Una de cal y otra de arena. Si bien es cierto que el desplome de los precios internacionales del petróleo afectaron las expectativas de producción hidrocarbúfera nacional, también lo es que esta baja le dió "una ayudita" al Gobierno a finales de su mandato.

Como una consecuencia del hundimiento del crudo, las importaciones de energía se desplomaron un 58% en los primeros tres meses de 2015: pasaron de u$s2360 millones a u$s992 millones, según datos del INDEC. Esto implica que durante el primer trimestre del año muestra una menor salida de divisas: se fueron u$s284 millones, unos u$s400 millones menos que en el mismo período del año pasado.

Según informa esta mañana el diario La Nación, la marcha de la energía tiene repercusión en el resto de la economía, pero muy especialmente en la presión cambiaria. Sucede que el cepo al dólar en todas sus variantes, desde las restricciones a la compra de divisas hasta la imposibilidad de girar utilidades por parte de las empresas, fueron motivadas por la crisis energética.

Pero esta mejora en las cuentas no sólo se deba a la caída de los precios internacionales. También, señala la publicación, la demanda interna de energía ha caído, por el enfriamiento de la economía.

Por citar un ejemplo, la empresa Enarsa, la segunda entre las mayores favorecidas con subsidios estatales, después de Cammesa, redujo en 34% las compras de gas al exterior (desde Bolivia y por barco, con la modalidad del LNG), hasta poco más de u$s508 millones.

También las petroleras sacaron provecho. Las compras al exterior de naftas y gasoil cayeron 67%, de u$s441 millones a u$s145 millones.

Personas allegadas al sector energético afirmaron que, si bien esta reducción es buena para las cuentas nacionales, no lo es para el bolsillo de los argentinos "que tienen que pagar el barril de nafta por encima del promedio internacional".