La empresa catalana Glovo reforzó su presencia en Italia y España. Luego de ser acusados por crear la “figura ilegal de falsos autónomos”, la justicia de ambos países ratificó la presencia de los repartidores independientes.

En primera instancia, el Ministerio de Trabajo italiano confirmó la independencia de cada uno de los trabajadores de Glovo y afirmó que “no existe ningún tipo de sometimiento del colaborador”. De esta forma, se considera como un modelo de negocio de colaboración libre, con la potestad de los riders para elegir sus propios horarios de trabajo, qué pedidos tomar y qué rutas hacer.

Con este expediente sobre la mesa, un juzgado de Madrid siguió los pasos de sus colegas y también los declaró independientes: “la relación que hay entre ambas partes no reúne las notas características propias de una relación laboral”, explica el texto legal.

Si bien la disputa alcanzó buen puerto en ambos casos, la compañía todavía tiene camino por recorrer, especialmente para aclarar el difuso sistema de puntos que utiliza para rankear a sus repartidores. A pesar de eso, la jueza española a cargo de la causa aclaró que "el hecho de que se acumulen más puntos por prestar servicios en horas de mayor demanda no es una sanción sino un incentivo, no debiéndose confundir un concepto con otro”.

Por su parte, en Argentina aún no se inició el debate sobre la legitimidad de esta plataforma pero, teniendo en cuenta lo sucedido con Uber, no sería de extrañar que la justicia se proponga regularizar una actividad cada vez más popular.