CAMBIO DE TENDENCIA

Masivos despidos, cierres de plantas y venta de operaciones marcan la crisis de las textiles brasileñas en Argentina

Empresas como Alpargatas, Paquetá y Santista achican sus actividades en el mercado doméstico afectadas por las importaciones y la devaluación
Por Andrés Sanguinetti
INSIDER - 22 de Noviembre, 2018

La apertura de las importaciones, la pronunciada caída de las ventas en el mercado doméstico, los efectos de la devaluación en los balances y el encarecimiento de los costos afectados por la preocupante inflación llevaron a las empresas textiles brasileñas con operaciones en la Argentina a reducir drásticamente sus actividades en el país.

En algunos casos, el preocupante combo de razones las obligó a cerrar plantas de manera definitiva, reducir la producción, adelantar vacaciones y despedir personal y en otros hasta directamente vender sus operaciones y abandonar el mercado doméstico.

El escenario afecta a las textiles Alpargatas, Paquetá, Vicunha, Santana y Santista. Todas propiedad o controladas por grupos con base en el país vecino y que por muchos años fueron los principales jugadores del negocio textil argentino, con facturaciones millonarias, ventas crecientes y agresivos planes de inversión que incluyeron apertura de nuevas plantas y la contratación de miles de empleados.

Varias se posicionaron en la producción de denim y pasaron a controlar casi de manera total el mercado de la tela con la cual se confeccionan los jeans, entre otras prendas. Otras, comenzaron a fabricar tanto indumentaria como calzado a fazón y también para importantes marcas internacionales como Adidas, Nike, Fila, Umbro y Le Coq.

De esta forma, fueron abriendo establecimientos fabriles en varias localidades bonaerenses y en otras provincias para cumplir con los pedidos de sus clientes locales y también para exportar aprovechando las ventajas que por esos años ofrecía la economía argentina, más que nada por las diferencias cambiarias entre ambos países.

El primer paso lo dio Coteminas en el 2004. Se trata de la empresa del ex vicepresidente de Brasil, José Alencar, que ese año compró la ex Grafa. Pero luego desembarcaron nuevos proyectos como los de Perchet, filial de Paquetá, en Chivilcoy. O Santana, que se instaló inicialmente en la ciudad chaqueña de Puerto Tirol. En este grupo también se encuentra la distribuidora de calzado Distrinando, que abrió dos talleres en Saladillo para producir zapatillas bajo la marca Le Coq.

De esta forma, otras localidades del interior como Coronel Suarez y Las Flores, y provincias como Santiago del Estero, Corrientes, La Rioja, Catamarca, San Juan se fueron convirtiendo en polos textiles controlados por estos grupos brasileños.

De hecho, llegaron a repartirse las regiones. Santana en Chaco, Coteminas en Santiago del Estero, Santista en Tucumán, Picadilly en Saladillo, Paquetá en Chivilcoy y Dilly en Misiones, son solamente algunos de estos ejemplos de grupos brasileños que, de a poco, se fueron quedando con la mayor parte del calzado e indumentaria deportiva.

Por esos años, la explicación para semejante desembarco se daba por el tipo de cambio más competitivo que el de Brasil, además de bajos costos de la mano de obra industrial local e incentivos fiscales otorgados por los gobiernos provinciales en el marco de leyes como la de promoción industrial.

Sin embargo, los tiempos cambiaron y ahora aceleraron la retirada del mercado argentino aplicando diferentes estrategias pero que confluyen en el mismo objetivo de reducir la exposición financiera de sus grupos de control al riesgo argentino.

En el caso de Santista optó por salir de manera definitiva vendiendo sus operaciones locales al grupo mexicano Siete Leguas (GSL) que de esta forma, pasó a controlar las operaciones de la actual fabricante de las tradicionales marcas de indumentaria local Grafa y Ombú.

La transacción fue cerrada a fines de septiembre pasado y le dio al conglomerado mexicano el control sobre la empresa Santista Textil, hasta ese momento propiedad del holding Camargo Correa, en Argentina también dueño de la cementera Loma Negra y de otra textil como es Alpargatas de la cual se desprendió en el 2016.

Santista Textil había desembarcado en el país en el 2006 con una planta en Tucumán y se dedica a la producción de tejidos de algodón y de mezcla de algodón con fibras sintéticas.

La empresa compite en la producción de telas denim, flats y workwear. Abarca dos unidades como son las de Jeanswear, bajo el nombre Tavex by Santista que se dedica a la producción de denim y fltas. La otra unidad funciona bajo la marca Santista Workwear, dedicada a fabricar y comercializar indumentaria de trabajo con sus marcas Ombú, Grafa y Santista WorkSolution.

Emplea a 900 trabajadores y su fábrica se encuentra ubicada en la localidad de Aguas Blancas, dentro del municipio de Famaillá, a 25 km. de la ciudad de San Miguel de Tucumán.

Hasta que se concretó su venta, Santista Textil pertenecía a la empresa Mover Participações, marca usada por Camargo Correa en su nueva estrategia y posicionamiento, tras el caso de corrupción conocido como Lavajato en el que se se vio involucrado el holding.

En el caso de Alpargatas, la crisis la llevó a aplicar un drástico proceso de achicamiento, con el despido de casi 1.000 empleados y el cierre de varias de sus plantas. Si bien desde la empresa niegan tener intenciones de desarmar sus operaciones en el país, es cada vez menos el nivel de producción que ostenta.Hasta ahora, cerró sus fábricas de Catamarca y La Pampa, y redujo la cantidad de trabajadores que emplea en Tucumán.

La empresa era líder en producción de calzado y dueña de emblemáticas marcas como Topper. Llegó a operar siete plantas industriales, de las cuatro se destinaban al negocio textil en Corrientes, Buenos Aires, Catamarca y Chaco; y tres dedicadas al negocio de calzado en Tucumán, Catamarca y Santa Rosa, La Pampa, y las más afectadas por el plan de ajuste que la empresa inició en el 2015 que, entre otras consecuencias, redujo a casi el 60% su planta de personal, pasando de 3.700 trabajadores a 1.600. Además, vendió la marca Topper al empresario brasileño Carlos Wizard Martins.

Pero desde la textil aseguran que los planes son mantenerse en el mercado local y agretan que los cambios buscan lograr una mayor sustentabilidad de su negocio en Argentina a largo plazo.

En tanto, desde Paquetá admiten el proceso de reacomodamiento de sus actividades en el país y fuentes cercanas a la compañía advierten que intentan cerrar contratos con clientes locales para poder sostener la producción de la planta que operan en Chivilcoy.

La empresa es una de las principales productoras de Adidas en el país. Y hace un mes le dio licencia a los 600 empleados de su fábrica, afectada por la acumulación de stock y la fuerte retracción que sufre la demanda en el mercado doméstico donde llegó a fabricar hasta cinco pares de calzado por día.

Su desembarco local se dio en el 2007, llegando a emplear a más de 1.200 trabajadores en Chivilcoy, planta que podría cerrar de manera definitiva en enero del año próximo si es que para esa fecha sus ejecutivos locales no obtienen nuevos contratos de provisión que reemplacen al que dejó Adidas.

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