Productos kosher: un sello de calidad que garantiza exportaciones

Obtener este certificado cuesta alrededor de u$s5 mil y supone someterse a rigurosos controles, pero la "certificación kosher" permite abrir la puerta a nuevos mercados
Por iProfesional
LEGALES - 21 de Enero, 2005

En la Argentina, actualmente hay 311 empresas con "certificación kosher" y con capacidad exportadora, una cifra muy superior a la media regional: en Uruguay se contabilizan 28 y apenas tres en Paraguay.

Pero el auge de estos productos es tal que pronto estos números quedarán desactualizados, ya que para el transcurso de 2005 se espera que alrededor de 216 nuevas pyme obtengan la certificación en el paí­s, según datos brindados por la consultora Todokosher SA.

Factor clave: obtener la certificaciónUna "certificación kosher" supera los controles de una norma ISO, ya que la supervisión es total y abarca tanto las materias primas, como las instalaciones y el packaging.Si bien, la palabra kosher está directamente asociada con la religión judí­a, el abanico de consumidores es un poco más amplio e incluye a musulmanes y a adventistas. Pero también a vegetarianos, quienes buscan productos kosher parve (neutros, es decir que no tienen derivados de carne ni lácteos) por la seguridad y la rigurosidad de sus controles. A ellos también hay que agregarles a personas con intolerancia a la lactosa o alérgicos a la proteí­na de la leche. Para lograr acceder a la certificación, un rabino, en representación de un laboratorio certificado: debe inspeccionar todas las actividades realizadas en la empresa. Sólo una vez superada la inspección, el certificado es entregado por una entidad reconocida mundialmente. Una certificación internacional puede alcanzar valores que van de los 3.000 a los 5.000 dólares.

EL proceso puede llegar a tardar un año con una sucesión de inspecciones y evaluaciones donde intervenien autoridades religiosas locales y del exterior. Para saber más: consulte la "Guí­a para certificar productos kosher". 

[[IMAGEN=/34/0033488G.jpg]]                            Exportaciones kosher argentinasLa Argentina: exportador privilegiadoPara el director ejecutivo de la consultora, Berl Drachman, "la Argentina ocupa una posición privilegiada en cuanto a su posicionamiento actual en los mercados, con una incidencia del orden de 10% del total del producto bruto mundial de kosher, cifra que asciende a unos 2.600 millones de dólares". Además del fuerte potencial de mercado que poseen los productos "certificados kosher", hay una nueva tendencia que amplí­a las perspectivas económicas del mercado y es que cada vez más público no judí­o se acerca a este tipo de productos por las garantí­as de calidad que ofrecen.

Para saber qué se exporta con la "norma kosher", consulte la "Guí­a de productos kosher".Llegar a los mercados: casosExisten en el mercado local dos maneras de abordar la oportunidad del negocio. Por un lado, para la empresa  que nació como productora kosher y que se dedica exclusivamente a la fabricación de productos de esta naturaleza: posee la ventaja de estar en condiciones de no tener que tramitar la "norma kosher" y poder exportar sin impedimento. 

El otro caso es el de aquellas empresas que optan por adaptar su oferta y aprovechar las ventajas de este mercado. Entre las primeras, hay dos firmas paradigmáticas: la Compañí­a Americana de Comestibles, que inauguró en 2002, transformándose así­ en la primera planta elaboradora de alimentos 100% kosher, y la empresa Pribokaar SA, única bodega kosher en toda Latinoamérica. 

  • La Compañí­a Americana de Comestibles, que vende sus productos bajo la marca Nany Sweet, realizó el primer enví­o en febrero de 2003. En un principio, la empresa, que elabora alfajores, galletitas rellenas, budines, pan dulce y stollen, debió introducir cambios en la elaboración de dulce de leche, ya que necesitaba contar con un supervisor que controlara la limpieza del tambo y para verificar que en la paila no se mezclaran otras leches. A esto hubo que sumarle exhaustivos controles higiénicos.

La empresa, que ya está comercializando sus productos en Panamá, Inglaterra, España, y Uruguay, enví­a los alfajores ví­a aérea, por su corta vida útil (90 dí­as), mientras que los otros productos se exportan ví­a marí­tima. En ambos casos, cuentan con los servicios del despachante D&M International.

Su polí­tica, a la hora de contactar clientes, fue hacerse fuertes en la web y a pesar de que planifican, para este año, ocupar el 65% de la capacidad productiva de las instalaciones, Julio Calderón (Kosher manager) y Santiago Seillant (director ejecutivo), reconocen que el mercado kosher no es fácil y hasta puede generar conductas prejuiciosas: "Actualmente estamos con un ritmo apaciguado, ya que es difí­cil insertar una nueva marca; si bien no existen tantos inconvenientes por cupos o aranceles, hay casos de muchos paí­ses en los cuales, al enterarse de que tenemos la 'certificación kosher', anulan la compra por más que les haya gustado el producto". Con respecto a la relación de precios entre un producto certificado y uno común, se habla de una diferencia de un 15% superior para el caso de los alimentos kosher. Sin embargo, Calderón y Seillant reconocen que hay quienes se abusan y "recargan con más del 60 o el 80%, aprovechando que no hay una gran variedad de este tipo de productos, por lo tanto, los que terminan perjudicados son los consumidores".

  • La bodega Pribokaar, radicada en Mendoza, elabora varietales de uvas Bonarda, Chenin, Malbec y Chardonnay, entre otros. Son vinos concebidos según las normas que marcan el Antiguo Testamento, y en todo el proceso, desde la recolección hasta su embotellamiento cuentan con control rabí­nico. Según explicó Bernardo Salomón Hurtado, presidente de Pribokaar, las condiciones para lograr el "certificado kosher" son sumamente estrictas: las maquinarias y toda la planta deben contar con altas normas de higiene y las uvas, al ingresar en el proceso, son clasificadas a tal punto que, en caso de no reunir la sanidad exigida por los rabinos, no son molidas. Además, los insumos enológicos utilizados deben ser necesariamente kosher. Otras de las condiciones que exige la certificación es que el producto sea manejado por operarios judí­os, excepto la parte logí­stica de la industria, donde pueden trabajar empleados que no pertenezcan a la comunidad, en cargos tales como el de enólogo, bromatólogo y jefe de planta. La lí­nea de vinos de Pribokaar se exporta a paí­ses como los Estados Unidos, Bolivia, México, Colombia, Canadá y Bélgica, a los que llegan con empresas navieras y en contenedores con capacidad para 13.200 botellas. Según Hurtado, las perspectivas de la bodega para 2005 son muy positivas; sin embargo, mirando hacia atrás, reconoce que hubo que trabajar mucho para obtener la certificación: "La negociación de la evaluación y trámite del proyecto demoró un año, además hubo que lograr un consenso con rabinos locales y del exterior para unificar conceptos kosher".

En el rubro de las empresas que modificaron su producto para obtener la certificación puede encontrarse a la clásica Lipo, empresa elaboradora de golosinas que nació en 1969. Desde hace 10 años que está exportando, pero los í­ndices aumentaron vertiginosamente, según Adrián Sánchez, gerente de marketing de la firma, desde que se incorporaron al fenómeno kosher. Esta jugada le permitió a la empresa hacerse fuerte en algunos de los paí­ses donde más incidencia tiene la certificación, tales como los Estados Unidos e Israel. Para Sánchez, la experiencia fue muy positiva "porque nos hizo aumentar las ventas, tanto por los clientes que solicitan la verificación como por aquellos otros que, al tener el control kosher, son conscientes del aval de calidad que tienen nuestros productos". Juan Diego Wasilevsky

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