En el intrincado mundo laboral, un perfil de trabajador ha emergido como una figura que provoca agitación en los pasillos de las oficinas y en las dinámicas de equipo. Este no es el empleado que se marcha en silencio, reduciendo sus esfuerzos por descontento hacia su empresa, sino más bien aquel que aparenta estar entregado a su labor sin reservas. Sin embargo, tras la apariencia de diligencia, yace una peculiaridad que ha captado la atención de los expertos en comportamiento organizacional: el "trabajador ruidoso" (loud labourer).

André Spicer, distinguido profesor de comportamiento organizacional y decano de la Bayes Escuela de Negocios, ha bautizado esta categoría laboral con el término "trabajador ruidoso". Estos individuos se destacan por poner un énfasis desmedido en exponer sus quehaceres laborales en lugar de concentrarse en llevar a cabo realmente su labor. Este peculiar fenómeno, que ha ganado notoriedad en Europa y más allá, está levantando cejas y generando discusión en la esfera laboral.

Uno de los arquetipos más sonados de este perfil es el caso de un hombre que, trabajando a distancia, ha logrado teletrabajar en tres empleos de jornada completa y generar una asombrosa suma de 315.500 euros anuales. Su argumento es simple pero directo: "Si hago el trabajo, he ganado mi sueldo". Sin embargo, detrás de esta aparente determinación, el término "trabajador ruidoso" adquiere un nuevo matiz.

La experta en liderazgo y entornos de trabajo, Nicole Price, señala que estos "trabajadores ruidosos" pueden sentir un anhelo por la atención y tienden a exagerar sus logros, incluso cuando sus acciones no merecen una consideración excepcional. Monster.com, un influyente portal de empleos, destaca que estos individuos emplean diversas tácticas de autopromoción, ocupando más tiempo en hablar sobre sus proyectos y planes futuros que en efectivamente cumplir sus responsabilidades.

El fenómeno del "trabajador ruidoso" no es una novedad

Según Spicer, en un análisis publicado en The Guardian, incluso comportamientos como gemir, gruñir o suspirar durante una tarea han sido interpretados por los psicólogos como indicativos de un esfuerzo considerable y una búsqueda de reconocimiento. En ese sentido, el ansia de visibilidad y recompensa no es un concepto ajeno al ámbito laboral.

Identificar a un "trabajador ruidoso" es un desafío que exige una mirada perspicaz. Price ofrece dos claves para discernirlos: la falta de producción tangible y su tendencia a hablar de manera excesiva sobre sus actividades laborales. Estos individuos se convierten en actores activos en las redes sociales profesionales, donde divulgan sus supuestos logros y actividades.

El "trabajador ruidoso" una figura que provoca agitación en los pasillos de las oficinas y en las dinámicas de equipo

Vicki Salemi, una experta en carreras de Monster.com, establece una distinción crucial entre alguien que confiadamente destaca su labor y un auténtico "trabajador ruidoso". Mientras el primero escoge cuándo hablar para realzar sus logros, el segundo parece anhelar la atención constante y a menudo infla logros que carecen de sustancia.

Aunque el teletrabajo ha sido un terreno fértil para muchas empresas, algunas están requiriendo el regreso a la oficina. Los defensores de esta transición arguyen que el "trabajador ruidoso" es un producto de la inseguridad personal, una necesidad de validación externa en lugar de hallar satisfacción intrínseca en el trabajo. Price advierte que esto puede llevar a un enfoque excesivo en la autopromoción para obtener las recompensas y elogios que no llegan de superiores o colegas.

Este comportamiento no es inofensivo

Las investigaciones sugieren que el énfasis excesivo en la autopromoción puede minar la cohesión del equipo. Un estudio reciente de 2021 concluyó que la cultura de autopromoción puede disminuir la unidad entre los miembros del equipo. Los "trabajadores ruidosos" pueden fomentar un ambiente en el cual la visibilidad y la autopromoción eclipsan los resultados reales, desalentando a aquellos empleados que prefieren una aproximación más modesta.

Una encuesta realizada por LinkedIn Australia refleja este sentimiento: el "trabajador ruidoso" encabeza la lista de los menos apreciados, dejando atrás al empleado que se retira en silencio. Estos hallazgos ilustran cómo la intrincada dinámica de la autopromoción puede afectar la percepción del equipo.

Price sostiene que este comportamiento persiste porque, en algún momento, ha sido validado por los líderes. Ella enfatiza la necesidad de que los líderes valoren las contribuciones de aquellos que no buscan llamar la atención. Un enfoque más equilibrado, donde el rendimiento real sea evaluado más allá del ruido de la autopromoción, podría ser el camino a seguir para cultivar un ambiente colaborativo en lugar de competitivo.