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El "Madoff argentino" fue multado por la UIF con más de ocho millones de pesos

Enrique Blaksley está preso en Ezeiza y atraviesa un juicio en Comodoro Py por un daño calculado en al menos $1500 millones de pesos por diversos delitos
16/04/2021 - 09:40hs
El "Madoff argentino" fue multado por la UIF con más de ocho millones de pesos

La Unidad de Información Financiera (UIF) le impuso una multa que supera los $8 millones a Enrique Blaksley Señorans y a su empresa Hope Funds SA, investigada por cometer una de las mayores estafas financieras de la historia argentina.

El llamado el "Madoff argentino", en referencia al fallecido financista muerto esta semana condenado por el mayor esquema Ponzi cometido en territorio estadounidense, es juzgado actualmente en el Tribunal Oral Federal N°4 junto a otros 16 imputados entre ellos familiares cercanos e históricos colaboradores de su firma.

Se lo acusa de más de 300 supuestos engaños mediante la captación de fondos de ahorristas para diversos emprendimientos inmobiliarios o comerciales y por presunto lavado de dinero, con expedientes iniciados en 2015.

La UIF sancionó a Hope Funds y a Blaksley Señorans por no cumplir con regulaciones especiales que deben acatar este tipo de sociedades para prevenir delitos como el lavado de dinero, la corrupción, el financiamiento al terrorismo, el fraude, la evasión fiscal y otros delitos económicos complejos.

La historia de Blaksley Señorans

En la mañana del sábado 26 de noviembre de 2016, Enrique Blaksley, de 55 años, el hijo mayor de una familia de 14 hermanos criados a metros de la Catedral de San Isidro y fundador de Hope Funds, recibió su segunda amenaza pública en siete días: un aviso fúnebre del diario Clarín lo daba por muerto y saludaba a su familia y a sus socios "en este difícil momento".

Ex tres cuartos del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA) y sin otra formación académica que el paso por el bachillerato del colegio El Salvador, Blaksley se embarcó en este negocio en 1989, cuando advirtió que los numerosos ejecutivos de cuentas que le reportaban en la compañía aseguradora donde trabajaba podían también vender otro tipo de productos financieros.

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Blacksley trajo al país a diversos deportistas, entre ellos, Roger Federer

La operatoria

Hope Funds es lo que el mercado financiero conoce como private equity funds, emprendimientos que, por fuera de la regulación estatal pero sin cruzar la frontera de la ley, ofrecen a los ahorristas tasas imposibles de alcanzar en el circuito formal.

El de Blaksley, por ejemplo, llegó a retribuir entre 7 y 12% anual en dólares, dos puntos por encima de lo que retribuía el mercado informal de las cuevas. La medida que seguramente contribuyó para que muchos de los creyentes de Hope Funds hayan decidido finalmente retirar sus apuestas fue el blanqueo que impulsa el Gobierno. Se sabe desde el crack del '29: nadie resiste una corrida.

El caso es resonante porque involucra a artistas, gente del mundo del polo y del espectáculo, parientes del propio dueño del grupo y ejecutivos de empresas de primera línea

Apenas el caso se conoció en la opinión pública, quienes conocen de finanzas decían que lo más probable era que se tratara de un caso dominado por decisiones tomadas con alto grado de irresponsabilidad, ambición infinita y escasa experiencia en banca privada.

Blaksley no supo, no pudo o no quiso calibrar los riesgos de un negocio que, aunque empezó bien, se le terminó yendo de las manos. Cuestiones típicas de lo que se conoce como "descalce": Hope Funds hacía inversiones a varios años con un fondeo de ahorros cuya mayor parte no excedía el año de plazo. Era lo que permitía esa tasa, fijada en dólares para los 12 meses en el 7% anual, rendimiento que crecía de manera paulatina hasta el 12% para los seis años, el plazo máximo.

 Una vez que explota, la burbuja financiera se lleva consigo toda la ficción que fue capaz de crear.

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Blaksley era un inversor de prestigio y muy requerido en el mundo del deporte

Con qué famosos se vinculó

Blaksley era un inversor de prestigio, con 25 años de trayectoria en el sector y uno de los empresarios más requeridos en el mundo del deporte. Trajo a Roger Federer a una exhibición con Juan Martín del Potro, a Usaín Bolt a correr contra el Metrobus, organizó la despedida de Ariel Ortega en River, encaró un proyecto inconcluso que pretendía abrir cafés con la marca Messi y ganó la Triple Corona como principal sponsor de La Dolfina. En 2013, ante las cámaras de TyC Sports, Adolfo Cambiaso (h), con quien hoy está peleado, lo elogiaba distinguiéndolo de los fríos patrocinantes comunes: "Cuando tenés una amistad todo se hace más llevadero: desde salir a comer, desde jugar al polo, desde compartir las mismas cosas. De repente podés tener gente que te sponsorea, pero vive en Rusia y la verdad es que no es la misma sensación".

El fracaso de su negocio tuvo motivos reales. El más relevante fue la investigación de Carlos Gonella, exjefe de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos, que determinó a mediados de 2014 que, de 521 inversores del grupo, sólo tres podían explicar el origen de los fondos.

Tres años antes, el 11 de febrero de 2011, con una gran fiesta en el Sheraton de Pilar, Hope Funds había inaugurado Verazul, su apuesta de negocios más importante, un barrio cerrado enclavado en Villa Rosa, a orillas del río Luján. Pero la iniciativa se frustró tiempo después con una denuncia de ambientalistas. Y ése fue el principio del fin: la presentación llevó al gobierno de Humberto Zuccaro, entonces intendente de Pilar, a retirarle a Hope Funds el permiso precario para construir, se paró la obra y, con ella, los pagos de cuotas de clientes que empezaron a inquietarse con las demoras.

La publicación de los primeros contratiempos en enero de 2015, justo el día del cumpleaños 50 de Blaksley es según Hope Funds la tercera razón de la debacle. Hasta entonces el grupo había seguido funcionando con una agresiva política para incorporar vendedores a su fuerza comercial, reforzada con comisiones en dólares que llegaban al 7%, viajes y premios para los más exitosos.

Hace algunos años, el grupo se abocó a constituir sociedades off shore por u$s10 millones en las Islas Vírgenes Británicas, armadas por el estudio Mossack Fonseca, algo que cerca del empresario ahora niegan.

"No es un mal tipo: dio la cara, sigue trabajando y siempre estuvo a disposición de la Justicia", agregaban en su entorno. "El Negro pisó la banquina y se fue al pasto", retrucaba uno que trabajó con él. De lo que nadie duda es de que el negocio fue un fiasco.