Gustavo Bossert: "Impulsaré la reforma de los códigos"
–¿Qué cree que puede brindarle al colegio si alcanza la presidencia?–Es muy importante tener las dos miradas: la del abogado y la del juez o secretario. Yo tuve esas dos experiencias, fui abogado, juez y ahora nuevamente abogado. Saber cómo se tienen en cuenta los escritos y planteos desde la judicatura y desde el ejercicio de la abogacía es útil para encarar los problemas que plantea la profesión. –De los servicios que hoy ofrece el colegio, ¿cuáles se deben mantener?–Hay algunos que parecen menores, pero que son de gran utilidad. Uno es el centro móvil de asesoramiento profesional. La gente de sectores más humildes, cuando tiene conflictos jurídicos, muchas veces no sabe qué hacer. El colegio manda cada semana a barrios distintos una combi con abogados que asesoran gratuitamente a todos los que lo necesitan. Hay también algo muy noble que hace el colegio: el jardín maternal. Las abogadas que tienen hijos chicos y vienen a trabajar a los tribunales del centro tienen ahí un lugar donde ellos estén cuidados. En este momento hay capacidad para 175 niños; trataremos de ampliarla, porque cada vez son más las profesionales que lo requieren.–¿Qué cosas hay que mejorar?– Tenemos que tratar de hacer más razonable y menos desgastante el ejercicio de la profesión. Los litigantes y sus abogados, al promover un juicio, entran en un laberinto que termina cuando la gente ya está harta y los abogados, cansados esperando que de una vez termine el pleito. Entre las causas de este desgaste cotidiano figura el anacronismo de ciertas normas procesales, como el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
Ese código establece un procedimiento escrito, con doble instancia, infinitos incidentes, apelaciones de incidentes, etcétera, una maraña interminable que Kafka describió en El proceso. Si soy presidente impulsaré una reforma e invitaremos a todas las asociaciones profesionales a acompañarnos para reemplazar este código por uno moderno, fundado en la oralidad, tomando como base el excelente proyecto que hace diez años hicieron Carlos Colombo, Julio César Cueto Rúa y Raúl Etcheverry. En aquel tiempo, el Ministerio de Justicia nos pidió al doctor Colombo y a mí un proyecto de ley de implementación, para poner en práctica el proyectado código, porque se decía que sería muy costosa su aplicación. Lo hicimos y demostramos que el costo sería bajísimo, al ir transformando grupos de tres juzgados actuales unipersonales y de salas de las cámaras de apelaciones, con todo su equipamiento, en tribunales orales de instancia única. Pero se ve que los legisladores andaban ocupados en otros afanes, porque el proyecto murió en los cajones del Congreso. De manera que sería cuestión de reflotarlo y trabajar sobre él. Creo que si ese proyecto u otro similar se aprobara, contribuiría a la brevedad y a la rapidez de ciertos pleitos que, aunque de pequeño monto, amargan la vida de mucha gente y, por cierto, agotan a los abogados.–¿El impulso de la escuela de iniciación profesional tiene que ver con un tema ya instalado como el de la deficiente formación de los abogados?
- "El Gobierno debería aprovechar esta oportunidad donde hay siete miembros para reducir el número de integrantes de la Corte Suprema de Justicia. Mi experiencia en el tribunal me indica esto."
- "Menem levantó de cinco a nueve el numero de miembros para tener fallos favorables. Con nueve puede ser muy prolongada la tramitación de un expediente."
- "La Corte actual dictó un fallo acertadísimo declarando la inconstitucionalidad de una norma de Menem y Cavallo que preveía el recurso ordinario cada vez que perdía la ANSES en un juicio de ajuste de las jubilaciones."
- "Esto pareció hecho para que los jubilados no cobren nunca, ya que el recurso ordinario ante el máximo tribunal puede ser interminable y, además, le hizo un daño brutal al tribunal, ya que llegamos a tener 15.000 causas por año."
- "Desde hace años se ha desarrollado el recurso extraordinario por arbitrariedad de sentencia, que más allá de lo que dice la ley 48, que prevé y limita estrictamente el ‘caso federal’, permite llegar a la Corte en cualquier pleito, lo que multiplica el trabajo del tribunal. Pero, desgraciadamente, la doctrina de la arbitrariedad ya está en las costumbres argentinas y creo que sería muy difícil desterrarla."
- "La reforma al Consejo de la Magistratura va directamente en contra de la razón de su ser, ya que se vuelve a 1994, cuando la designación y remoción de los jueces se realizaba desde el sector político; la modificación va en contra de la independencia judicial."
María Bourdinmbourdin@infobae.com