La ingeniería es en la actualidad una de las carreras académicas más versátiles en términos de ramas de formación profesional, al tiempo que se perfila como un área cuya demanda de especialistas ha experimentado un crecimiento sustancial durante los últimos períodos.

No obstante, y aún considerando este notable incremento, la magnitud de la demanda no se encuentra en la actualidad compensada por un número equitativo de profesionales recibidos en el rubro.

Configurándose como uno de los sectores más particulares y solicitados del mercado, y en relación con el contexto socio-económico regional, la búsqueda de perfiles en el área se ha vuelto también más amplia y más compleja si la comparamos con años anteriores.

Un fenómeno que influyó sin duda en la asimetría de la relación oferta-demanda, es la baja estadística de profesionales recibidos de la carrera de Ingeniería durante la década de los 90.

Este vacío, que debe colmar la nueva generación de especialistas en formación, tiene como contrapartida un significativo número de puestos técnicos vacantes.

En este sentido, y a diferencia de otras labores en que la capacitación puede absorberse con mayor inmediatez, para el área de ingeniería es excluyente que aquellos que apliquen a una posición manejen los conocimientos técnicos indispensables para la realización de sus tareas.

De modo que, una primera tendencia que puede apreciarse en el área de Ingeniería es aquella que demanda saberes específicos y técnicos; conocimientos privativos de aquellos que han accedido a una extensa formación académica y profesional.

No obstante, una segunda tendencia ha demostrado que los tecnicismos no son la única necesidad para el desarrollo productivo. Dado que muchos ingenieros deben desplazar momentáneamente sus labores específicas hacia un rol de management, desarrollo de negocios y relacionamiento con clientes o proveedores, es habitual observar que las empresas demanden habilidades comunicativas; aún ciñéndose el candidato al área de Ingeniería.

Esto quiere decir que, cada vez más, los profesionales deben poder cotejar sus habilidades comportamentales con sus conocimientos técnicos adquiridos, de manera que su perfil se configure como un todo completo y a la altura de las exigencias del mercado.

En cuanto a los sectores más demandados, la industria automotriz o autopartista, de construcción civil, en conjunto con segmentos de alta remuneración como el sector petroquímico o el rubro farmacéutico, presentan hoy en día una oportunidad laboral más que interesante para los postulantes disponibles.

En la medida en que los perfiles técnicos de ingenieros químicos, eléctricos y mecánicos interactúen cada vez más estrechamente con las habilidades comportamentales que el mercado demanda, estarán en condiciones de proyectar un futuro profesional cuya riqueza y diversidad prometen continuar ampliándose en forma progresiva.