Estafa financiera de Round Capital: más de 50 inversores denuncian pérdidas por 25 millones de dólares
La trama que rodea a Round Capital se amplía día a día: más de 50 ahorristas denuncian haber perdido sus inversiones en manos del financista Christian Silbergleit, un empresario con trayectoria en el mercado bursátil que luego diversificó sus negocios hacia desarrollos inmobiliarios, gastronomía y tecnología.
El cálculo preliminar del perjuicio supera los 25 millones de dólares, aunque los investigadores creen que la cifra final podría ser aún mayor.
La causa penal, radicada en el Juzgado Criminal y Correccional N.º 56, con intervención de la Fiscalía N.º 61 de la Ciudad de Buenos Aires, avanza en paralelo a la aparición constante de nuevos damnificados, muchos de ellos pequeños ahorristas que confiaron en el esquema de inversiones que ofrecía el empresario.
Un empresario en expansión
La carrera de Silbergleit comenzó en el mundo financiero. Abrió su propia sociedad de bolsa, fue accionista del Mercado Federal de Valores y creó una red de consultoras que operaban bajo el paraguas de Round Capital, la firma que se presentaba como la casa matriz de todos sus negocios.
Con esa estructura se expandió hacia distintos rubros: participó en obras, lanzó vinos, incursionó en la gastronomía -con marcas como La Birrería, Vico Wine Bar, Kike Café en el Malba, Antro Restaurante, Glorias, y Pausa, en la Facultad de Arquitectura- y realizó inversiones en tecnología.
En el sector inmobiliario impulsó dos desarrollos emblemáticos, que serían los responsables de la caída en picada: uno es el Signature by the Sea, en Punta del Este, y el otro, el Conectia Network Living, en la calle Salta al 1100. Este último fue promovido como el primer edificio tokenizado de la Argentina, pero quedó paralizado; el de Punta del Este, donde Round Capital tenía alrededor del 30%, involucra a la constructora CRIBA.
La promesa de inversiones seguras
A los ahorristas, Round Capital les ofrecía la posibilidad de participar en proyectos de la economía real. El perfil de Silbergleit contribuía a reforzar la confianza. Pero el esquema se desmoronó cuando dejó de pagar los intereses prometidos.
Diego Cossalter, uno de los damnificados, explicó a Clarín cómo funcionaba el mecanismo: "Simple, él recibía dinero blanco que le dábamos para distintas inversiones a cambio de intereses de alrededor del 12 por ciento anual. Todos los meses, algunos, cada quince días otros, retirábamos un dinero, hasta que de un día para el otro se cortó sin ninguna explicación".
Junto con su esposa Flavia Mina y un familiar, Cossalter afirma haber perdido cerca de un millón de dólares.
Una estafa de 25 millones de dólares y una denuncia que crece semana a semana
La presentación penal contra Christian Silbergleit y su hermano Miguel comenzó con 28 damnificados que aportaron pruebas por un perjuicio de 11 millones de dólares, aunque el universo de afectados es mucho mayor.
"Los 28 estafados que aparecen en la denuncia penal fueron engañados con el mismo modus operandi: captar fondos mediante un contrato de mutuo suscripto mediante una empresa llamada Autoleasing", detalla el abogado Alfredo Soares Gache al mismo medio, representante de los inversores.
Su colega, Guillermo Soares Gache, suma otra descripción contundente. "Es muy grave lo que sucedió: 25 millones de dólares es una fortuna y es la plata de inversores que no recuperaron su capital. Silbergleit manejaba el dinero de todos esos inversores y hacía negocios propios con esos montos. Pero nunca rindió cuentas y desapareció de un día para el otro".
Los abogados también advierten que el empresario habría intentado proteger su patrimonio mediante sociedades y posibles testaferros. "Por otro lado, todos sus bienes, que son muchos e importantes, no están a su nombre. No sabemos, pero hay sociedades y es posible que haya testaferros", explica Alfredo Soares Gache.
Oficinas vaciadas y un esquema Ponzi en la mira
El empresario tenía una oficina en Puerto Madero y un piso en 25 de Mayo, lugares a los que los ahorristas acudían para cobrar sus intereses. Ambas direcciones fueron vaciadas repentinamente semanas atrás.
La denuncia lo acusa de haber montado un esquema Ponzi, en el que los pagos a los primeros inversores se realizaban con los fondos que aportaban los nuevos. El expediente es tajante: "Se trata de una estafa típica, dado que existió un ardid deliberado que indujo a error a las víctimas, quienes dispusieron de su patrimonio en perjuicio propio". Y concluye: "Su conducta (la de Silbergleit) puede subsumirse en la figura de administración fraudulenta, dado que abusó de la confianza y disposición de bienes ajenos para fines distintos a los comprometidos".