Todo parecía "color de rosas" para los aficionados de la tecnología en el campo de la IA, en especial con el arribo del ChatGPT. Esta inteligencia artificial es capaz de sostener una conversación con una persona, generar contenidos, improvisar, etc. es decir emula el comportamiento de un ser humano, sin perjuicio que aún le queda mucho camino por recorrer para alcanzar un óptimo grado.

Ahora bien, parece ser que el viejo dicho popular "no todo es lo que parece" se hace eco nuevamente y comienzan a surgir dudas y controversias en cuanto a la viabilidad del uso de IA a gran escala y en especial, sin un marco legal que ampare a los usuarios.

El 31 de marzo del corriente año, Italia anunció que bloquearía el uso del ChatGPT por dos razones:

1) no respeta el mismo la legislación sobre datos personales (RGPD) y

2) no verifica la edad del usuario. Eso coloca en riesgo notoriamente a los menores de edad y grupos vulnerables. Vale recordar que los datos que obtiene el Chat, son almacenados por OpenIA, la empresa creadora del mismo, la cual no ha sido capaz de identificar con qué objeto conserva los datos de los usuarios.

La UE se encuentra trabajando en dos frentes: en primer término, elaborar una norma que regule el uso de IA a nivel comunitario. En segundo lugar, imponer multas millonarias a aquellos que incumplan con la normativa vigente.

Comienzan a surgir dudas y controversias en cuanto a la viabilidad del uso de IA a gran escala

Por otro lado, Europol, considera que el ChatGTP no evolucionará rápidamente y que su capacidad de elaborar textos realistas lo convierte en una herramienta muy útil para el phishing. Asimismo sostiene la fuerza policial que la IA podría crear falsa publicidad, fakes news y terrorismo.

Se suman a las criticas empresarios del sector como Elon Musk, el cofundador de Apple, Steve Wozniak, y el director ejecutivo de la firma Stability AI, Emad Mostaque, quienes proponen frenar por seis meses el entrenamiento de las IA ya que sus propios creadores no son capaces de controlarlas.

La cuestión de la protección de datos personales y los delitos informáticos vuelve entonces a ser el centro de los debates que hacen al avance tecnológico. La confrontación entre la recopilación y procesamiento de datos personales de forma indiscriminada y la normativa que regule la materia constituirá el desafío a resolver en el futuro cercano.

Es extraño que a pesar de todos los hechos que se suscitan en torno a tecnologías no probadas y carentes de seguridad, varias voces las publiciten como el norte a seguir. El tiempo dirá si nos encontramos ante otra burbuja o no.