"Puedo estar en contra de la opinión de gente que me lleva 20 años, pero le hago caso"

De chico se la pasaba en el campo, en las viñas mendocinas. De grande, tuvo la oportunidad de vivir en Inglaterra, Estados Unidos e Italia, paí­ses donde estudió economí­a, computación, administración de diseño y también historia. Hoy, Ernesto Catena, presidente de Escorihuela Gascón -la bodega en funcionamiento más antigua de la ciudad de Mendoza- se pudo dar "el lujo" de volver a sus raí­ces.Es parte de la cuarta generación de bodegueros y preside una de las empresas vitiviní­colas más prestigiosas del paí­s. Asegura que en la educación de los hijos está la clave del éxito en las empresas familiares, las que, para sobrevivir "también necesitan de mucha constancia y creatividad.""Estoy en la industria del vino porque son mis raí­ces", remarca Catena. Como su familia tiene intereses en diferentes bodegas, se fue iniciando de a poco. Empezó a los 18 años y trabajó en 30 lí­neas de vinos diferentes. Se autodefine como un "empresario no estresado, que la pasa bien y que no trabaja muchas horas". Su estilo sereno y pausado lo confirman. En diálogo con infobaeprofesional.com, Catena cuenta que es "polifacético". ¿Sus hobbies? Muchos: juega mucho al polo (deporte a partir del cual nacieron las fotos de la última campaña de Escorihuela), hace esgrima, arquerí­a y tiene una galerí­a de fotos en Palermo. Aunque está instalado junto a su familia en Buenos Aires, en primavera y verano regresa a Mendoza, provincia a la que sabe que algún dí­a volverá para quedarse. "Me gusta mucha el campo y contemplar la naturaleza", afirma Catena.-¿De qué manera aplicó y aplica todos sus conocimientos al gerenciamiento de la bodega?-Ahora estoy en un perí­odo de sí­ntesis, en el que casi exclusivamente me dedico a crear productos. Mi último tí­tulo es creador de vinos. La economí­a me sirvió para entender un concepto básico como es el de la oferta y la demanda y le puso lí­mites a mi creatividad, porque todo trabajo de diseño tiene que saber de las limitaciones y constricciones del mercado. Mi primer trabajo familiar fue hacer los sistemas de bonificación de los vendedores. En ese momento comprendí­ la importancia de los incentivos en la venta y la computación me sirvió para entender este aspecto del negocio. El diseño que estudié en Italia me enriqueció mucho porque es un enfoque muy distinto al americano. Y el estudio de la historia lo pude aplicar porque para los consumidores de vino la historia de una bodega es muy importante. Por eso tienen tanto éxito las empresas familiares en este sector. Haber podido aplica todo es una gratificación muy especial. Hoy estoy concentrado en lo que yo llamo identidad, es decir, en la generación de nuevos productos. Es una mezcla de trabajo de marketing, financiero, e incluso hasta de relaciones públicas, lo cual también es importantí­simo para el negocio.-Usted asegura que no trabaja muchas horas ¿cómo administra su tiempo para dedicarse a tantas áreas al mismo tiempo?-Tengo mucha experiencia, lo cual me ayuda a ser más sintético. Quizá al principio perdí­a mucho tiempo en cosas que después me daba cuenta que no hací­an tanta falta, como por ejemplo estudiando un mercado. Y otra cosa que hice y que me sirvió mucho fue elegir muy bien la gente con la que trabajo. Las personas que están en mi equipo en Buenos Aires son todas muy pujantes, muy creativas y autosuficientes, lo que me permite economizar mucho el tiempo. A la gente que trabaja en Mendoza la heredé. Al ser bodegas muy antiguas, esta gente hace su trabajo desde hace mucho tiempo. En este caso no me meto mucho, porque si lo hiciera no serí­a del todo bueno para el producto.-Como empresa tradicional y familiar ¿les resulta difí­cil estar constantemente adaptándose a los nuevos escenarios?