"NO ME PORTÉ BIEN"

Jesica Cirio contó cómo fue su primera vez con Martín Insaurralde

La modelo Jesica Cirio dio una entrevista a Revista Gente, donde contó cómo fue el comienzo de su relación con Martín Insaurralde
INSIDER - 29 de Agosto, 2019

Jesica Cirio, que se casó con el político en 2014, reconoció que no se portó bien con quien finalmente se convirtió en su marido, Martín Insaurralde.

Según dijo, Insaurralde estaba muy enamorado y ella no le correspondía con sus acciones: "Por ejemplo, una noche me llamó, le conté que a la mañana siguiente viajaría a Mar del Plata por trabajo, y me dijo, 'yo te llevo. Permitime acercarte en mi auto'. Pasó por casa y bajé con mi asistente. Dormí todo el trayecto. Al llegar intentó darme un beso y le respondí con un pico veloz. Bajé y me fui casi corriendo. Días después le conté que estaba en Chaco, donde haría una conducción.

A la tarde me llama, 'Jes, estoy entrando al hotel'. ¡Una sorpresa! Lo recibí en el restaurante, comimos genial, y entonces intimamos por primera vez. Pero en medio de la noche volví a dormir a mi cuarto. No hubo ni siquiera desayuno de despedida. Sólo le mandé un texto: 'Que tengas buen regreso'".

Pero Martín Insaurralde no se comunicó más con Jesica y entonces las cosas cambiaron: "Fueron tres días de silencio total. No volvió a llamarme y me clavó el visto a los cientos de mensajes. Pensé 'este pibe no quiere verme más, y ya empezaba a necesitarlo'. Tanto le dije que lo extrañaba que finalmente me citó en un restaurante.

Fue muy claro: 'Tengo más de cuarenta años, acabo de atravesar un cáncer, conocés todo sobre mi, sos la mujer de mi vida, pero ya me estoy haciendo mal. Entonces Jes, todo más que bien, pero no me llames más'. Y yo, malcriada, caprichosa y egoísta, le respondí ‘ok’. Y me fui".

Al final, Cirio contó que decidió ir a buscarlo y decirle lo que sentía: "Martín había desaparecido. Era la primera vez en la vida que un hombre no me atendía los llamados. Me desesperé. Llamé a uno de sus amigos para saber de él, pero nada. Entonces, una mañana y con toda la angustia que implicaba volver al sur, me mandé.

Alguien me indicó como llegar a su casa y le escribí: 'Estoy en la puerta, si querés no salgas, pero voy a apostarme acá hasta que me respondas'. Y salió, de traje, impecable. 'Si querés hablar, bajá', me dijo. Sentados en el living y con terror de que apareciera alguno de sus hijos, me solté, 'te pido perdón. No sé ni qué quiero. Mi vida siempre fue conflictuada. Y en estos últimos años me pasó de todo'. Me tomó de los hombros y, mirándome a los ojos, me dijo, ‘quiero ayudarte, pero no puedo si te escapás’".

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