplificar conductas no aceptadas por la organización y
- Recuperar potencialmente activos que reduzcan el perjuicio económico ocasionado.
El incentivo está latente. Sólo la existencia de procesos administrativos no vulnerables al fraude minimizará la oportunidad de ocurrencia.Gerónimo TimermanSocio de Forensic ServicesKPMG en Argentina