MARCA EMPLEADORA

El liderazgo femenino como impulsor de la reputación organizacional

Las empresas cuya fuerza laboral es equilibrada en cuánto a género, son un 15% más proclives a mostrar un mejor desempeño financiero
MANAGEMENT - 28 de Septiembre, 2018

Como complemento a la visión masculina, las mujeres en altos cargos muestran habilidades como orientación a las personas, capacidad de conciliar, multitasking, liderazgo horizontal e inclusivo, enfoque en el logro de objetivos y desarrollo de proyectos, alto nivel de empatía y capacidad de encontrar soluciones.

Un análisis de McKinsey & Company demuestra que las compañías cuya fuerza laboral es equilibrada en cuanto al género, son 15% más proclives a mostrar un mejor desempeño financiero; y aquellas con más mujeres en sus juntas directivas tienden a superar a otras compañías en un 53%.

Los beneficios se extienden a la construcción de la reputación de las organizaciones, ya que la igualdad de género es uno de los asuntos relevantes para la sociedad y las acciones concretas de las compañías en favor de la misma contribuyen a elevar y consolidar su reputación.

Por ello, con más de 17 años estudiando inteligencia reputacional, Hill KnowltonStrategies Chile y GfK Adimark incorporaron en el Estudio de Reputación Corporativa 2018 nuevos atributos que miden la presencia de mujeres en altos cargos y la compatibilidad entre la vida personal y laboral.

De hecho, la encuesta "Cuando las mujeres prosperan 2017 (WhenWomenThrive)", llevada a cabo por la consultora global de recursos humanos Mercer, reveló que los salarios de las mujeres continúan siendo más bajos que los de los hombres en las mismas posiciones, manteniéndose de manera persistente una brecha salarial de género del 17% en América Latina.

Aun cuando el 64% de las organizaciones y empresas encuestadas reconocen la necesidad de una fuerza laboral más diversa, un porcentaje menor ha implementado programas de tiempo parcial, trabajos flexibles y programas de maternidad.

La representación de las mujeres en la fuerza laboral sigue siendo baja con un 39% según la mencionada encuesta, con un 31% ocupando cargos gerenciales y apenas un 16% en cargos ejecutivos.

Aun cuando nos falta un largo camino por recorrer, es necesario reconocer que la región ha mostrado avances en la reducción de desigualdades de género en el ámbito laboral y de los negocios.

La presencia de mujeres en altos cargos es evidente en diversos sectores, incluyendo al Gobierno. América Latina sobresale con seis Presidentas en ejercicio de manera simultánea y como segunda región con mayor presencia de parlamentarias.

Alianzas público–privadas de alto perfil muestran que hemos dado pasos firmes hacia la equidad de géneros. El Banco Interamericano de Desarrollo y el Foro Económico Mundial se unieron para promover el desarrollo profesional femenino, su liderazgo en la toma de decisiones y la disminución de las diferencias entre salarios.

Desde que se lanzó la Iniciativa de Paridad de Género (IPG) en Chile, por ejemplo, se han adherido más de 100 entidades y otros países como Argentina, Panamá y Perú, ya han implementado el mismo modelo.

¿Los desafíos? Las empresas y organizaciones necesitan romper estereotipos que aún existen en cuanto a la capacidad y desempeño de la mujer en cargos de relevancia.

En otro plano está el reto de la incorporación de políticas que promuevan la presencia de mujeres en cargos de liderazgo de manera sustentable, es decir, a largo plazo en su desarrollo profesional y su calidad de vida.

El llamado es a que las mujeres que están en altos cargos impulsen a las que vendrán, siendo generosas en sus aprendizajes y en la creación de ambientes de trabajo más inclusivos, y participando activamente de plataformas que empoderarlas para crecimiento profesional y personal; atributos que impactarán positivamente la percepción de los participantes interesados de las organizaciones y que finalmente son ganancia reputacional para todos.

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