El mercado en alerta: cuáles son los dos meses críticos que definirán el futuro del dólar
El dólar oficial opera este miércoles 12 de noviembre a $1.435, en la pizarra del Banco Nación, con lo que bajó $5 de la jornada anterior. En el segmento mayorista, la divisa se negocia a $1.420. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1.477 (+0,1%), y el MEP se ubica a $1.455 (+0,2%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia también a $1.435.
El tipo de cambio volvió al centro de la escena económica argentina. Con el fin del clima electoral y un Gobierno que intenta reordenar su programa financiero, los ojos del mercado vuelven a enfocarse en la divisa estadounidense. La calma aparente que se observa en el tipo de cambio no disimula las tensiones de fondo: el Banco Central enfrenta una caída en la oferta de dólares comerciales, la cosecha ya anticipó gran parte de su ingreso y los pasivos en moneda extranjera se multiplican.
Al mismo tiempo, la baja de tasas de interés, la activación de nuevos instrumentos financieros y los primeros pasos hacia una flexibilización cambiaria están reconfigurando el escenario para los próximos meses. En este contexto, la gran pregunta que se hacen inversores, empresas y ahorristas es la misma: ¿podrá el Gobierno mantener el dólar contenido hasta la próxima cosecha o el esquema actual empieza a mostrar señales de agotamiento?
Los analistas coinciden en que el desafío ya no pasa sólo por sostener la estabilidad, sino por hacerlo sin erosionar las reservas ni provocar nuevas tensiones en los precios. El dilema es doble: liberar gradualmente los controles sin que se dispare el dólar, y al mismo tiempo reactivar el crédito y la economía real, todavía golpeada por la recesión y la falta de confianza.
El nuevo tablero del dólar: calma frágil y tensiones ocultas
Desde Invecq advirtieron que, pese a la tranquilidad de las últimas semanas, el esquema cambiario enfrenta limitaciones estructurales. Septiembre dejó un superávit de cuenta corriente de US$ 5.500 millones, explicado por ingresos transitorios y no por una mejora genuina del comercio exterior. Según la consultora, buena parte de ese resultado se debió al adelanto de exportaciones y al comportamiento atípico de la demanda de divisas.
Los analistas detallaron que la cuenta financiera mostró un déficit similar —también de unos US$ 5.500 millones— impulsado por compras para atesoramiento del sector privado. En otras palabras, la oferta de dólares se amplió por factores puntuales, pero la demanda sigue siendo estructuralmente alta.
Para Invecq, el tipo de cambio se mantiene estable por la combinación de tres elementos: menores expectativas de devaluación, compresión del riesgo país y apoyo financiero del exterior. Sin embargo, alertan que ese equilibrio es temporal. "El esquema funciona mientras entren dólares financieros; si se frenan, la presión volverá rápidamente", resumen en la consultora.
El escenario se complica porque la liquidación de exportadores prácticamente desapareció en las últimas semanas. Y eso deja al Banco Central con menos poder de fuego justo cuando necesita recomponer reservas y sostener la calma hasta la llegada de la próxima cosecha gruesa.
Desarme controlado: la estrategia del Gobierno para ganar tiempo
Desde Eco Go explicaron que, tras las elecciones, el Gobierno comenzó un proceso de desarme controlado de los dispositivos de control cambiario, con el objetivo de normalizar gradualmente la operatoria y dar oxígeno al mercado. Dos decisiones marcan esta etapa: la activación del swap con Estados Unidos y la baja de la tasa de interés de corto plazo, que busca restablecer el crédito sin disparar la cotización.
Los expertos indicaron que el desarme de la posición de pesos del Tesoro estadounidense ya se refleja en el balance del Banco Central, donde las letras en moneda nacional cayeron US$ 1.900 millones, mientras que otros pasivos crecieron en US$ 2.800 millones. Esa diferencia estaría vinculada al último pago de intereses al FMI y al efecto contable del swap activado.
Con este nuevo pasivo, la meta de reservas con el Fondo se aleja: hoy el BCRA se encuentra a US$ 10.200 millones de cumplirla, frente a los US$ 6.100 millones que faltaban un mes atrás. Aun con las recientes "compras pajarito" de divisas, la brecha se amplió.
Eco Go destacó que la baja de la tasa de interés —del 25 % al 22 % TNA— impactó en el mercado de cauciones y repos, y también en la licitación del Tesoro, que logró extender los plazos de la deuda en pesos, con una tasa de corte menor (2,6 %) y un rollover del 112 %. Así, Finanzas recuperó cerca de $ 1 billón, reforzó su caja y mantuvo $ 6 billones en el BCRA y otros $ 14 billones en el Banco Nación.
El rol del mercado financiero y la ventana para el ingreso de dólares
De acuerdo con Invecq, el ingreso de capitales financieros es clave para sostener el actual nivel del tipo de cambio. En las últimas semanas, las empresas comenzaron a aprovechar la "ventana" de estabilidad y la compresión del riesgo país para salir al mercado de deuda. Tecpetrol y YPF abrieron el camino, y se espera que otras compañías y provincias hagan lo mismo.
Esa tendencia podría convertirse en un factor de contención si logra aportar dólares al mercado oficial. Para Invecq, los próximos tres meses serán decisivos: si el flujo de divisas se mantiene, el esquema de bandas cambiarias podría sostenerse; si se interrumpe, el dólar enfrentará una presión creciente.
Por su parte, Eco Go agregó que la estrategia oficial es "tender un puente" hasta marzo, cuando lleguen los dólares de la cosecha gruesa, y hasta entonces sostener el MULC con ingreso financiero y colocaciones externas. Pero remarcaron que el éxito de este puente depende de mantener la confianza y evitar sobresaltos políticos o fiscales.
Ambas consultoras coinciden en que el Gobierno logró descomprimir las tasas, pero el desafío ahora es mantener esa estabilidad sin perder reservas. Un desliz podría reactivar la demanda de cobertura en dólares y forzar al BCRA a vender, justo cuando intenta recomponer su posición.
Lo que viene: reservas, crédito y dominancia fiscal
Para Invecq, incluso si el Ejecutivo logra mantener la calma hasta 2026 y acceder nuevamente a los mercados internacionales, el tipo de cambio real actual no es sostenible. Sin reformas estructurales, advierten, el esquema perderá competitividad y el BCRA no podrá acumular reservas genuinas.
La consultora sostiene que el tipo de cambio ya se ajustó un 25 % en 2025, lo que da margen en el corto plazo, pero ese colchón se agota rápido si el nivel de reservas no mejora. "El riesgo es que el Banco Central tenga que volver a intervenir y perder credibilidad", analizan los expertos.
Desde Eco Go, en tanto, subrayan que la sostenibilidad del esquema cambiario depende de reducir la dominancia fiscal. Si el Tesoro logra financiarse con deuda en el mercado y deja de depender del BCRA, este podrá remonetizar la economía, recomponer reservas y reactivar el crédito privado.
El objetivo final, según la consultora, es reconstruir un programa monetario estable que reduzca la volatilidad de las tasas de interés y permita un flujo de crédito genuino hacia empresas y hogares. Sin eso, cualquier estabilidad cambiaria será apenas una tregua.