-Para la adaptación ayuda que haya más de una generación trabajando. En el caso de Escorihuela, en un momento éramos tres generaciones. Mi abuelo estaba en la viña, mi padre en la parte gerencial y yo en la creativa. Y cada uno aportaba desde su lugar. Mi abuelo mantení­a los valores tradicionales, yo traí­a cosas nuevas y mi padre era un intermedio. En una empresa familiar es muy positivo que cada generación aporte un poco. La bodega llegó a nuestras manos y lo que hicimos fue modernizar la elaboración y profesionalizar la parte de ventas. Le dimos como un renacimiento y para adaptarnos estamos trayendo un nuevo know how.-¿Presidir una bodega que tiene una carga histórica tan importante representa una responsabilidad mayor?-Es muy lindo el traspaso del conocimiento y que haya un legado. Lo negativo es que es difí­cil independizarse o proyectar la imagen propia. Muchas veces hablan de mi padre, y yo pido que hablen conmigo y no con mi padre a través mí­o. Estas cosas hacen que a uno a veces le resulte más difí­cil proyectar su identidad. Pero por otro lado te ayuda mucho porque uno ya tiene una importantí­sima carta de presentación hacia los clientes y hacia toda la red de intermediarios. Tengo mis dudas respecto a lo que ocurre a nivel interno de la bodega porque la existencia de más de un jefe muchas veces dificulta ya que quienes trabajan con nosotros, cuando mi padre y yo damos opiniones opuestas, no saben a quien responder y esto incluso puede trabar el funcionamiento de la empresa.-¿Cómo es el ví­nculo entre los empleados "históricos" de la bodega y la gente joven que está ingresando? -No me gusta hablar de empleados. A la gente que trabaja conmigo la considero socia, porque hay una co-dependencia en nuestro futuro económico. Todos aportamos a un equipo. Es muy común que la gente que trabaja con nosotros lo haga durante toda su vida. Van entrando por grupos generacionales. La gente joven por lo general se cree mejor que los viejos, pero en el fondo los respeta porque saben que ellos tienen muchí­sima experiencia. Los escuchan, pueden cacarear mucho pero al final les hacen caso. Y con razón. Yo hago eso. Puedo estar en contra de la opinión de gente que me lleva 20 años, pero les hago caso. La idea del negocio y de qué es lo que hay que hacer casi siempre es diferente. Y generalmente entre las diferentes generaciones hay un compromiso, y en el fondo consenso sobre qué es lo que hay que hacer en las bodegas. Tengo muchí­simo respeto por la gente mayor, lo que a veces incluso puede ser un defecto. Cuando propongo algo y hay una resistencia grande por parte de alguien, espero que esa persona se retire y ahí­ hago lo que quiero (risas).-¿Qué particularidades ve en la gente joven? -La gente nueva que empieza en una empresa siempre comete errores y esta es la única forma que tiene para aprender. Hay que dejarlos que prueben, se equivoquen y que sea lo más rápido y con el menor costo posible. El principal problema de la gente joven es cuando cree que sabe todo. Primero hay que dejar que entiendan que no saben todo, y para que se den cuenta primero tenes que dejar que se equivoquen. Cometen una cantidad de errores mucho más grande que aquellos que tienen mayor humildad, pero por otro lado, una persona muy humilde nunca se va a animar a experimentar cosas propias ni va a aprender. Hay que encontrar un punto medio, lo cual es dificilí­simo. Valoro a la gente joven que tiene mucha fuerza, que se quiere llevar el mundo por delante. Esto es fantástico. Y esta gente es tan buena que estoy dispuesto a pagar por sus errores hasta que aprenda porque se que cuando aprenda va a ser muy efectiva.-¿Cómo manejan la toma de decisiones a nivel familiar?-Hay mucha charla. Es una tarea de convencimiento constante. Generalmente no coincidimos en las opiniones, hay disidencia y tenemos que llegar a un consenso. A veces hay como trampas, uno trata de hacer algo diferente sin que se enteren los otros. Y en las decisiones difí­ciles es fundamental llegar a un consenso. Creo que cuando tenés una idea de la que estas muy convencido tenés que pelear e insistir hasta que conseguí­s hacerla. En mi caso, cuando es así­ habilito a que lo hagan, siempre y cuando me hayan demostrado su seguridad en el proyecto.