Estos fueron los avatares y desencuentros de la nueva YPF "nacional y popular"

Argentina tiene el tercer reservorio de gas no convencional del mundo. Sin embargo, no ha sido motivo suficiente para que se den desembolsos a gran escala
Por Patricio Eleisegui
NEGOCIOS - 16 de Abril, 2013

Se cumplió un año de la decisión del kirchnerismo de colocar bajo su control el 51% de las acciones que la petrolera española Repsol poseía en YPF.

Pasaron ya doce meses y el prometido "despegue" de la compañía nacionalizada sigue siendo una preocupante cuenta pendiente.

De la batería de iniciativas y promesas comunicadas por el Ejecutivo al momento de concretar la expropiación, prácticamente ninguna ha sido cumplimentada hasta el presente.

Y, lo que resulta más preocupante aún, es la caída en las expectativas que se habían generado en torno de Vaca Muerta, la "joya" de YPF, tercer reservorio de gas no convencional a nivel global.

Con este yacimiento se pensaba que rápidamente iban a llover las inversiones y que la petrolera iba a recobrar protagonismo a nivel mundial, algo que -al menos por ahora- no ha sucedido.

Vaca Muerta continúa sin ser explotada a gran escala. Y las empresas con presencia internacional, que hasta el momento mostraron interés por los recursos patagónicos, nunca superaron la instancia de la simple "carta de intención".

Así, el dinero a gran escala que iban a aportar los "socios estratégicos" para apuntalar la recuperación de la petrolera sigue haciéndose esperar.

Por diversos motivos, los convenios suscriptos con Chevron, Bridas y Dow Chemical para explotar el yacimiento se mantienen sin novedades relevantes y, hasta ahora, no han aparecido los u$s4.000 millones iniciales que estaban en juego.

Por el lado de Chevron, la compañía había anticipado su intención de invertir más de u$s1.000 millones en la Patagonia. Pero, la concreción de tal promesa quedó supeditada al levantamiento del embargo que dispuso la justicia local sobre sus activos y depósitos bancarios locales.

La decisión legal tuvo su punto de partida en una causa abierta en Ecuador por daños ambientales que habría provocado la empresa Texaco que ahora es propiedad de Chevron.

En lo que hace a Bridas, la empresa que comparte capitales asiáticos y locales -en manos de Bulgheroni- la firma había manifestado su intención de concretar desembolsos por u$s1.500 millones. Hasta el momento, nada de esto se ha materializado.

Distintas voces del sector aseguraron a iProfesional que el freno responde a la falta de definiciones en el juicio que Repsol mantiene con el Estado argentino por la expropiación.

"Si bien el Gobierno le aseguró a Bridas acceso al dólar oficial para el pago de importaciones, en la petrolera prefieren esperar hasta que alguien más haga un movimiento en Vaca Muerta", comentó a este medio un experto de la actividad hidrocarburífera.

Y agregó: "El cambio permanente de las reglas de juego desalienta a las petroleras a la hora de avanzar en desembolsos a gran escala".

Otra que firmó un preacuerdo con la compañía que encabeza Miguel Galuccio es Dow Chemical, que había comunicado la posibilidad de invertir alrededor de u$s1.500 millones para, también, extraer gas no convencional.

¿En qué quedó la irrupción del capital externo promovida por el Gobierno? Hasta ahora en poco y nada.

La estatal apenas pudo conseguir algo de financiamiento recurriendo al mercado interno y tuvo a la Anses entre sus protagonistas.

A través de ese recurso, la petrolera obtuvo poco más de $8.000 millones el año pasado, y casi el 65% de las obligaciones negociables (ON) fueron compradas por la ANSES y distintas aseguradoras a las que el Gobierno "invitó" a participar.

Pauta incumplidaUna de las primeras decisiones del Gobierno tras la quita de acciones a Repsol consistió en contratar a Miguel Galuccio, un ingeniero oriundo de Paraná, Entre Ríos.

En su currículum figura el haber sido el titular de la Integrated Project Manager, unidad Schlumberger. Es decir, de la empresa de servicios y perforación más grande del mundo.

En agosto de 2012, Galuccio presentó un plan estratégico -junto a otro a cumplimentar en 100 días- que contemplaba conseguir el pleno rendimiento de Vaca Muerta en unos cinco años, con una inversión de nada menos que de u$s37.200 millones.

El 70% de esa cifra se financiaría con la caja de YPF, el 18% con emisiones de deuda y el 12% con capital extranjero, es decir, unos u$s4.464 millones. Hasta ahora, ese objetivo aparece como lejano.

Un mes después de que Galuccio presentara su plan, Juan María Garoby, director de recursos no convencionales de YPF, declaró en Houston que antes del primer trimestre de 2013, Argentina tendría un socio inversor para desarrollar los yacimientos de gas patagónicos.

Ese primer trimestre pasó y ese "novio privado" brilla por su ausencia.

