• 10/12/2025
ALERTA

Ni dólar, plazo fijo o Merval: cuál es la estrategia de inversión con más rentabilidad

A lo largo de los diez primeros meses del año, se registra el curioso caso de la "Moneda Fría". ¿Cuáles son los alimentos que más subieron en este período?
12/11/2025 - 16:42hs
Ni dólar, plazo fijo o Merval: cuál es la estrategia de inversión con más rentabilidad

En la eterna carrera argentina por resguardar el valor del dinero, los ojos del inversor están clavados en la cotización del dólar blue, el rendimiento de un exiguo plazo fijo o la volatilidad del Merval. Sin embargo, la verdadera sorpresa del último período se cocinó, irónicamente, a temperaturas bajo cero. Los datos son contundentes: guardar ciertos cortes de carne y pescado en el freezer resultó ser una estrategia de inversión más efectiva y rentable que la mayoría de las alternativas financieras tradicionales.

Cortes como la paleta, la nalga, el filet de merluza y hasta la clásica carne picada exhibieron una performance de apreciación que dejó rezagados a los grandes referentes del ahorro local. La conclusión es contundente: la mejor inversión no fue la financiera, sino la tangible, aquella que satisface la necesidad primaria de alimentación en un contexto de inflación persistente.

La derrota de los activos clásicos frente al "freezer-dólar"

Si se analiza el aumento de precios de las proteínas seleccionadas en un período determinado (que refleja la apreciación del stock que el consumidor resguardó en el frío), la comparación con los activos financieros es ineludible y demoledora. Así, por ejemplo, para un kilogramo de cada corte, las variaciones entre diciembre pasado y octubre son las siguientes:

  • Paleta: 44.3%
  • Nalga: 40.2%
  • Cuadril: 37.0%
  • Carne picada común: 35.7%
  • Hamburguesas congeladas (4 unidades): 35.6%
  • Filet de merluza: 33.7%
  • Asado: 32,1%

Si se comparan estas variaciones con otros indicadores, surge claramente que tuvieron un desarrollo muy superior al evidenciado por el resto de las variables. En tal sentido, cabe apuntar que superaron ampliamente al promedio general de precios minoristas ya que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) marca una variación para estos diez meses del 24,8%. En cuanto a las variables financieras, también muestran ganancias en dólares, pues el dólar blue, la divisa de refugio por excelencia, apenas logró un 24% de apreciación, en tanto que para igual lapso las tasas de interés de los plazos fijos mostraron una rentabilidad acumulada de poco más del 30 por ciento.

Por el lado del Merval, que es el indicador bursátil por excelencia, registró una suba que quedó relegado frente al del resto, como consecuencia de su alta sensibilidad a la coyuntura política y económica, quedando en la cola con un 18,4%, evidenciando que el riesgo bursátil no se tradujo en una prima de rentabilidad. El mensaje es claro: en épocas de fuerte inestabilidad y corrección de precios relativos, el stockeo de alimentos no solo es una estrategia de supervivencia familiar, sino que se convierte, de facto, en la inversión más segura y rentable para el pequeño ahorrista.

El fenómeno detrás de la "mercadería-cobertura"

Este fenómeno tiene una clara lectura que explica por qué las proteínas congeladas se transformaron en una "mercadería-cobertura". Se trata del reacomodamiento de precios propios de contextos de incertidumbre cambiaria o económica e incluso política. Bajo estas circunstancias, el consumidor, consciente de esto, aplica una estrategia defensiva de compras anticipadas para "fijar precio". Al congelar, asegura el valor y se protege de futuros saltos inflacionarios.

Este rally de las proteínas en el freezer revela una profunda desconfianza en la capacidad de los instrumentos financieros tradicionales para resguardar el capital. Para el ahorrista, la lección es práctica y elemental: a veces, la mejor decisión de inversión se toma no en la mesa de dinero, sino en la góndola de supermercado y con la decisión estratégica de stockear el freezer.

El "dólar-freezer" no solo ganó la pulseada en rentabilidad, sino que ofreció un doble beneficio: la protección del capital y la seguridad alimentaria. Una paradoja muy argentina que deja a los analistas financieros con la boca abierta y al consumidor con un stock más valioso que su billetera.

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