• 18/11/2025

Sentirte un fraude pese al éxito tiene nombre y muchos emprendedores lo padecen

Muchos emprendedores exitosos sufren el síndrome del impostor, una trampa mental que debilita el liderazgo y afecta la salud emocional
10/07/2025 - 10:41hs
Sentirte un fraude pese al éxito tiene nombre y muchos emprendedores lo padecen

Muchos emprendedores, incluso con empresas exitosas, sienten que no merecen sus logros. Esta sensación tiene nombre: síndrome del impostor. Se trata de un fenómeno psicológico que impide a las personas reconocer sus méritos y les hace temer que, tarde o temprano, otros descubran que en realidad no están a las alturas.

Aunque no se considera un trastorno mental, sus efectos pueden afectar la salud emocional y el liderazgo.

Un mal que prospera entre fundadores y líderes jóvenes

El síndrome del impostor afecta con frecuencia a fundadores de startups, ejecutivos en etapas iniciales de su carrera, mujeres en posiciones de liderazgo y profesionales del sector tecnológico.

En el universo emprendedor, donde se espera seguridad constante y la visibilidad es alta, se crea un terreno propicio para que esta sensación prospere. Las redes sociales y la presión por mostrar logros inmediatos refuerzan la idea de estar fingiendo un rol que no se ha ganado. Lejos de desaparecer con los logros, el síndrome puede intensificarse cuando la visibilidad del proyecto crece.

Fundadores que cierran rondas millonarias o aparecen en medios, a menudo relatan sentirse aún menos merecedores del reconocimiento. Esto genera una desconexión entre lo que el entorno percibe y lo que realmente se vive internamente.

A diferencia de la autocrítica sana o la modestia, el síndrome del impostor es una forma persistente de autoengaño negativo. Quien lo padece no cree que su éxito sea fruto de su esfuerzo o talento, sino de factores externos como la suerte, el azar o una ayuda inesperada.

Cómo enfrentarlo desde el mundo emprendedor

Nombrar el problema

El primer paso es identificar el fenómeno. Saber que existe y reconocerlo ayuda a restarle poder. Compartir experiencias con otros emprendedores o participar de comunidades puede aliviar la sensación de aislamiento.

Documentar logros y avances

Llevar un registro de logros, objetivos cumplidos y feedback positivo permite reconstruir la percepción propia cuando surgen dudas. Este ejercicio es útil para ganar perspectiva y fortalecer el liderazgo.

Buscar acompañamiento profesional

La terapia cognitivo-conductual y el coaching pueden ayudar a reconfigurar los pensamientos distorsionados que alimentan la inseguridad. Cada vez más emprendedores incorporan el cuidado de la salud mental como parte del negocio.

Un cambio cultural en las startups

Fomentar culturas laborales más empáticas y abiertas al error puede disminuir el impacto del síndrome del impostor. Promover el feedback constructivo, reconocer el esfuerzo y no solo el resultado, ayuda a construir entornos más sanos y sostenibles.

Lo que falta en la formación emprendedora

Los programas de incubación y aceleración rara vez abordan el costado emocional del emprender. Integrar habilidades blandas como la autogestión emocional o la autocompasión podría marcar una diferencia clave en el futuro de muchos proyectos.

El caso de las mujeres emprendedoras

Estudios muestran una mayor prevalencia del síndrome entre mujeres, especialmente en sectores masculinizados como la tecnología o las finanzas. La falta de referentes, los prejuicios y la presión extra explican en parte esta realidad. Redes de mentoreo femenino y mayor visibilidad de liderazgos diversos pueden ser parte de la solución.

Una oportunidad de liderazgo más auténtico

El síndrome del impostor no se elimina con una fórmula mágica, pero puede transformarse en una oportunidad de autoconocimiento. Reconocer la vulnerabilidad como parte del camino no debilita al emprendedor: lo hace más humano. Hablar del tema, crear comunidad y fortalecer la conciencia emocional puede cambiar el rumbo de un negocio… y de una vida.