¿Tu pareja te deja una herencia? Cómo se reparten los bienes y qué puede reclamar el cónyuge en Argentina

Cuando una persona fallece, además del impacto emocional, se abre un capítulo legal desconocido: la sucesión, mediante la cual se determina quiénes recibirán su herencia. En Argentina, el Código Civil y Comercial fija reglas precisas sobre los derechos del cónyuge —es decir, del marido o la esposa— en la transmisión del patrimonio.

Aun así, aunque la normativa es clara, en la práctica surgen dudas habituales: ¿el cónyuge hereda siempre?, ¿qué ocurre cuando hay hijos?, ¿cómo se distribuyen los bienes obtenidos antes del matrimonio?, ¿la pareja conviviente tiene los mismos derechos sucesorios?

Estas preguntas se repiten en estudios jurídicos, sucesiones y —cada vez más— en búsquedas online. Esta nota busca despejar esas incertidumbres.

Gananciales vs. bienes propios: la primera gran diferencia

Antes de entrar en la herencia, la ley exige dar un paso previo: se debe liquidar la sociedad conyugal. Allí aparece una distinción clave:

Bienes gananciales

• Son los adquiridos durante el matrimonio, sin importar quién los pagó o a nombre de quién están.
• Incluyen propiedades, autos, salarios, rentas o frutos de inversiones.

Bienes propios

• Son los que cada uno tenía antes de casarse.
• También, lo recibido por herencia o donación.

El dato central: la mitad de todos los bienes gananciales le pertenece automáticamente al cónyuge sobreviviente. Esa parte no se hereda, ya es suya por ley. Lo que sí entra en la sucesión es la otra mitad, la parte que correspondía al fallecido.

¿Cuánto hereda realmente la pareja?

Una vez separada la mitad de los gananciales para el cónyuge, se abre el proceso sucesorio: esa otra mitad de los gananciales y todos los bienes propios del fallecido se reparten entre los herederos forzosos.

La ley establece este orden:

1. Descendientes (hijos)
2. Ascendientes (padres)
3. Cónyuge

¿Cómo se reparte?

Si hay hijos, el cónyuge hereda en partes iguales con ellos. Ejemplo:

• Si hay dos hijos, la herencia del fallecido se divide en tres partes iguales.
• Si no hay hijos, pero sí padres, el cónyuge recibe el 50% y la otra mitad se reparte entre los ascendientes.
• Si no hay ni hijos ni padres, el cónyuge hereda todo.

Además, la ley permite que el cónyuge acepte la herencia con beneficio de inventario. Esto evita que deba responder con su patrimonio personal si el fallecido tenía deudas.

Derecho a seguir viviendo en la casa

La normativa argentina protege especialmente la vivienda familiar. Si la propiedad estaba a nombre del fallecido o forma parte de la sucesión, el cónyuge tiene derecho real de habitación.

En términos simples: puede seguir viviendo allí de por vida, sin pagar alquiler, siempre que no vuelva a casarse o forme una nueva unión convivencial registrada. Este derecho es independiente de la titularidad de la propiedad.

¿Y si eran pareja, pero no estaban casados?

• Error común: creer que la convivencia otorga derecho a heredar.
• La realidad: las parejas convivientes no heredan por ley.

Pueden acceder a otras protecciones (como compensación económica o continuidad en el uso de la vivienda si hay acuerdo o inscripción de unión convivencial), pero no tienen derecho automático a la herencia.

Si quien fallece quiere dejar bienes a su pareja conviviente, debe hacerlo mediante testamento o asignando la parte disponible del patrimonio (la ley impide afectar la porción destinada a herederos forzosos).

Lo que recomiendan los abogados para evitar conflictos

1. Hacer inventario de bienes apenas se inicia la sucesión para distinguir gananciales de propios.
2. Dejar acuerdos escritos en el caso de parejas convivientes.
3. Buscar asesoramiento profesional cuando hay bienes indivisibles (como una casa).
4. Solicitar beneficio de inventario si existen dudas sobre deudas del fallecido.

Herencia y pareja: lo que muchos descubren cuando es demasiado tarde

En Argentina, la pareja —si está casada— no recibe la herencia por "afecto", sino por mandato legal. El cónyuge siempre queda protegido: retiene la mitad de los bienes gananciales y, además, puede heredar parte del resto. La ley también le garantiza el derecho a permanecer en el hogar familiar.

Convivir, en cambio, no otorga derechos a la herencia: la única forma de proteger a la pareja conviviente es planificar y dejar constancia de esa voluntad. La sucesión no es solo un trámite jurídico; también es un proceso emocional que se atraviesa en un momento de vulnerabilidad. Conocer estas reglas ayuda a transitar la herencia con menos incertidumbre y más claridad.