"No hay nada claro en el futuro de YPF. Todos los inversores están en el ‘sí, me interesa pero...', sostuvo, Daniel Montamat, ex secretario de Energía de la Nación.

El problema, más que de actores, es del "guión" de la película. En este país hay una intervención muy fuerte del Gobierno en la actividad", agregó.

Según Montamat, "los resultados de YPF y la producción de gas siguen en caída. Pero hay algo más grave y es que se mantiene la misma política intervencionista. El Gobierno vendió muchas expectativas cuando expropió. Y hoy enfrenta una complicación: ahora no está Repsol para echarle la culpa del pobre desempeño de la firma".

Beneficios en descensoA la par de inversiones que no han llegado, la petrolera estatal cumple también su primer año de estatizada con un panorama poco claro en lo que hace a sus números internos.

Concluyó 2012 con un beneficio neto de $3.902 millones, que representaron un 12% menos que el registrado en 2011.

Asimismo -y según expuso iProfesional hace muy pocos días- la rentabilidad sobre su patrimonio cayó un 26%, mientras que la deuda neta aumentó en $1.200 millones durante el último ejercicio.

En YPF reconocen el aumento del endeudamiento, pero consideran que no ha sido tan alto si se tiene en cuenta que en 2011 -bajo la gestión de Repsol y su socio argentino Petersen- había subido $3.700 millones.

Uno de los puntos que aleja a inversores está vinculado con la falta de avances respecto de cuánto se le abonará a Repsol por las acciones expropiadas.

Para el mundo, este es un tema clave en el que el Gobierno parece mirar para otro lado.

En tanto, la cotización de la acción se encuentra muy alejada de los niveles anteriores a los de la expropiación. En febrero de 2012 los títulos tenían un precio objetivo de u$s55. Un año después, esa cifra se achicó a casi una quinta parte (12 dólares).

La producción, otra deudaMientras, Galuccio continúa abocado a su tarea de encontrar a alguien dispuesto a poner plata.

No obstante, asegura que el año pasado logró "cambiar la tendencia" y "detener el declive" de producción, lo que deja a su entender "un piso firme para iniciar una etapa de crecimiento".

Pero varios analistas consultados por este medio relativizaron los dichos del CEO de YPF.

"Se menciona un crecimiento en la extracción pero sin aclarar que la comparación se hace contra un año muy malo como fue 2011. La medición que hizo la diferencia corresponde al segundo trimestre del año, que es cuando se había producido un conflicto de gran envergadura en Santa Cruz, que frenó la explotación", sostuvo Horacio Lazarte, economista de Abeceb.com.

"Ya el último trimestre de 2012 las cifras comparativas fueron malas. La cuenca neuquina cayó 8% y esa baja representó el 80% de la caída total del país. En esa zona, YPF cerró el año con un descenso en la extracción del orden del 9%", añadió.

Consultado por las razonas de este declive, Lazarte señaló que "guarda relación directa con el agotamiento de los pozos y también con el hecho de que YPF no concretó la apertura de nuevos yacimientos".

"La situación energética es tan negativa que vamos a tener que convivir con las importaciones de combustibles por mucho tiempo. Hoy el esfuerzo de la firma está concentrado en frenar el declive. De ahí que, de lo anunciado hace un año, puede decirse que prácticamente no ha cambiado nada", concluyó.

En cuanto al peso de las importaciones -que también da cuenta del rendimiento de la petrolera estatizada- Daniel Montamat declaró que las compras de naftas al exterior crecieron más de un 50%, sólo en el primer bimestre de 2012.

A eso hay que añadir que, a causa de las inundaciones que se registraron en La Plata hace muy pocos días, en Ensenada se incendió una de las plantas de la mayor refinería de YPF, lo cual obligará a adquirir afuera un 6% más en los meses venideros.

Aumentos de precios a la orden del díaDesde abril de 2012 a estos días, y a contramano de la baja performance de la compañía, los que nunca faltaron fueron los incrementos de tarifas en los surtidores.

En un año de gestión oficial, YPF acumuló subas en sus precios del orden del 25 por ciento.

El último retoque tuvo lugar el 11 de abril, cuando la compañía concretó una suba del 10% en sus combustibles, alza que se diera en el marco del congelamiento implementado por la Secretaría de Comercio Interior un día antes.

"El aumento era algo que se venía discutiendo mucho antes de que saliera la disposición del congelamiento", argumentaron desde la empresa.

Desde la petrolera reestatizada intentan justificar el incremento señalando que la semana anterior las petroleras Oil, Shell y otras compañías del sector habían subido sus valores en ciudades del interior como Rosario y Mendoza.

Pasaron doce meses, los socios estratégicos no aparecen y las expectativas que se habían puesto en petrolera -tras su nacionalización- languidecen.

El tiempo no detiene su avance, Vaca Muerta sigue sin dar signos de vida inversora y lo único que se puede tomar como válido, al menos hasta ahora, es que los argentinos tienen que desembolsar más dinero a la hora de acercarse a una estación de servicio.

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