-Además de presidir Escorihuela, tiene sus propias bodegas "boutique" y emprendimientos como el Che Wine Bar ¿qué lo llevó a tener otros proyectos en paralelo?-Los pequeños negocios sirven como experimento, donde se pueden hacer un montón de cosas que quizás en una empresa más grande no se podrí­a porque equivocarse, por ejemplo, serí­a mucho más costoso. Estos emprendimientos me sirven para sacarme las ganas y aprender muchí­simo. Lo que no puedo hacer en una compañí­a antigua, lo hago en ellos. Y también sirve para hacer cosas no tradicionales, como ponerle de nombre Animal a un vino.-Las empresas familiares por lo general son más conservadoras…-Siempre hay resistencia a los cambios. Para que salga algo nuevo tiene que ser una idea genial. Y esto es bueno porque así­ salen sólo cosas geniales. Podrí­a ser carí­simo e incluso peligroso para una empresa, sobre todo para las más grandes, si todas las ideas se llevan a cabo. Hay resistencia y es bueno que eso pase. También sucede que por esta resistencia las compañí­as se pierden algunas buenas oportunidades, este es el costo que pagan. Pero creo que medio en costo beneficio me parece que esa resistencia vale la pena.-¿Qué aptitudes tiene que tener una persona para trabajar al lado de Ernesto Catena?-Primero tiene que ser gente buena y honesta. Me he dado cuenta que la gente buena transmite esa bondad y que nuestros clientes eso lo aprecian. Después busco gente que sea creativa, porque las únicas ideas que sirven son las que no están en el mercado. En tercer lugar que tenga experiencia, que se haya equivocado en otras empresas. Su formación va a ser más barata (risas). En cuarto lugar, que tenga salud y que en lo posible no tenga problemas personales. La formación académica la pongo en último lugar. Si quiero alguien para el área de marketing no necesito que haya estudiado, pero sí­ que sea creativo. Esto es para las áreas de ventas y marketing. La producción del vino es otro mundo. En este caso tiene que ser una persona muy trabajadora, tranquila, paciente y a la que le guste y pueda vivir en el campo. Son muy diferentes las cualidades que busco en la producción de vinos que en las ventas. Y en ambos casos saber trabajar en equipo y saber negociar dentro de la empresa. -¿Es muy importante la habilidad de saber negociar a nivel interno?-Si. Es más importante saber hacerlo adentro que afuera porque si te creas enemigos dentro de la empresa sonaste. Nadie te va a ayudar ni va a cooperar, ni nada de lo que hagas te va a salir bien. La gente que es muy egoí­sta o que no sabe transar, como se dice en Buenos Aires, está frita. Una persona que tiene muchos amigos, es alguien que sabe negociar y ganarse el afecto de la gente. Esta es una persona interesante para trabajar, que no es necesariamente una persona buena sino que sabe negociar. Dentro de la compañí­a se da una negociación constante donde cada uno aporta y recibe.-¿Quiénes fueron las personas que más lo marcaron a lo largo de su carrera en la industria del vino?-Manuel Mas, presidente de Finca La Anita. Observándolo aprendí­ lo importante que es en este sector tener un trato muy personal con todo el mundo. Mi padre me enseñó mucho de estrategia. El es una persona muy intelectual, muy teórica. De mi abuelo heredé el amor por la naturaleza, él era una persona muy apegada al campo. Estoy en la industria del vino porque son mis raí­ces, y me siento muy apegado a mis raí­ces. Y me pude dar el lujo de volver a mis raí­ces.-¿Qué les dirí­a a las nuevas generaciones que se están incorporando al mercado laboral?-Les dirí­a que traten de ser personas interesantes, porque esto se va a reflejar en todo lo que hagan. Que le presten atención y potencien su lado más interesante porque esto es lo que les va a permitir producir algo original, lo cual es la mejor fórmula para el éxito. Y además, lo que hagan interesante lo van a hacer con más entusiasmo, y esto se traduce en el producto y en el servicio. Que sean auténticos e interesantes.Cecilia Novoa© infobaeprofesional.com