Impotente ante la amenaza que la tecnología suponía para su modo de vida, un pequeño agricultor británico escribió una serie de cartas firmadas con el pseudónimo de Capitán Swing.

Las epístolas, sumadas un clima generalizado de descontento social, fueron el pistoletazo de salida del ludismo moderno, que provocó la destrucción de miles de fábricas, talleres y telares.

Casi 200 años después, con Inglaterra confinada en sus casas ante la pandemia del coronavirus, el ludismo ha vuelto a resurgir en Reino Unido. Los saboteadores, amparados en la oscuridad de la noche, realizan ataques coordinados contra antenas de telecomunicaciones por miedo a la tecnología de comunicaciones inalámbricas de quinta generación (5G).

En el lapso de una semana, al menos siete antenas de telefonía han amanecido chamuscadas en distintos puntos del país e incluso se han llegado a producir hasta 4 sabotajes simultáneos a lo largo de una sola noche, según confirmaron fuentes del operador Vodafone al diario digital The Verge.

Estos ataques coordinados contra las infraestructuras estratégicas están provocando problemas en las líneas móviles en distintos puntos del país, llegando a dejar sin cobertura telefónica a los habitantes en barrios de grandes ciudades como Birmingham, la segunda de Inglaterra.

Unos sabotajes a los que se le suma una proliferación casos en los que ciudadanos graban, increpan y reprenden a empleados de las compañías telefónicas que instalan cables de fibra óptica para el despliegue del 5G.

"Están tirando (cable de) 5G. ¿Saben que eso mata a la gente? ¿Saben que cuando enciendan esto van a matar a todo el mundo? Por eso están construyendo los hospitales". Así se dirigía una mujer, móvil con cámara en mano, a dos atónitos operarios que instalaban fibra óptica en un subsuelo, en un video que se ha difundido a través de redes sociales y que cuenta con más de 2,5 millones de reproducciones.

El nivel de preocupación es tal que ha empujado a las principales empresas de telecomunicaciones de Reino Unido a emitir un comunicado conjunto. Aseguran que se han producido ataques contra los ingenieros y, en algunos casos, los ciudadanos "han logrado evitar que se llevaran a cabo tareas esenciales de mantenimiento en las redes", recoge la nota.

El caldo de cultivo sobre el que afloran este tipo de comportamientos surge de YouTube y las redes sociales, donde miles de teóricos de la conspiración sientan cátedra sobre el asunto en distintos vídeos, muchos de ellos con un marcado carácter alarmista y amarillista.