Sepa cuáles son las extravagancias de los multimillonarios
Los caprichos de los ricos y famosos siempre fueron la materia prima para David Escamilla, periodista que recopiló en un libro algunas de estas extravagancias derrochadoras reflejo de que una abultada cuenta corriente no siempre es sinónimo de buen gusto.
En el texto "Anécdotas de millonarios", se ofrece una selección de las excentricidades que, según deja entrever el autor, podrían servir también para publicar una enciclopedia del malgasto, en el que la mediática París Hilton, ocuparía un lugar de honor.
Lugar de honor para París Hilton Más allá de su afición al "dolce far niente" -y por las fiestas, donde en una ocasión perdió su suculenta agenda, repleta de famosos que vieron luego sus teléfonos colgados en Internet-, la biznieta del fundador de la cadena Hilton destaca por su adoración por los animales. Un cariño que le llevó a pagar una suma extraordinaria para comprar un trozo de tierra junto al nicho de Marilyn Monroe para enterrar... a su cabra.
Otra conocida compradora compulsiva es Victoria Adams, alias la Spice Posh, o conocida también como señora Beckham tras su matrimonio con el ahora jugador del Milan. Escamilla relata cómo esta mujer es capaz de gastarse en una tarde de aburrimiento 350.000 euros en ropa y algunos complementos: veinte pares de zapatos Dolce&Gabana, doce pares de gafas Versace o un reloj Rolex.
En tanto, el recientemente fallecido rey del pop Michael Jackson fue indudablemente un genio de la música, pero según explica el autor del libro, la sobriedad no estaba entre sus virtudes.
Muchos hubieran pagado por haber paseado por su rancho de Neverland en sus momentos de esplendor, donde las momias egipcias, de las que poseía varias, se mezclaban con las estatuas de piedra de los personajes más populares de Walt Disney que decoraban los jardines, combinadas con escenas de la Biblia.
David Escamilla no se olvida en esta recopilación del derroche abusivo del productor Aaron Spelling (1923-2006) -alma mater de series míticas como Los ángeles de Charlie o Dinastía- y propietario de una de las mansiones más increíbles de Beverly Hills, un lugar donde precisamente hay muchas viviendas increíbles.
La mansión de Spelling tenía 123 habitaciones, una bolera, una pista de patinaje sobre hielo, un jardín de rosas en el techo del garaje y dos habitaciones exclusivamente destinadas a envolver regalos.
Los ricos también son tacaños El libro también incluye un apartado para los que, a pesar de sus inmensas fortunas, vivían mirando cada centavo que gastaban.
Tal es el caso del magnate del petróleo Jean Paul Getty (1892-1976), uno de los primeros en superar los 1.000 millones de euros en su fortuna, pero que instaló teléfonos con monedas en su propia casa para las visitas.
Inevitablemente, el lujo asiático tenía que contar con un capítulo propio, y con un protagonista en particular, al príncipe de Brunei, que desde hace una década mantiene un litigio judicial con su padre y hermano, por una cantidad de dinero apropiada de forma supuestamente indebida por unos u$s14.800 millones, señaló el autor.
En defensa del príncipe, su abogado ofrece un argumento demoledor: "El príncipe ha disfrutado de una riqueza inimaginable, toda su vida. ¿Ahora va a tener que tomar el autobús?".
Si en vida hay ricos maniáticos, con el deceso hay quienes no se quedan atrás.
Están los que quieren que sus cenizas vuelen en el espacio, el típico que deja su fortuna al perro o quien la lega a su viuda, siempre y cuando se vuelva a casar, como dejó en su testamento el poeta alemán Heinrich Heine (1797-1856). "Al menos así habrá un hombre al que le pese mi muerte", expresó como voluntad, según informó EFE.