"Medialunas del Abuelo" o cómo triunfar con un monoproducto

José Marí­a Sánchez abrió en plena crisis un modesto local para vender sólo medialunas. Hoy, factura $35 M y tiene una cifra récord de 140 franquicias en capital y provincia
Por iProfesional
MANAGEMENT - 07 de Noviembre, 2005

Mañana tras mañana, del otro lado del mostrador de La Bombonerie, su tí­pica panaderí­a de barrio, en Mataderos, José Sánchez (46) no podí­a sacarse de la cabeza la idea de "hacer innovaciones en un negocio tradicional", según cuenta él mismo a infobaeprofesional.com, durante un break del Foro de Emprendedores organizado por Junior Achievement donde más de 700 jóvenes siguieron con atención el desarrollo de una de las grandes "pegadas" comerciales de los últimos años. "Es que la empresa ha tenido un crecimiento muy rápido, nuestra marca se ha metido en el corazón de la gente. Ha sido un caso muy atí­pico y reviste interés", reconoce.

Innovación ante todo"Siempre estaba probando alguna transgresión al tí­pico producto de panaderí­a", revela Sánchez. Entre esas transgresiones, las más importantes fueron la producción de pan para panchos a nivel industrial bajo la marca Rijos, que aún sigue en plaza,  y la entrega de mercaderí­a en forma personal a sus clientes mayoristas. "Eramos la única panaderí­a de la zona que lo hací­a", recuerda. "Como nosotros producí­amos y nos tení­an mucha confianza, los dueños de las panaderí­as nos daban sus llaves, y a las cuatro de la mañana entrábamos a su negocio y le dejábamos todo listo para empezar a vender cuando llegaran. Era una forma de aportar valor -dice- con la que me iba muy bien". Medialunas para todos Si bien en La Bombonerie, las medialunas se vendí­an "muy bien" y la clientela era fiel y abundante, "habí­a que cobrarlas muy caras para subvencionar los productos menos redituables". í‰se fue el principal motivo por el que se le ocurrió "empezar a fabricar sólo medialunas. Estaba seguro de que así­ iba a poder a la vez reducir los costos y tener un producto de excelencia", define. "Igualmente, yo sabí­a que era muy alocado armar una panaderí­a con un solo producto".  Pero asegura que se basó "en la intuición: observé que se habí­a perdido eso de pasar por la panaderí­a a comprar una docena de facturas cualquier dí­a de la semana. El obrero a veces no podí­a ni los domingos. Yo querí­a que hubiera medialunas para todos en el año 2000", bromea. La idea original consistí­a en abrir locales propios, abastecerlos desde la misma fábrica de Mataderos y poder bajar el precio.  El primer local estaba en Belgrano y se inauguró con el nombre de "Las medialunas del abuelo", en homenaje a su abuelo y también a su padre, quienes ejercí­an el oficio de panaderos en sus locales de la provincia de Entre Rí­os,  a la que Sánchez dejó a los 14 años, cuando "me vine a pelear la vida solito acá,  trabajar de empleado en panaderí­as, hasta que pude ponerme la propia", memora. Para adelanteOtro de los ingredientes que hacen de "Las Medialunas..."  un interesante caso es que su fecha de apertura no podí­a ser más crí­tica: julio 2001. Sánchez da una explicación que ilustra su filosofí­a: "Yo digo que cuando todo el mundo apaga las luces, nosotros tenemos que prenderla. Hay que ir para adelante. Además, yo tení­a una convicción muy fuerte, sentí­a que podí­a con todo. Nunca se me ocurrió ponerme en stand by  hasta que aclarara", ilustra. Y los números le dieron la razón más pronto de lo que cualquiera podrí­a haber imaginado: "Cuando abrimos, mi objetivo era estar vendiendo 200 docenas de medialunas diarias en un local. Y a los quince dí­as ya estábamos vendiendo 500 docenas". Una comptencia reducida a migajasLos $ 1,49 que costaba –y todaví­a cuesta- una docena de "las del Abuelo" hizo añicos a la competencia que vendí­a el mismo producto a $ 3,50, precio promedio del mercado de entonces. No extrañó que aparecieran las crí­ticas. "Mis colegas me acusaron de atentar contra su fuente de trabajo, no fue algo agradable", admite. Pero con o sin crí­ticas, lo cierto es que desde el principio y hasta la actualidad, el negocio no ha dejado de crecer: 30 dí­as después de inaugurado el primer local, abrí­an el segundo en el microcentro, que daba comienzo al sistema de franquiciado aparentemente inagotable. "A los seis meses ya tení­amos 30 bocas, y actualmente tenemos 140 franquicias en Capital Gran Buenos Aires y Costa Atlántica. Pero en el año 2006 vamos por más en el interior", augura.En sólo cuatro años, aquella panaderí­a de barrio se ha convertido  –además de la base de operaciones de Sánchez-  en una de las tres plantas industriales que "Las Medialunas..." tiene en Mataderos. Acaban de sumar una planta de congelados en Mar del Plata. Con más de 300 empleados, la empresa ya es una pyme de importancia que en 2004 habí­a vendido la apabullante suma de 17 millones de docenas de medialunas. A $ 1,50 la docena eso significa 25.500.000 pesos. Este año, la cifra llegará a los 35 millones de pesos.Buenas y malasA la hora de señalar las "causas del éxito del negocio", Sánchez menciona que "por un lado abarcamos a todas las franjas socioeconómicas, pero lo que marcó la diferencia fue el concepto del monoproducto sobre el que desarrollé todo mi negocio. Aposté todo a la medialuna, y gané."

Pero nada es perfecto, ni Las Medialunas. Puesto a reflexionar sobre los errores, Sánchez arriesga que "tal vez el franquiciado fue muy rápido, pero la ola me llevaba, no se podí­a parar, habí­a mucha demanda. Hoy, quizás me detendrí­a un poco más a elegir a mis franquiciados, serí­a más selectivo".Florencia Bernadoufbernadou@infobae.com

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